Viajar con los hijos es todo un placer. Visita lugares lejanos, vivir su cultura y aprender juntos es una actividad que asegura momentos inolvidables a toda la familia. Sin embargo, hay que recordar que estos trayectos se realizan junto a personas en constante desarrollo. Desde bebé hasta adolescente o joven adulto, los padres deben recordar que en cada edad hay unos requerimientos distintos.
Estos son una serie de consejos con el fin de identificar qué puede necesitar el hijo en cada situación. Una forma de adaptarse a los cambios que se experimentan en el día a día de los más pequeños de la casa hasta alcanzar la edad adulta y aprovechar los viajes al máximo
Los primeros viajes
Viajar junto a un bebé no está prohibido, si bien hay que recordar que las necesidades de los niños en estas edades tan tempranas. Por ejemplo, la logística que se requiere para transportarlo, como por ejemplo el carrito, hace que algunas opciones como largas caminatas sean menos aconsejables. También hay que tener en cuenta que quizás en ambientes demasiado aglomerados puedan sentirse agobiados.
En cuanto al alojamiento, también hay que tener en cuenta las limitaciones de los bebés. Hoteles en lugares apartados a los que hay que llegar tras andar un largo sendero o un hospedaje con encanto en mitad del campo. Una buena opción para poder transportar al bebé durante las visitas del viaje es la de llevar una mochila que permita pasear con el pequeño colgado.
A medida que van creciendo, las opciones también lo hacen y puede ser una buena idea ir ampliando la cultura del niño a través de estos viajes. Quizás una visita a un museo junto a un bebé no tenga demasiado beneficio para él, pero hacerlo en edades preescolares y ya habiendo empezado la Primaria es una buena opción aprovechar estos trayectos para fomentar la curiosidad.
También hay que recordar que los niños pueden sentirse aburridos si se pasan todo el viaje en estos ambientes. Hay que alternar planes más divertidos con las visitas a museos y otros centros culturales. Una buena forma de conseguir esto es preguntando a los hijos qué desearían hacer durante esta estancia y buscar opciones que se amolden a este criterio.
Adolescentes y jóvenes
A medida que van creciendo los hijos, hay que hacerlos partícipes de la organización del viaje. En el caso de los adolescentes el sentimiento de rebeldía puede causar que no quieran pasar este tiempo junto a sus padres, por lo que preguntar posibles destinos o qué desearían ver incentivará sus ganas de disfrutar de estos momentos. Aunque claro, la última palabra siempre ha de tenerla los padres.
En estas edades los hijos ya tendrán conciencia de lo que existe en otras ciudades, por lo que es común que indiquen posibles monumentos que quieran ver u otros emplazamientos. Algo que incluso puede aplicarse mientras dura el viaje, un ejemplo es que durante un paseo el adolescente vea algo que le llame la atención y se cambie el plan para adaptarse o se tenga en cuenta para la salida del día siguiente.
También hay que animarlos a que se desprendan de sus pantallas. Quizás los adolescentes recurran a sus smartphones para hablar con sus amigos, negando atención a sus familiares. Una buena idea es pactar tiempos para estas actividades y al final del día permitir el uso de dispositivos.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Juegos para disfrutar de tus hijos en los viajes
– 5 juegos para amenizar un viaje con niños