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Vacaciones en familia: ¿vivimos el auge de la ‘niñofobia’?

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Cualquiera que tenga niños ha experimentado en alguna ocasión esa mirada fulminante del camarero ante la llegada a su negocio de una familia con carritos de bebé. Llevar a la prole incorporada supone a veces enfrentarse a gestos de recelo, a cierto desprecio de otros comensales e incluso a excusas por parte del servicio de que no hay mesa, aunque el local esté medio vacío.

¿Estamos viviendo un auge de la ‘niñofobia’ o simplemente se trata de satisfacer las peticiones de una parte de la población? ¿Existe discriminación o la mala educación de algunos padres y criaturas ha provocado una dudosa reputación entre el sector de la restauración y la hostelería? ¿Somos más ‘egoístas’ y aguantamos peor las ‘molestias’ que ocasionan los pequeños?

En opinión de Raúl Sánchez Flores, experto en políticas familiares, director de la Federación de Familias Numerosas en Cataluña, España y Europa, es cierto que hay una tendencia de especialización y segmentación cada vez mayor de la actividad turística y es verdad que está apareciendo algún establecimiento que es exclusivamente para adultos, donde no se permiten niños.

Establecimientos que no y que sí permiten niños

Sin embargo, opina que sobre este hecho se mezclan dos asuntos. «Primero, creo que es normal -incluso bueno- que existan establecimientos que no permitan niños; son establecimientos ideales para los padres de familia numerosa cuando quieran escaparse un fin de semana sin niños, algo muy recomendable para el matrimonio», expone Sánchez. «Eso sí, siempre que esté también la alternativa de establecimientos dirigidos y adecuados para niños«.

En ese sentido, la federación ha creado el Sello de Turismo Familiar, precisamente para certificar que un establecimiento está adaptado a las necesidades de una familia con niños. Algo que muchos prometen y no todos cumplen. Según el criterio de Raúl Sánchez, los dos tipos de establecimientos pueden convivir perfectamente y responden a las necesidades que cada uno tenga.

Segundo, y este es el asunto que le preocupa, existe un tema más cultural que es que vivimos en una sociedad donde el niño a veces se ve como algo negativo. Se percibe como una incomodidad, como algo que a nivel personal obstaculiza poder lograr otros objetivos o adquirir más recursos. Esta visión negativa de la infancia y los niños se acaba contagiando y a veces deriva en actitudes algo ‘niñofóbicas’, donde a un niño se le obliga a comportarse como un adulto cuando solo es un crío.

Europa impulsa sociedades ‘family-fiendly’

Al hilo de esta situación, Raúl explica que Europa nos lleva una gran ventaja. Afirma que se están impulsando sociedades family-friendly, donde crean una imagen positiva en la que los niños son algo necesario, una aportación fundamental para el país y que, por tanto, hay que cuidar y mimar.

Por último, no es ajeno a esta situación el problema de horarios y conciliación. Sánchez Flores reconoce que los padres llegamos con mala conciencia al fin de semana porque no hemos visto prácticamente a los niños de lunes a viernes y nos sentimos en la obligación de compensarles llevándoles a restaurantes con mayor frecuencia de lo que lo hacían nuestros padres con nosotros.

Isabel Martínez
Asesoramiento: Raúl Sánchez Flores, experto en políticas familiares, director de la Federación de Familias Numerosas en Cataluña, España y Europa

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