El verano ya está aquí y con él las tan ansiadas vacaciones que durante el curso parecían lejanas. Un tiempo en el que descansar pero que también se puede invertir en desarrollar distintas destrezas, una labor en la que también cabe la diversión. No son pocas las actividades que pueden potenciar una habilidad y que también harán pasar grandes momentos a los niños.
Un ejemplo es la lectura, una actividad que propone grandes ratos de diversión mientras desarrolla habilidades como la imaginación, la atención y que sirve en el día a día del estudiante. El verano es una ocasión perfecta para conseguir que los más pequeños se enamoren de los libros y presentar estas prácticas como una alternativa igual, o más divertida, que las demás.
Cómo organizar un programa de lectura
¿Cómo hacer que los niños conozcan los libros? Los programas de lectura pueden ser muy útiles para este fin. Estas actividades consisten en algo tan sencillo como hacer que estos amigos de papel lleguen al día a día de los más pequeños y empezar a ser atractivos, o hacer que aquellos que ya leen de forma habitual no pierdan esta costumbre en vacaciones.
Hay muchas formas de hacer que los niños se integren en un programa de lectura. El primer método es que los más pequeños se integren dentro de las actividades que organicen entidades como escuelas de verano, bibliotecas o incluso campamentos. Otra opción es la de organizar en casa estas actividades y hacer que los libros se conviertan en un elemento común dentro del verano de los hijos.
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Estos son algunos consejos para organizar un programa de lectura en verano:
– Atender a las listas de lecturas. No son pocas las recomendaciones de lectura que se ofrecen en el verano. Revisarlas y atender a aquellas para la edad de los niños en casa será un primer paso para organizar una lista de libros para empezar a organizar este programa.
– Temática. Una vez que se conoce la oferta de lectura, se puede elegir una temática para el programa. Desde aventuras espaciales hasta los caballeros medievales, apostar por uno en concreto y brindar a los niños desde cuentos hasta pequeñas novelas.
– No quedarse en la lectura. Siguiendo con el ejemplo de los caballeros medievales, se puede aprovechar el programa de lectura para acudir a un museo de historia y conocer más a fondo esta temática. De esta forma, los niños también se motivarán a seguir conociendo sobre este asunto a través de los libros.
– Si es posible, organizar el programa de lectura con otros padres. Crear un grupo con varios niños también servirá para que los pequeños puedan poner en común su experiencia con la lectura del libro que se esté realizando y al mismo tiempo se potenciará las habilidades sociales en los más pequeños.
Lo que no se debe hacer
Si bien el programa de lectura es una buena idea tanto para ofrecer una actividad a los más pequeños en verano y para hacer que se aficionen a los libros, no hay que imponer estas prácticas. Estos son algunas ideas a evitar mientras se incentiva la presencia de la lectura en vacaciones:
– Recomendar, no imponer. Permitir que sea el niño quien elija lo que quiera leer es lo recomendable. Los padres pueden aconsejar pero nunca obligar a los hijos.
– No imponer ritmos. Cada niño lee a su ritmo y tratar de imponer un ritmo para cumplir con los plazos sólo agobiará al pequeño. Hay que permitir que los hijos se relajen y se diviertan en estas páginas.
– Nunca comparar. En especial, si se ha elegido por un programa de lectura junto a otros padres, los padres no deben comparar a los más pequeños con sus amigos. Hay que incentivar la diversión y no dar la imagen de estar en una competición donde gana el que más rápido lee o quien más conceptos retiene.
Damián Montero
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