No hace falta disponer de una parcela en el campo, ni siquiera poseer una mínima terraza para disfrutar del medio ambiente. Con un poco de tierra, unas semillas, unas nociones muy básicas y mucha paciencia, creatividad y empeño, podemos cuidar nuestras plantas y enseñar a tus hijos en casa. Una estupenda oportunidad para animar a los niños a descubrir los misterios de la naturaleza.
Además, el cuidado de nuestras plantas no servirá únicamente de instrumento para el aprendizaje científico. La jardinería no es una actividad de un día sino que exige una dedicación que, aunque pequeña y sencilla, debe ser constante, por lo que tiene un alto valor educativo, además de lúdico.
Hacer responsable a cada uno de los hijos de una maceta (regarla, limpiarle las hojas, preocuparse porque reciba la luz necesaria…) será una forma práctica de iniciarles en hábitos como el orden, la responsabilidad y la constancia, al tiempo que aprenden a amar y a cuidar la Naturaleza. Si cada uno tiene su maceta o planta, de la que ha de ocuparse, pronto se dará cuenta de que no puede olvidarla si quiere que prospere. Verá que tiene que ser serio y proporcionarle los cuidados que ésta requiere cuando los necesita, no sólo cuando él se acuerda o tiene ganas.
El dueño de cada maceta no sólo será responsable de cuidarla, sino también de ponerle un nombre, pintado en el tiesto o escrito en una etiqueta adherida al tallo.
Cómo cuidar nuestras plantas: cuidados básicos de las plantas en maceta
Aunque cada especie tiene sus particularidades, todas necesitan una serie de atenciones y cuidados muy básicos, que no podemos olvidar.
– La tierra. Podemos emplear compost, una tierra ligera fácil de encontrar en las tiendas, a la que se han añadido alimentos vegetales. Diremos si lo queremos para trasplantar o para sembrar.
– Gravilla. No debe faltar al fondo de las macetas, para facilitar el drenaje de la planta. Las macetas deben tener también algún agujero en la base.
– Agua. Es muy importante que no les falte y también que no les sobre. Al comprar la planta o semillas, nos dirán sus necesidades concretas. Si no, sabremos que le falta agua al ver que la tierra está seca y, si la notamos húmeda, nos abstendremos de regarla más.
– La luz. Es fundamental para las plantas, pues les da energía para alimentarse y convertir el anhídrido carbónico en almidón y azúcar. Podemos ayudar a las nuestras girando los tiestos cada varios días, para lograr un desarrollo equilibrado.
– Abonos. Son especialmente útiles para las plantas de interior, pero su abuso puede causar la muerte de la planta y quemar las raíces. Siempre lo aplicaremos cuando la tierra está húmeda, antes de que la planta florezca, o cuando las hojas se vuelven amarillas.
Jardinera en casa: variedad y color
Los más creativos de la familia pueden empezar a cuidar las plantas por las jardineras, que aceptan cualquier variación de especies.
1. Llenar el fondo de la jardinera con una capa de unos 3 cm. de gravilla, para facilitar el drenaje.
2. Cubrir la gravilla con el compost hasta la mitad de la jardinera. Si está muy seco, debemos humedecerlo ligeramente.
3. Decidir qué plantas y en qué orden queremos plantar en la jardinera. Las más altas deben ir detrás, para que todas reciban luz.
4. Sacar con cuidado cada planta de su tiesto original, y desprender las raíces de la tierra antigua, sin dañarlas.
5. Con la pala, hacer un hoyo pequeño, en el que colocaremos la primera planta. Las raíces deben tener sitio suficiente. Hay que apretar el compost alrededor de la planta, presionando con los dedos.
6. Plantar los demás ejemplares. Los huecos que queden, los rellenaremos con compost y lo presionaremos otra vez. Terminado el trabajo, debemos regar la jardinera, sin encharcarla.
Niños curiosos: pequeños hortelanos
Los más curiosos de la casa pueden dedicarse a la investigación. Les resultará muy interesante observar paso a paso el crecimiento de las semillas, como brotan los tallos, florecen…
Necesitarán varios puñados de diferentes semillas -trigo, alfalfa, mostaza o judías, por ejemplo, o pepitas de frutas-, tarros de cristal, algunos platos hondos -mejor si son cazuelitas de barro-, bolsas de plástico transparente, algodón y pulverizador.
1. Lavar las judías y granos en agua fría. Poner cada clase en un bote de agua tibia durante 12 horas.
2. Sumergir trozos de algodón en agua fría y escurrirlos bien. Forrar los platitos con ellos.
3. Esparcir cada tipo de granos en un platito.
4. Atar las bolsas sobre los platitos, para mantener la humedad. Ponerlos en un lugar tibio y oscuro.
5. Cuando broten, quitar las bolsas y trasladar los platitos a un lugar donde haya luz. Pulverizar con agua cada día.
Equipo básico de jardineria para plantar y cuidar plantas en casa
Las herramientas son sencillas, baratas y poco peligrosas, excluyendo las tijeras y rastrillos. Además, casi todas admiten un sustituto casero.
– Pulverizador, para humedecer ligeramente las hojas de las plantas. Podemos utilizar un bote vacío de limpiacristales, después de enjuagarlo muy bien.
– Tijeras de podar. Sirven perfectamente las del pescado, si las lavamos después de usarlas.
– Cuerdas finas de varios tamaños, para sostener las ramas rebeldes o guiar el crecimiento de algunos tallos. Cualquier cordel es válido y, en su ausencia, siempre podemos recurrir al hilo o la lana.
– Guantes, para plantar o abonar. Así evitaremos la incómoda sensación de llevar tierra en las uñas. Podemos utilizar también los de fregar.
– Horquilla pequeña, para remover la tierra. Servirá perfectamente una de las pequeñas o -si sólo tenéis macetas- con un simple tenedor.
– Paleta. Es imprescindible para plantar, trasplantar y abonar. Las de jugar en la playa son perfectas para las macetas, por su tamaño. Una cuchara también nos puede servir.
– Regadera. Cuanto más largo sea el brazo y más estrecha la desembocadura, mejor. Así será posible que llegue a todos los sitios. En sustitución siempre podemos emplear la jarra del agua o una botella de plástico.
Marisol Nuevo Espín
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