En Navidad son muchas las familias que programan viajes para estar con sus seres queridos, para disfrutar del frío y de la nieve practicando deportes de invierno o para aprovechar las vacaciones visitando nuevos lugares. En especial, si viajas con niños, debes planificar bien el viaje y extremar las precauciones y medidas de seguridad.
Para ayudar a las familias a volver a casa esta Navidad sin sobresaltos, los pediatras de Atención Primaria, de la SEPEAP, te ofrecen una serie de consejos para viajeros útiles para que las vacaciones de Navidad con niños sean una experiencia agradable y sin sobresaltos.
Consejos para los desplazamientos navideños con niños y en familia
1. Planifica el viaje y coméntalo con el pediatra de los niños. En caso de viajes al extranjero puede ser necesaria algún tipo de vacuna o ser de utilidad algunas recomendaciones sobre enfermedades locales. Un niño menor de 5 años tiene más posibilidades de enfermar que un adulto en viajes de más de 30 días por la inmadurez de su sistema inmunitario.
2. Lleva la documentación sanitaria del niño, calendarios vacunales e informes médicos en caso de que el niño tenga alguna enfermedad crónica o tome algún tratamiento de manera continuada.
3. Añade un pequeño botiquín a tu equipaje con antitérmicos, suero fisiológico, sueros de rehidratación, gasas, desinfectante para heridas (povidona yodada o clorhexidina), termómetro, y protección solar con factor de protección 50, especialmente si se va a la montaña o a sitios cálidos.
Viajes en coche, tren o avión con niños
En caso de viajar en coche o tren:
– Revisa el vehículo y asegúrate de que dispone de las medidas de seguridad pasivas adecuadas para las características de los niños, tanto en peso como en altura.
– Viste con ropa cómoda, suave y suelta. Resulta útil llevar tu propia almohada, una manta, juguetes, libros, lápices y papel para entretener a los niños, así como pañales, una muda para bebés, biberón, chupete…
– Incluye bebidas y alimentos de sobra para su viaje, además de ropa de abrigo suficiente. Nunca se sabe cuándo puede caer una nevada en invierno que atrase el viaje y suprima algunas comodidades como calefacción o alimentación cercana.
En caso de que el viaje sea en avión:
– A partir de los 7 días de vida los niños pueden viajar en avión, pero es aconsejable indicarlo a la compañía aérea para poder disfrutar de algunas facilidades.
– Evita subir a un avión a un niño con otitis media, es mejor esperar hasta su resolución antes de viajar en avión.
– La leche para el bebé no se puede pasar premezclada con agua por seguridad en los aeropuertos. Puedes llevar la leche en polvo y comprar el agua después de pasar el control de policía.
– Los medicamentos líquidos como jarabes o gotas tienen que ir acompañados de la receta médica.
– Precauciones para el despegue y el aterrizaje. La variación de la presión atmosférica durante el despegue y el aterrizaje del avión pueden causar dolor de oídos, obstrucción nasal y mareo en los niños. Para amortiguar el malestar, es aconsejable tragar saliva y masticar algo. Para los bebés menores de 2 años resulta de ayuda amamantarles durante los despegues y aterrizajes o darles un chupete, agua o zumos.
– El Jet Lag es más difícil cuando el viaje se hace de oeste a este. Los síntomas más frecuentes son: cansancio, desorientación, pérdida de apetito, cambios de humor y debilidad. Los niños tienen mayor facilidad para adaptarse que los adultos. Para prevenir el jet lag se recomienda: dormir en el avión, intentar adaptarse al horario del país de destino exponiéndose a la claridad del día y descansando de noche, así como adaptar los horarios de comida de forma progresiva.
Consejos para evitar el mareo infantil en los trayectos
El mareo es un trastorno del equilibrio causado habitualmente por los viajes en barco, coche o avión, así como por las atracciones con movimiento. En este equilibrio intervienen el oído interno, la vista y el sistema osteo-muscular. Cuando se produce una contradicción entre estos sentidos, la señal que llega al cerebro es confusa y se produce el mareo. En los barcos o en los coches es más frecuente esa sensación de inestabilidad, acompañada de alteraciones digestivas y otros síntomas como bostezos, nausea, sudor frío, palidez e incluso vómitos. Esta sensación puede persistir incluso después de cesar el movimiento.
Antes de los 2 años es muy raro sentir mareo y después de los 12 años la sensibilidad va disminuyendo, aunque en algunos casos puede persistir hasta la edad adulta. Por tanto, podemos decir que es un trastorno eminentemente infantil.
Estos consejos te pueden ayudar a evitar que los niños se mareen en los viajes:
– Procura que el niño no tenga el estómago lleno. Dale bebidas y comida en poca cantidad, preferiblemente salado antes que dulce. Tampoco es aconsejable viajar con el estómago vacío.
– Mantén el vehículo bien ventilado.
– Intenta que mantenga la cabeza quieta y fijar la vista en un punto lejano exterior al vehículo.
– Evita que el niño haga alguna actividad que le obligue a fijar la vista en el interior del vehículo (leer, dibujar o manejar tablets o consolas…)
– En coche, el estilo de circulación del conductor influye mucho en el bienestar de los pasajeros. Procura no coger las curvas rápidas ni hacer cambios bruscos de velocidad.
– Viaja siempre mirando al sentido de la marcha.
– En caso de viajar en barco, avión o autocar, procura situar al niño en la parte central que es la que menos se balancea.
Marisol Nuevo Espín
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