¿Sabemos a quién se le ocurrió la genial idea de decorar un pino o un abeto y convertirlo en un árbol de Navidad? En realidad, la Navidad está plagada de historias y leyendas preciosas con las que disfrutar contando y escuchando en familia. Si rebuscamos un poquito podremos entretenernos en Navidad descubriendo el significado de los símbolos navideños.
Estamos acostumbrados a escuchar que el árbol de Navidad se pone «de toda la vida» en el puente de diciembre, aunque algunas familias para montarlo esperan al día 13. No es una mala idea porque suele ser este día, festividad de Santa Lucía, cuando por primera vez se abren los mercadillos y los puestos de Navidad de las plazas más céntricas de las ciudades. En ellos encontramos árboles de Navidad decorados para todos los gustos.
Las dos teorías del árbol de Navidad
Existen varias teorías en torno al origen del árbol de Navidad. Una de las más extendidas defiende que proviene de los celtas de la Europa central. Ellos utilizaban muchos símbolos y poco a poco impusieron costumbres que han llegado a nuestros días. Con los árboles por ejemplo solían representar a varios dioses. Uno de ellos era Frey, el dios de la fertilidad y el Sol. Los celtas celebraban su nacimiento adornando un árbol el día 25 de diciembre. A ese árbol lo llamaron Idrasil, que significa árbol del universo. La parte de arriba representaba el cielo y la de abajo el infierno.
Pero ésta no deja de ser una tradición pagana y, sin embargo, sabemos que el árbol de Navidad, por su forma triangular, recuerda a la Santísima Trinidad. ¿Desde cuándo ocurre esto? ¿Quién fue el responsable? Para averiguarlo nos tenemos que remontar al año 723 d.C.
Por aquella época, San Bonifacio, que se encontraba por Alemania predicando el Evangelio, se marchó a Roma unos días para entrevistarse con el papa Gregorio II. Cuando regresó, comprobó que los alemanes mantenían viva la tradición de celebrar el solsticio de invierno sacrificando bajo el árbol de Odín a un hombre joven. Odín es el dios de la guerra, la muerte, la sabiduría, la magia y la poesía. Esto despertó en él una ira santa que lo empujó a agarrar el hacha que uno de los celtas sostenía para cortar el famoso árbol sagrado.
Entonces el viento sopló con fuerza y el árbol de Odín cayó sobre un pino, que quedó intacto. Esto, que pareció algo mágico y misterioso se sumó a la forma geométrica del árbol, esa de la que hace un momento hablábamos. Además, el pino tiene hoja perenne, lo cual se asocia también carácter del amor que Dios profesa a los hombres. Todas estas cosas se convirtieron en la justificación perfecta de la presencia del árbol de Navidad en los hogares cristianos. Y así… hasta hoy.
Los decorados del árbol de Navidad también tienen su historia
No solo el árbol de Navidad tiene una simbología. ¿Te has preguntado alguna vez qué sentido tienen las bolas? ¿Y la estrella o las luces?
– Bolas. Las bolas de Navidad empezaron siendo manzanas. San Bonifacio las colocó en el pino que no cayó como alusiones al pecado original. Poco a poco, por cuestiones de diseño se han ido transformando y hoy los árboles se decoran con esferas o bolas de diferentes colores.
– Luces. Originariamente las luces de los árboles de Navidad eran pequeñas velas, algo así como un guiño a la luz de Cristo. ¡Menos mal que el paso del tiempo nos ha permitido sustituirlas por las famosas lucecitas led! Aunque en muchas casas las velas siguen luciendo como centros de mesa, ¡y quedan preciosas!
– Los lazos. No todos los árboles de Navidad tienen lazos. Este es un elemento decorativo que no es tan habitual como los demás, pero si no acostumbras a ponérselos al tuyo quizá cambies de idea al saber lo que significan. Los lazos de los árboles de Navidad representan el amor de las familias, el vínculo entre sus miembros y la buena convivencia. ¿Te convence el argumento?
– La estrella. Los Reyes Magos de Oriente llegaron al portal de Belén gracias a una estrella que los guió en su camino. Por eso, en la punta superior del árbol de Navidad se suele colocar una estrella. Algunas familias prefieren sustituirla por un ramito de acebo. Como todas las plantas perennes, el acebo tenía en la antigüedad un valor sagrado. De ahí que también sea típico de estas fechas.
Cuéntales a tus hijos esta historia y explícales qué significan los decorados de vuestro árbol de Navidad. Si lo habéis puesto ya y os falta alguno podéis elegir entre los que os proponemos aquel que, por su significado, os interese más. También podéis dibujarlos en familia en las tarjetas de felicitación de la Navidad. Ahora que sabéis lo que simbolizan puede ser mucho más divertido.
Elisa García
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