Cuando el mal tiempo o las medidas para evitar el contagio por coronavirus nos impiden disfrutar del aire libre y obligan a las familias a quedarse en casa, necesitamos ideas para pasar la tarde entretenidos.
Meter las manos en la masa en la cocina, realizar manualidades, dar rienda suelta a la imaginación improvisando una obra de teatro, leer o inventar cuentos, y buscar un tesoro, que es una nueva versión del escondite, pueden ser formas maravillosas de pasarlo muy bien disfrutando al calor del hogar con tu familia.
5 actividades para una tarde divertida en casa
Te proponemos estos planes:
1. Repostería. A todos gusta lo dulce, atreveros a poneros el delantal, mancharos las manos de harina y azúcar para hacer un rico pastel, magdalenas, galletas, etc. Lo que salga del horno da igual, lo importante es la experiencia en familia que aprenderá a trabajar como un verdadero equipo. Además siempre es mejor tomarse un postre casero que uno industrial cargado de azúcares añadidos.
2. Teatro casero. Seleccionad una obra sencilla y que guste a todos, repartid los papeles y disfrutad de una representación teatral con los mejores actores del mundo. El tiempo correrá más rápido de lo que crees y el aburrimiento no aparecerá por casa mientras dure esta función. Una buena opción es realizar esta actividad con guiñoles en un escenario construido a mano.
3. Manualidades. Buena opción con la que también se potenciará la motricidad fina. Construir desde cero productos que pueden usarse en el día a día y que estos lleven impresos parte de nuestra personalidad y el recuerdo de una tarde en familia son dos motivos para decantarse por esta posibilidad.
4. Buscar un tesoro. Convierte tu casa en el escenario de la búsqueda de un tesoro y llena tu hogar de pistas que guíen a los más pequeños hacia esta recompensa oculta. Una opción original que seguro divierte y crea situaciones que todos recordarán con una sonrisa en sus bocas.
5. Leer un cuento. Reunir a todos los miembros de la familia en torno a un narrador y leer uno o varios cuentos es una buena opción. Dejar volar su imaginación o hacer una pequeña representación con títeres convertirá el salón en otro mundo que poco recordará a las cuatro paredes que tan acostumbrados estamos a ver.
Damián Montero
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