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10 pasos para sobrevivir a un viaje con niños

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Llegan las vacaciones y los más afortunados os estaréis preparando para una escapada con vuestros hijos. Aunque un viaje en coche con los más pequeños no es una tarea nada fácil, viajar en avión puede acabar contigo o, por lo menos, con tu cordura.

10 consejos imprescindibles para sobrevivir a un viaje con niños

Por muy bien que se suelan portar tus hijos, estar encerrado en un espacio a doce mil metros de altura durante horas pone de malhumor a cualquiera. Pero no temas, para sobrevivir al viaje solo tienes que aplicar los siguientes consejos:

1.   Prepárales mentalmente

Ten en cuenta que los niños pequeños se enfrentan a nuevas situaciones de manera muy distinta a la nuestra. Si no están preparados, esta nueva experiencia puede tener dos consecuencias igual de temibles: provocarles rechazo o demasiada excitación. Para que estén familiarizados con el escenario al que se van a enfrentar, háblales del viaje cuando empecéis a planearlo (ojo con el tono de voz, que sea alegre pero calmado para que no le genere nerviosismo) y explícale detenidamente el control del aeropuerto.

2.   Planea estratégicamente el vuelo

Aunque algunos creen que nunca es un buen momento para viajar con niños pequeños (especialmente si son menores de cuatro años), hay momentos del día que son mucho menos arriesgados. Evita los vuelos nocturnos, mucha gente es lo suficientemente optimista como para creer que van a dormir en ellos pero tus hijos es probable que no lo consigan. Y dado que, después del cine, un avión es el peor sitio donde oír el llanto de un bebé, estos optimistas pedirán tu cabeza al primer síntoma de una rabieta.

Si tu vuelo sale a primera hora de la mañana, asegúrate de que duerman mucho y bien durante la noche anterior. Si volarais por la tarde, agotar a tu hijo durante el día con mucho sol y actividad física sí es una buena idea. En el aeropuerto, déjales que correteen en la guardería de la terminal (hay una en la primera planta de la T2 y otra en la de la T4 en Barajas). Evita las escalas, tener que estar pendiente de que no se pierdan en el aeropuerto de salida y en el de llegada es estrés suficiente. A ser posible, elige con antelación los sitios e intenta sentaros en la cola del avión. Estaréis más cerca de los baños y podrás obtener más ayuda de las azafatas.

Cómo sobrevivir a un viaje con niños

3.   Ten toda la documentación a mano y en regla

No olvides que los pasaportes de los niños caducan cada cinco años y que algunos países exigen documentación específica cuando viajas con niños. Si tus hijos son adoptados, algunos países exigen los papeles de la adopción; y si viajan con uno solo de los padres puede que necesiten autorización del otro. No es raro si tú necesitas visado que tus hijos también lo necesiten y que te cuesten lo mismo.

Y, aunque puedes imprimirla en el aeropuerto, es mejor que lleves la tarjeta de embarque impresa de casa para saltarse colas y que tus hijos se desesperen esperando. Y si puedes descargarlas en el móvil mejor, no siempre funcionan los escáneres con las pantallas pero por si acaso pierdes las impresas no te viene mal tener una «copia de seguridad». 

4.   No le pierdas en el aeropuerto

El objetivo principal es que salgas del aeropuerto con el mismo número de niños con el que entraste. Hoy en día hay mil artilugios para evitar que los hijos se pierdan (mochilas con correa, localizadores GPS adaptados para niños, etc.), pero los métodos más tradicionales de apuntar el móvil de los padres en una tarjeta enganchada con un imperdible a su ropa siguen siendo efectivas. Si tu hijo es un caso especial y temes seriamente por su seguridad, échale a un ojo a esos localizadores.

Teniendo en cuenta lo llenos que pueden llegar a estar los aeropuertos y lo fácil que es perderles de vista, si tu hijo tiene alguna condición médica seria es especialmente importante que lleven una tarjeta con su problema (enfermedad, alergia, etc.), su gravedad y qué hacer al respecto. Pero esto son solo precauciones que es aconsejable tomar, lo mejor es que consigas tener siempre a tu hijo en tu punto de mira hasta que lleguéis a vuestro destino.

5.   Sé el rey del control

Puede que te hayas encontrado alguna vez con el típico ejecutivo con su pequeña maleta de equipaje de mano y que pasa por el control como un campeón. Se mueve por el aeropuerto como si fuera su segunda casa porque «la práctica hace al maestro» y lo más seguro es que haya tenido más práctica de la que tú vas a tener nunca. Pero si piensas en todo lo que vais a necesitar y lo planeas con antelación, podrás usurparle el trono y ser el «rey del control».

Explícales varias veces a tus hijos el proceso del control y recuérdale a los más mayores que si bromean con que su padre lleva una bomba pueden llevarse un susto. Infórmate bien de las prohibiciones del control y ten todo listo para cuando llegue vuestro turno. Si tus hijos pueden andar no es raro que les pidan que se quiten los zapatos y los abrigos, así que elige zapatos sin cordones y abrigos sin muchos botones.

6.   Minimiza su malestar durante el viaje

Los cambios de presiones son molestos para los adultos, pero a los más pequeños les pueden parecer insoportables. Si son más mayores dales chicle para el aterrizaje y el despegue (o gominolas si aún no toman chicle) y a los más pequeños leche o zumo. Si son especialmente sensibles, hay unos tampones especiales que pueden aliviarles mucho. Para que no se les reseque mucho la nariz es importante mantenerles bien hidratados durante todo el viaje.

7.   Espera lo peor

Aunque no queremos pensar en ello, una explosión en el pañal, una buena vomitona o un ataque de ira son escenarios más que probables cuando vuelas con niños. No olvides meter en el equipaje una muda (para el bebé y para ti), toallitas, pañales, biberones, chupetes, tentempiés y todo lo que vayan a poder necesitar, y en abundancia. Y ojo con lo que comen, un niño con un subidón de azúcar puede ser un verdadero peligro si está encerrado en un avión.

8.   Mantenles entretenidos

Para evitar numeritos, es importante que los más pequeños no estén aburridos en ningún momento. Ten a mano libros con pegatinas, juguetes de pocas piezas, crayones (de los triangulares para que no rueden por la cabina), tablets con juegos que no necesiten conexión a internet y cualquier otra forma de entretenimiento que se te ocurra. No lleves juguetes con sonido y todos los pasajeros te lo agradecerán. No te olvides de llevar cascos que les sean cómodos por si les puedes poner una película.

9.    Enséñales cómo hay que portarse en el avión.

Nunca es demasiado pronto para enseñar buenos modales. Si crees que es demasiado pequeño para que una conversación surta efecto, prueba con el “juego del avión”. El objetivo es obtener doscientos puntos y quién los consiga se llevará un premio (asegúrate de que sea algo que les motive). No moverse del asiento a menos que tenga permiso vale 10 puntos. Jugar tranquilamente, 10 puntos. Pedir las cosas con educación a la azafata, a papá o a mamá, 10 puntos. Hablar bajo, 20 puntos. No discutir con los hermanos, 50 puntos. Y por último, no dar patadas al asiento de delante (lo que parece ser algo instintivo en todos los niños), ¡100 puntos!

10.     Ignora a los idiotas (y no seas uno de ellos)

Si viajas con niños es difícil que no te lleves una buena dosis de “miradas asesinas” por el mero hecho de subirte en el avión. Los hay que han tenido malas experiencias y los hay a los que simplemente no les gustan los niños. Evita disgustos innecesarios y haz oídos sordos si escuchas algún comentario envenenado; tú y tus hijos tenéis el mismo derecho que el resto de estar en ese avión. Pero tampoco seas de los que utilizan la edad de tus hijos como excusa e intenta que molesten lo menos posible.

Marga Wesolowski

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