La playa es uno de los lugares que mejor representan el verano. Su arena se llena de toallas y sombrillas, sus aguas de personas divirtiéndose y sus orillas permiten dar agradables paseos. Muchas familias eligen este entorno para desarrollar sus vacaciones y pasar este periodo de descanso al lado de los mares y océanos. Pero no todo es ocio en estas visitas.
Aquellas familias que visitan estas zonas deben tener claras una serie de normas antes de poner un pie en la arena. Preceptos que persiguen tanto conseguir mantener limpias las aguas y orillas de todo el litoral, y mantener la seguridad e integridad de los más pequeños. Divertirse, pero con cabeza, sin molestar a nadie y sin poner en riesgo la salud de los niños.
La playa como antes de llegar
Da mucha alegría llegar a la arena y encontrársela limpia, pero por el contrario encontrarse una playa sucia es una de las peores sensaciones del verano, y ni que decir tiene la sensación que produce residuos en el agua. Contribuye a que este entorno se mantenga pulcro. Llévate una bolsa donde ir guardando los desechos para lanzarlos a un contenedor una vez que terminéis la jornada y que nada quede en el suelo.
Algunos niños también disfrutan haciendo castillos con la arena o excavando en este medio. Antes de levantarse e irse a casa, los padres deben recordar a sus niños que estas construcciones deben derribarse para evitar caídas de viandantes despistados. Del mismo modo, los hoyos deben taparse para que nadie pueda caer en ellos.
La seguridad siempre con nosotros
Otras normas que deben quedar claras al ir a la playa son aquellas que aseguran la seguridad de los más pequeños. Empezando por aquellas que se pueden cumplir desde su llegada, como por ejemplo ponerse crema protectora. No se debe olvidar la influencia del sol en este ambiente y los niños deben evitar la influencia del astro rey en sus pieles para evitar quemaduras en sus pieles.
Por supuesto, las banderas son las que mandan. Si está verde, al agua, a disfrutar. Si es amarilla o roja mejor quedarse en la toalla haciendo alguna actividad como la lectura o algún juego de mesa. Por supuesto, si hay advertencia de que las medusas están en el agua, hay que mantenerse lejos de este medio para evitar picaduras y bajo ningún concepto tocar aquellas que sean arrojadas a la orilla por la marea.
A la hora de bañarse, los niños deben quedarse en zonas donde no les cubra el agua y no alejarse mucho de la orilla. Si los padres ven que sus hijos se alejan demasiado, deben advertirles de que regresen y que bajo ningún concepto pueden ir mar adentro con sus colchonetas, cualquier racha de viento puede arrojarlos al agua y dejarlos a merced de las olas.
Relación con el resto de personas
Las normas de un día de playa también deben tener en cuenta al resto de personas que visitan este entorno. A ellas hay que respetarlas y esto empieza por mantener un juego calmado, no hay que dejarse llevar por la emoción terminar molestando al resto de viandantes. Si se elige jugar con las palas o a la pelota, mejor acudir a zonas alejadas de las toallas para evitar golpear a otras personas.
Entre tantas personas, también es fácil perderse, por lo que los niños deben mantenerse cerca de sus padres en todo momento y no extraviarse de su vista. En caso de despistarse no deben confiar en extraños, se ha de dejar claro que tienen que acudir al socorrista para que este les ayude a encontrar a su familia.
Damián Montero
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