Estas Navidades podéis intentar elegir una buena película para ir al cine con toda la familia. Después, podéis ir a tomar una hamburguesa todos juntos, o un sandwich, bocadillo, etc., nada más acabar la sesión. O sentarse en un bar para tomar alguna bebida. Las aventuras del protagonista, sus ilusiones, etc. se convertirán en el tema de conversación y, guiados por vosotros, los hijos irán aprendiendo a tener criterio.
Nadie pone en duda que las películas de cine son un instrumento de cultura, un medio formativo, tanto para niños y adolescentes como para adultos. Pero lo mismo que ayuda a formar ciertos aspectos de la personalidad de los adolescentes, también puede llegar a ser un medio «desformativo». Así que hay que procurar aprender a ver cine porque nadie nace sabiendo ver una película. Y más ahora que con las fiestas navideñas hay más tiempo para pasar una tarde mágica delante de una enorme pantalla cinematográfica.
Ir al cine tiene un encanto especial y supone ya un cierto espíritu crítico (tienes que esforzarte por decidir la película, comprar la entrada, a veces coger un transporte público para llegar hasta la sala… ) que se pierde por completo ante el aparato de televisión y ante el mando a distancia. No es lo mismo, es algo que afirman los cinéfilos, ver una película en cine que en vídeo. No puede compararse.
Todos al cine: fomentando el pensamiento crítico
No existe una necesidad de ir al cine, pero sí una conveniencia. Al igual que es muy conveniente leer el periódico. En esta sociedad en la que vivimos son muy importantes los mensajes visuales. Quizá los padres no estén tan acostumbrados, pero los hijos, ya desde pequeños, reciben gran parte de información a través de la vista y de medios audiovisuales.
Por eso es conveniente que un adolescente vea cine. Pero es más importante aún que vea buen cine. Un chaval de esa edad necesita una educación cultural y las películas de cine suelen reflejar muy bien los ambientes, los valores, los intereses. Eso sí, bajo unos puntos de vista a veces muy equivocados.
Y de esto hay muchos ejemplos. La película La fuerza de uno muestra una serie de valores muy importantes para un adolescente: la fidelidad en la amistad, la capacidad de servicio para enseñar a los más débiles, todo lo que se refiere a la solidaridad.
Ejemplo de valores: la selección de películas
Es importante que las películas que vayan a ver nuestros hijos tengan una cantidad importante de valores: audacia, valentía, amistad, lealtad, etc. Son unos valores humanos que entran mejor por los ojos que con charlas teóricas. A veces, si no tienen amigos generosos el único modo de ver encarnado ese valor es en los personajes de un libro o en los de una película.
Al igual que los libros, las películas de cine son historias, lo que no quiere decir que ya sea de por sí buena o mala. Depende de la historia qué cuente y de cómo lo haga. Pero sí hay que saber aprovechar todo lo positivo que ofrece cuando se trata de una buena película.
Los adolescentes toman como ejemplo todo, lo bueno y lo malo, porque no suelen tener el suficiente criterio. Por eso tiene tanta importancia los héroes de la pantalla: han de tener esas cualidades que les hagan identificarse con aquellos planteamientos humanos que queremos que compartan.
Personajes, temas, conflictos… Criterios a la hora de elegir en la cartelera de cine
El chaval tomará como uno de sus puntos de referencia el modo en el que el héroe se enfrenta a los conflictos. Por ejemplo, si el protagonista se enfrenta con falta de confianza a sus padres, les grita y sólo confía sus problemas a sus amigos… ¿qué puede entender nuestro hijo?
La mayoría de las películas están hechas desde el punto de vista de los padres. Aunque no hay películas propias para adolescentes, algunas sí tienen unas características peculiares que les enganchan: cuando se sienten identificados con los protagonistas, si los personajes son de su edad, si pasan por esa situación en su casa o en el colegio… y especialmente si pueden entenderla.
Lo que no podemos intentar es que nuestro hijo o hija no vayan al cine nunca: todos sus amigos van y una buena película es como un buen libro… ¿Y quién va a prohibir a alguien que no lea un buen libro?
Los criterios de la calificación de las películas
Todo el mundo coincide en que es bueno que las películas tengan algún tipo de calificación que ayudan a discernir a los padres. Lo que ocurre es que en España esta calificación la establece la propia distribuidora. El Ministerio tiene que aprobarla, pero no suele poner ninguna traba. La conclusión es evidente: no hay que fiarse demasiado de estas calificaciones pues muchas veces están hechas con criterios comerciales.
Unos padres preocupados por la educación de sus hijos han de estar muy atentos y conocer la cartelera. Es algo bastante difícil, y para muchos probablemente imposible. Pero al menos habrá que tener a mano algún tipo de publicación fiable que reseñe estas películas y conocer las películas que claramente no deben ir a ver nuestros hijos. Y, si todo lo anterior no es factible, quizá algún amigo nuestro un poco más enterado pueda aconsejarnos de vez en cuando.
Libertad de gustos cinematográficos
Esta claro que no podemos coartar la libertad de nuestro hijo y, ante la menor duda, no dejarle salir al cine, con los consiguientes conflictos. Es mucho mejor confiar en él (sin ceder, por supuesto, en esas películas claramente «desformativas»), explicándole que hay películas que hacen daño, que hay ciertas escenas no adecuadas… Y, a la vuelta del cine, es importantísimo hablar en casa de la película.
No sólo hay problemas visuales en una película, que son los más evidentes… En películas como «Juego de lágrimas» no hay ninguna escena que hiera alguna sensibilidad, pero toda la película deja un sabor de boca amargo, por el punto de vista que adopta. Por eso hay que saber que muchas veces lo que se escribe sobre cine suele ser algo técnico, y da pie a equívocos… Por ejemplo, la película «Drácula» es técnicamente muy buena, pero quizá no muy adecuada para un adolescente.
Es muy normal que los chicos y chicas lean sobre cine. Si les proporcionamos publicaciones podremos ir ayudándoles a tener mejor criterio. Además, un chaval que sepa mucho de cine, que sepa admirar una buena película (criticando sus fallos y reconociendo sus éxitos) alcanza mucho prestigio en sus amigos y puede ayudar a sus amigos a disfrutar también del buen cine.
La familia al cine
Que vaya a ver cine toda la familia es muy interesante. De vez en cuando, claro, porque lo normal es que vaya con los amigos. Pero en ciertas ocasiones (fiestas, cumpleaños) ir juntos puede reforzar el valor educativo de la historia que vamos a ver en la pantalla. Además, si le hemos llevado al cine desde pequeño es más fácil que haya adquirido unos criterio morales y artísticos.
¿Cuantas veces puede ir al cine? Depende de la temporada de cine, porque no siempre hay buenas películas en cartel. Pero hay suficiente buen cine como para ir con frecuencia, siempre que nos documentemos a través de fuentes fiables. Quizá en Navidad, con el ambiente de fiesta, puedan ir un par de veces. Alguna temporada puede ir una vez al mes, siempre que no nos pida dinero extra sino que lo ahorre de su paga.
Ignacio Iturbe
Asesoramiento: Jesús María Mínguez. Profesor de la Escuela de Artes Visuales
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