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Antes de hacer planes de vacaciones, escucha a tus hijos

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¿Para qué son las vacaciones? Para descansar. Sí, ¿pero descansar de qué? Hay que descansar de la fatiga física y psíquica que provienen del trabajo profesional, o de no tenerlo, y del cansancio de horarios rígidos de entradas y salidas, recogidas de hijos en el colegio, en el entrenamiento, en la competición del fin de semana; de preparar desayunos y meriendas a las 7 de la mañana…

Y todo al tiempo que nos arreglamos nosotros, dando instrucciones desde la ducha, saliendo todos a punto de casa antes de las 8 para llegar al lugar de trabajo, colegio, instituto u oficina antes de la hora de entrada. ¡Es realmente agotador! Por otro lado, llegan los fines de semana y entre cuadrar los múltiples partidos de fútbol, baloncesto, voleibol o tenis a los que deben asistir algunos de nuestros hijos, parece que durante el fin de semana es casi imposible reunirse y disfrutar juntos de un rato en familia.

Planes para las vacaciones de la familia

Muchos tenemos la experiencia de que las vacaciones empiezan a disfrutarse cuando hay una planificación y preparación conjunta, donde todos colaboramos, podemos presentar nuestras necesidades y nuestras ilusiones para el tiempo estival. Sería conveniente comenzar por organizar el tiempo. Ya sabemos que las vacaciones escolares son algo más extensas que las de los padres. Por ello, hay que tener presente que la planificación de las vacaciones debe abarcar desde el último día de clase hasta el primer día del curso siguiente.

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Puede ocurrir que uno de nosotros pongamos todo el empeño en planificar el periodo que coincide con nuestras vacaciones, pero que nos inhibamos del resto de verano en el que están implicada toda la familia. Sería un principio poco prometedor. Así pues, ¿qué sería bueno tener en cuenta para planificar el tiempo estival? En esos dos meses y medio se producirán varias situaciones diversas, con necesidades diferentes:

– Padres trabajando, hijos sin clases.
– Padres trabajando, hijos de campamento, de colonias o con los abuelos.
– Toda la familia junta de vacaciones.

Antes de hacer planes de vacaciones, escucha a tus hijos

Y ante esta variedad de circunstancias, para planificar habrá que controlar diferentes variantes. Es por eso que una postura inteligente será sentarse todos juntos y poner en común cómo queremos disfrutar estos momentos y qué queremos hacer. Sí, hay que escuchar a los hijos, especialmente a los adolescentes. Nosotros podemos pensar que creemos que es lo mejor para ellos, pero pueden escapársenos algunos detalles importantes y que merecen tomarse en consideración.

1. Campamentos de verano. Los campamentos proporcionan a los niños un entorno muy proclive para adquirir o fortalecer valores que son una gran valía para su mejora personal, como la adaptación al medio, la flexibilidad de pensamiento, el trabajo colaborativo, el respeto, el compartir, vivir con lo necesario…

Sin embargo, nosotros debemos valorar seriamente qué tipo de campamento es el más conveniente para cada uno de nuestros hijos; hay oferta muy variada y muy buena. Y para tomar una decisión así, debemos escuchar a los chavales. Puede que a nosotros nos inspire una gran confianza y nos parezca la mejor opción de ocio para nuestro adolescente pero, si él no hace suya esa decisión, es posible que los días transcurridos en ese campamento no le sirvan para obtener esos maravillosos beneficios que antes citábamos. Y es muy probable que acabe pensando que lo hemos mandado allí para deshacernos de él por unos días.

2. A casa de la abuela. Si mientras dure nuestro trabajo en los meses de verano, nuestros hijos se van a desplazar a casa de un familiar, en el campo o en el pueblo, podemos prepararlo para que todos se sientan muy afortunados de tener esta oportunidad de estar juntos. Por ejemplo, cuéntale a tus hijos cómo fueron tus veranos por esos sitios; qué cosas pueden conocer, qué actividades diferentes aprenderán, qué les gusta a los abuelos, en qué tareas pueden ayudarles…

3. De viaje todos juntos. Salir de nuestra ciudad y conocer sitios nuevos aporta a toda la familia. Viajar aporta a los niños grandes beneficios para desarrollarse social y emocionalmente, y les genera una nueva actitud ante la vida y hacia los demás. Viajar tiene efectos muy positivos: permite desconectar de la rutina y el estrés, vivir experiencias inolvidables, reencontrarse con uno mismo, abrir la mente, conocer otras realidades y culturas, etc.

Los niños no son una excepción, a través del viaje, disfrutan de buenos momentos en familia, desarrollan un pensamiento más racional, reflexivo y crítico y, además, adquieren nuevos valores y habilidades de tipo emocional y social, entre otros.

María Jesús Sancho. Psicóloga. Máster en Matrimonio por la Universidad de Navarra

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