Llegan las esperadas vacaciones de verano y con ellas una fantástica oportunidad para implicar a nuestros hijos en el diseño y realización de los menús familiares. ¿Por qué involucrar a los niños en la cocina?
¡Sería mucho más rápido, limpio y seguro que esta tarea la hiciéramos solo los mayores! Sí, pero también mucho menos formativo para los hijos y gratificante para los padres. Los niños -bien lo sabemos- aprenden en gran medida por imitación; y la cocina puede ser un excelente campo donde enseñar a nuestros hijos el cultivo de algunas virtudes.
Cocinar con niños es una actividad que lleva tiempo, un tiempo precioso que se puede disfrutar en familia, disfrutando de la mutua compañía. La cocina es un excelente lugar para charlar y fomentar la comunicación en familia. Además, las horas empleadas en las tareas de la compra, preparación y cocinado de los alimentos es tiempo que evitamos de sedentarismo y de excesivo interés de nuestros hijos por juegos que no requieren trato personal.
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Enseña educación nutricional a tus hijos en verano
1. Diseñar conjuntamente la lista de la compra en función de las necesidades de la casa. Así evitamos las compras de productos poco recomendables. Conviene que los niños sepan qué alimentos son más o menos saludables; así les ayudaremos a comprender por qué no incluirlos en el menú semanal.
2. Llevarlos con nosotros a hacer la compra para que sean ellos los que toquen y pesen las frutas y verduras, que conozcan el nombre de cada uno de los pescados y cómo nos los deben preparar para cocinar al horno o en la sartén y, como no también, el nombre de las piezas de carne que más nos gustan y cuál es la mejor manera de cortarlas para preparlas en casa en guisos o a la plancha.
3. Dejar que sean ellos los que cocinen algunos platos, obviamente bajo nuestra supervisión y adaptando la tarea a las habilidades del pequeño. Cuando un niño participa activamente en la elaboración de un plato es muy difícil que luego no quiera comerlo, porque siente que es su ‘obra’. De esta forma iremos desterrando las posibles fobias y fomentaremos que prueben platos nuevos.
4. Procurar que las comidas principales sean punto de encuentro familiar. Evtiar que en las comidas la televisión y los móviles estén invitados a la mesa.
Checklist de la nutrición en familia
1. El menú se prepara entre todos. Así descubrirán la importancia de alternar alimentos y de componer una dieta saludable sin repeticiones en la mañana y la noche y en los días de la semana.c La lista de la compra se hace en casa. Es el mejor modo de evitar caer en caprichos y de olvidar algo indispensable.
2. En la compra, respondemos a todas las preguntas. Tienen que conocer los productos disponibles, la variedad que ofrece el mercado.
3. Un Masterchef Junior en casa. Si les dejamos participar en la elaboración de las comidas, no podrán decir que no a probar sus propios platos.
Aprendizaje transversal con la nutrición como epicentro
– Creatividad: hablar a nuestros hijos de nutrición puede ser una ocasión para enseñarles aspectos de diversas materias. Para empezar, podemos descargarnos de Internet algún dibujo muy gráfico de una pirámide alimentaria. Esta idea se puede transformar fácilmente en una manualidad: diseñamos una gran pirámide, dibujamos y recortamos alimentos, les pegamos un post-it por detrás y les animamos a que jueguen ellos a colocar cada uno en su lugar, a elaborar menús y comprobar cómo quedan en la tabla.
– Matemáticas: la composición de recetas o la cantidad de veces que se consume un producto cada semana serán buenas oportunidades para desarrollar el área del cálculo mental. En la cocina es fácil aprender de manera intuitiva conceptos tan complejos como las porciones. Y trabajarán desde la infancia con las diferentes unidades métricas. Eso les ayudará a visualizarlas en el colegio.
– Lengua: el desarrollo del vocabulario es pieza clave en el enriquecimiento académico del niño. Durante un paseo por el mercado descubrirá muchos nombres nuevos. Aprender a leer recetas también les permitirá adentrarse en textos breves pero complejos que no están adaptados a su edad pero que son capaces de comprender.
– Naturales: hablar de nutrición es hablar del cuerpo humano, de cómo funciona el sistema digestivo, de cómo influye la alimentación en nuestro organismo, de las vitaminas y de la función de cada uno de los elementos que componen nuestra dieta.
– Sociales: la geografía y la historia se pueden intercalar en nuestra ruta por distintos alimentos. Descubrir que muchos de los productos que consumimos proceden de muy lejos les resultará especialmente atractivo.
Pedro J. Toranzos. Licenciado en Farmacia, diplomado en Dietética y Nutrición, máster en Dietética.
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