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Los probióticos, ¿son un falso mito?

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Lo que antes parecían verdades inamovibles en nutrición, como es el caso de los huevos, ahora han pasado a formar parte de los falsos mitos habituales. ¿Puede ocurrirle lo mismo a los probióticos? Si hacemos caso a Cell, una de las revistas científicas más reputadas, los probióticos podrían haberse convertido en un falto mito también.

Mientras que antes comer más de dos huevos por semana era malo porque elevaban el colesterol, actualmente los expertos han dado la vuelta a la tortilla, nunca mejor dicho, y no solo descartan que sean malos para el colesterol, sino que están recomendados en la alimentación de adultos y niños, e incluso en dietas para normalizar el peso, por su bajo índice calórico y su valioso aporte de proteínas.

Algo parecido sucedía con el aguacate, un fruto prohibido por su abundancia en grasas, que hoy se ha recuperado por su gran aporte de Omega 3 y tratarse de «grasa de la buena», además de aportar cualidades beneficiosas como sus altos niveles de fibra.

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El falso mito de los probióticos

Ahora, un estudios publicados en la revista cienfífica Cell han desmentido las supuestas bondades de los probióticos, unos microorganismos vivos a los que se considera eficaces regeneradores de la flora microintestinal. Los médicos suelen recomendarlos tras un cólico, una intoxicación, un cambio de alimentación, y sobre todo, tras la toma de medicinas, entre ellas los antibióticos, para reestablecer el equilibrio de la flora intestinal.

Sin embargo, uno de los trabajos publicados en CELL, afirma que los probióticos no son eficaces después de tomar antibióticos, ya que no logran «colonizar nuestro intestino». Su efecto no sólo es, concluye el texto, pasajero e ineficaz, sino que provoca un retraso en la restauración de la flora intestinal.

A esta conclusión, se llegó tras el estudio de dos grupos de individuos que habían sido medicados con antibióticos. El primer grupo no tomó probióticos después y su flora bacteriana se recuperó a los 21 días. El segundo si los tomó y los efectos positivos tardaron cinco meses en llegar. 

En tu cesta de la compra

De momento, no se ha cuestionado la eficacia de los probióticos en otras funciones orgánicas, como la protección del sistema inmunitario y su contribución al funcionamiento equilibrado del sistema nervioso. Aunque se administran en farmacias y parafamacias, su ingesta debe ser regular y equilibrada, por lo que lo mejor es asegurarnos de incluirnos en la dieta. No necesitamos, por lo tanto, tomarlos tras un tratamiento antibiótico.

Sin embargo, existen una serie de alimentos a tener en cuenta, al hacer la lista de la compra entre los que destacan los fermentados clásicos como el yogur y el chucrut. Aportan importantes niveles de vitaminas del grupo B y de Vitamina K2, además de facilitar las absorción del resto, tarea atribuida a los probióticos. Muy eficaces también para fortalecer las defensas.

Los fermentados exóticos como el kimchi, el kefir y la kombucha también regulan el estómago. El primero es col china fermentada, una bomba antioxidante de vitamina C, el segundo es leche agria y el tercero, conocido también como bebida de las instagramers, es un té negro fermentado de bacteria y levadura.

Los más insospechados son el chocolate negro y el vinagre de manzana. A más de uno le extrañará ver el chocolate en esta lista, pero varios estudios le relacionan con el buen estado de la flora intestinal gracias a la acción de los polifenoles. Sobre el segundo, sometido a un doble proceso de fermentación, se comentan sus efectos positivos en el sistema inmunológico.

Ata Pouramini. Autor del libro Tú eres tu medicina.

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