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El pescado azul como fuente de Omega 3 es bueno para el TDAH

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El Omega 3 tiene diferentes beneficios, y son especialmente conocidos los que afectan al sistema cardiovascular y para reducir la inflamación. Pero además, el Omega 3 está captando cada vez más la atención de los investigadores, por su papel en el desarrollo cerebral y neuronal.

Y es que estos ácidos grasos como el Omega 3 ayudan en las capacidades cognitivas, y promueven la capacidad de concentración, ayudando en diferentes trastornos. Por esta razón, se están posicionado como remedio natural para el Trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El Omega 3 es un ácido graso poliinsaturado que se denomina esencial, ya que nuestro organismo no puede producirlo por sí mismo. Por eso su fuente principal de obtención es a través de la alimentación. El Omega 3 se puede encontrar en el pescado azul, y el marisco. También está presente en el mundo vegetal en las nueces, frutos secos y algunos aceites vegetales, entre otros.

El Omega 3 y su papel en la función cerebral

Existen varios tipos de ácidos grasos esenciales Omega 3, entre los que destacan el alfa linoléico (ALA), eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA).y ambos parece que pueden ayudar a reducir los síntomas, o al menos así lo sugieren las investigaciones realizadas. Para ello, lo primero es asegurar que nuestro hijo recibe las cantidades recomendadas de Omega 3 a través de la dieta, y si fuera necesario a través de un suplemento, como un aceite de pescado de calidad.

Importante también prestar atención a la alimentación durante el embarazo, para asegurar el aporte de nutrientes necesario durante esta etapa tan fundamental. Numerosos estudios muestran cómo los niños que reciben suplementos de Omega 3, presentes en el pescado azul, mejoran su capacidad de atención y su comportamiento en general, así como la conciliación del sueño. También tiene efectos beneficiosos en la capacidad cerebral y la concentración.

Para comprender estos efectos positivos, tenemos que prestar atención al cerebro. Este órgano es eminentemente materia grasa, y utiliza los ácidos grasos esenciales como componentes estructurales de las células. Éstos promueven la correcta función de los neurotransmisores como la dopamina, responsable de la concentración y el foco.

En niños y adultos que sufren TDAH, estos neurotransmisores no suelen trabajar correctamente a la hora de mandar señales entre las células nerviosas. Los niños con TDAH suelen presentar niveles más bajos de ácidos grasos en sangre, en comparación con otros niños. Esto es un detalle importante porque los Omega 3, concretamente el DHA que se encuentra en el pescado, es vital para el desarrollo del cerebro. Por eso, al aumentar los niveles de estos ácidos grasos esenciales se ha demostrado una mejora en los síntomas del TDAH, reduciendo la hiperactividad, la impulsividad, y mejorando las capacidades de concentración, en comparación con el placebo.

El otro tipo de ácido graso esencial EPA, es antiinflamatorio y neuroprotector. Según un
estudio publicado en Frontiers in Aging Neuroscience , bajos niveles de EPA están
relacionados con depresión y Alzheimer.

¿Qué dicen las investigaciones sobre los Omega 3 y el TDAH?

Así se demostró por ejemplo en un meta análisis que tenía como objetivo el evaluar 10 estudios clínicos sobre los efectos del Omega 3 en niños y adolescentes. ( 1 ) En siete de estos estudios, los niños y adolescentes que consumieron suplementos de Omega 3, notaron mejoras en los síntomas de hiperactividad, y falta de atención, en comparación con aquellos a los que se les administró simplemente el placebo.

Además, los niños que tomaron Omega 3 (como aceite de pescado), también experimentaron una mejora en su función cognitiva. Los tres últimos estudios analizados en este meta análisis, comprobaron cómo aquellos niños con TDAH mostraban menores niveles de DHA y EPA, que son las fuentes principales de los ácidos grasos Omega 3.

Estos son sólo unos ejemplos de investigaciones que nos hablan de los beneficios que los Omega 3 (especialmente de tipo EPA y DHA) tienen para la función cognitiva, y concretamente para ayudar a mejorar los síntomas del TDAH. Estos resultados, aunque modestos, son suficientemente significativos para ser tenidos en cuenta, especialmente por no presentar efectos secundarios.

¿Cómo asegurar que los incluimos en la dieta?

Una de las razones principales de los bajos niveles de Omega 3, son los cambios en la dieta que han tenido lugar durante los últimos años. Como hemos visto, los Omega 3 son ácidos grasos esenciales, y al no ser producidos por nuestro organismo es imprescindible aportarlos a través de lo que comemos.

A la hora de intentar incluir alimentos ricos en Omega 3, lo más aconsejable es hacerlo mediante alimentos no procesados o enriquecidos artificialmente con Omega 3. Así evitaremos aditivos innecesarios. En su lugar, se pueden encontrar alimentos que contienen Omega 3 de manera natural. El pescado azul como el salmón, las anchoas, el atún, y otros pescados como el arenque, y la caballa, son grandes fuentes de Omega 3. Por eso, se recomienda tomar pescado al menos dos veces por semana.

Además, otras fuentes vegetales ricas en estos ácidos grasos son las semillas de chía, semillas de lino y de cáñamo. También podemos encontrarlos en las verduras de hoja verde, como la espinaca, aunque quizás no sean tan ricas en EPA y DHA, los tipos más importantes. Aún así, una dieta rica en verduras, conlleva muchos beneficios para adultos y niños. Y recuerda que si tus hijos son de los que aborrecen el pescado, puedes complementar una dieta sana con suplementos de calidad.

Alicia Navas. Fundadora de El Buho Verde

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