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Nutrición en el coronavirus, ¡cuida la dieta en casa!

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Cuidar la dieta durante el confinamiento en cas es imprescindible para evitar problemas de salud derivados de una mala alimentación.

Cuidar la dieta durante el confinamiento en cas es imprescindible para evitar problemas de salud derivados de una mala alimentación. – ISTOCK

Se pierde la noción del tiempo, los hábitos han cambiado y en casa nada es lo que era. El coronavirus ha traído a los hogares un confinamiento que ha alterado el día a día de todos en el hogar. Pero, por muy cuesta arriba que pueda parecer todo, hay que intentar mantener la cordura y no renunciar a una cierta normalidad dentro de los límites de esta situación.

Entre los aspectos que más deben cuidarse, hay que vigilar la dieta. La alimentación es uno de los puntos que más pueden pasarse por alto durante este periodo. Bien por darse algún «capricho» en forma de postre o comida precocinada, o porque el desánimo causa que nadie tenga ganas de esmerarse en la cocina. Por ello, desde la Academia Española de Nutrición y Dietética y del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, se brindan varios consejos para este fin.

Dieta durante el coronavirus

¿Qué debemos comer durante el confinamiento? Desde la Academia Española de Nutrición se brindan los siguientes consejos para la cesta de la compra:

– Productos secos: legumbres, pasta de harina de legumbres, frutos secos, semillas, frutas y hortalizas desecadas o liofilizadas, harina de distintos cereales, pan tostado, pasta, arroz, fideos, cuscús, bulgur, quinoa, copos de avena, trigo sarraceno, mijo, etc.

– Alimentos envasados o enlatados: legumbres, verduras, conservas de pescado y mariscos al natural o en aceites de buena calidad (aceite de oliva virgen extra), leche, bebidas vegetales, gazpacho o salmorejo. Aceite de oliva, vinagre, sal, etc.

– Alimentos congelados: verduras, legumbres, salteados de verduras (que sólo contengan verdura), pescados, mariscos, moluscos, carnes. Evitar varitas de pescado, filetes empanados, croquetas, etc. Que el único ingrediente sea la carne o el pescado.

– Productos perecederos que se pueden comprar frescos o refrigerados y también se pueden congelar (atendiendo a las instrucciones del fabricante): pan de barra o de hogaza, carnes, pescados y mariscos. Recuerde que algunas verduras y hortalizas, previamente escaldadas (por ejemplo: calabacín, berenjena, brócoli, coliflor, judías verdes, champiñones, etc.) también se pueden congelar.

Decálogo de la nutrición

Al mismo tiempo, desde la Universidad Oberta de Cataluña, se brindan los siguientes consejos para una buena dieta durante el confinamiento del coronavirus:

– Incluir, a diario, una gran variedad de frutas y verduras. Los protagonistas de cada comida deben ser los vegetales y las frutas, sean cocido o crudos. La variedad en color también aporta variedad de propiedades antioxidantes: en las frutas cítricas como la naranja y las fresas; en las bayas y frutas rojas, con alto nivel de vitamina C y flavonoides; o las verduras amarillas, naranjas y las de hojas verde, que aportan betacaroteno, antioxidante relevante en la inmunidad de piel y mucosas.

– Priorizar algunos alimentos como los cereales integrales y las carnes magras, grandes aportadores de vitamina B y aminoácidos para construir los componentes de sistema inmunológico así como hierro y zinc, las deficiencias de los que puede deprimir el sistema inmunológico. El yogurt y las bebidas lácteas fermentadas, que a través de sus microorganismos vivos actúan más allá de la inmunidad intestinal para aumentar la resistencia a estas infecciones y tener una microbiota saludable. Los frutos secos, que además de zinc contienen antioxidantes como el selenio y la vitamina E. Y finalmente a algunas setas y al ajo también se les ha atribuido efecto antiviral y antibacteriano.

– Restringir ingredientes con alto nivel calórico y bajo nivel nutritivo. En el confinamiento es claro que el aporte calórico necesario es muy menor, por lo que todos los alimentos que aportan mucho azúcares simples y grasa (snacks, dulces y bollería, bebidas refrescantes, etc) así como el alcohol no serían buenos aliados en el confinamiento. Hay que tener claro que no sólo se debe tener en cuenta el aporte de calorías, sino también el origen de estas. Por ejemplo, 100 kilocalorías procedentes de fruta, verdura o frutos secos aportan muchísimos más nutrientes que 100 kilocalorías procedentes de bollería industrial, aunque aporte la misma energía.

– Elaborar menús con la combinación ideal. Hay que mantener las proporciones de los platos saludable: incluyendo una ración de verduras crudas al día, sumando hortalizas y frutas, y añadiendo legumbres y frutos secos para mantener una ingesta proteica suficiente y alternar con la carne y otros productos de origen animal. Un buena manera de hacerlo es con el «método del plato». Todo ello en combinación con aceites saludables, primando el de oliva, y beber mucha agua, tés o infusiones calientes.

– Adaptación en caso de estar enfermos. Si enfermamos en casa, hay que mantener una alimentación suave y nutritiva, priorizando fruta y verdura a la vez que se mantiene una correcta hidratación. La sopa de pollo y las grasas omega-3 del pescado pueden ayudar a aliviar algunos síntomas como el dolor de garganta y en la recuperación en estados gripales o catarrales.

– La comida congelada, una aliada. En la situación de confinamiento necesario evitar salir innecesariamente y por lo tanto los alimentos congelados son una muy buena opción en la despensa. Siempre teniendo presente las instrucciones para una correcta congelación y descongelación, así como las recomendaciones según los alimentos. Hay que tener en cuenta sin embargo que una alimentación equilibrada debe incluir al menos una ración de verduras en crudo, 1-2 verduras cocinada y 2 de fruta frescas cada día. Lo mejor es combinar los productos frescos con aquellos alimentos que nos ayuden a alargar la necesidad de salir a comprar (conservas, alimentos de despensa como legumbres y cereales, frutos secos, alimentos congelados).

– Alimentos que contrarrestan el déficit de sol. Esta carencia incide en el déficit de vitamina Esta falta se puede contrarrestar en casa con algunos alimentos: pescados azules (pueden ser en lata o conserva) como las sardinillas, los boquerones, las anchoas, el atún, los lácteos (algunos además vienen enriquecidos con vitamina D) o los huevos.

– Racionalizar el consumo. Es evidente que ante la etapa de inactividad que vivimos, debemos tener más en cuenta que nunca la cantidad de comida que comemos, que debe ser moderada ya que el consumo energético baja. Por tanto debemos ajustar raciones y evitar la tendencia a cocinar en exceso y a servir demasiada cantidad en el plato.

– Evitar el desperdicio de comida. Comprar grandes cantidades de comida no ayuda a la infraestructura de las tiendas de comida o supermercados, que están suficientemente abastecidos, ni tampoco es una buena medida para llenar la despensa. Recordamos que es recomendable no comprar o consumir alimentos como snacks, bollería, refrescos, etc pues fácilmente sobrepasaremos la cantidad de energía que necesitamos. Si no los compras, no tendrás la opción.

– Realizar actividad física. No nos debería preocupar sólo el peso, también la pérdida de masa ósea y muscular. La masa muscular es la encargada de mantener nuestra capacidad funcional y de alguna manera tener una masa muscular saludable es como un seguro de vida, ya que se vincula a mejoras metabólicas. De hecho, la inactividad física se vincula a una proinflamación y, a la larga, a una disfunción metabólica, tanto en el adipocito (donde se almacena la grasa) como en el músculo, proceso que puede ser mitigado para la actividad física, incluso, sin la pérdida de peso. Para combatir la inactividad y la práctica del deporte, en casa se puede realizar ejercicios dirigidos online, con bicis estáticas, subir y bajar escaleras, saltar a la comba…

Damián Montero

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