Alrededor de 13 millones de españoles viajan al extranjero cada año, de los que un millón lo hacen hacia zonas tropicales: América Central-Caribe y Sur, a África (África subsahariana), Asia y Pacífico. La falta de prevención provoca cada año que muchas deban ser ingresadas y alguna fallezca.
Para evitar estas situaciones, los especialistas recomiendan acudir a un Centro de Vacunación Internacional y Consejo al Viajero para informarse sobre cómo hacer turismo saludable.
«El viajero español tiene una baja percepción del riesgo de contraer enfermedades tropicales y previene poco las mismas», afirman el Dr. Rogelio López-Vélez, Jefe de la Unidad de Medicina Tropical y Microbiología Clínica, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid; y, el Dr. José María Bayas, Consultor Senior del Centro de Vacunación Internacional del Hospital Clínic, de Barcelona. El 55% de las personas que viajan a destinos de riesgo no recibe ninguna vacuna y el 16% dudan sobre su eficacia.
Dónde informarse para tomar precauciones antes de viajar al extranjero
Algunas vacunas necesitan dosis de recordatorio al regreso y llevar el certificado de vacunación durante el viaje. Debemos acudir a un especialista, al ser importantes no sólo las medidas que hacen falta en cada país, sino también las particularidades de cada persona. Esta visita se debe hacer cuatro semanas antes del momento de la partida. También se puede visitar la página web Viajarsano.com.
Además de la importancia de estas medidas para evitar contraer la enfermedad, hay que saber cómo se detecta y cuáles son sus síntomas para acudir inmediatamente al médico si, a la vuelta del viaje, se sospecha de su existencia.
Medidas específicas para niños antes de viajar al extranjero
1. Riesgo de deshidratación. Los niños son especialmente sensibles al sol y se deshidratan más fácilmente que los adultos si beben pocos líquidos, o pierden fluidos a causa de diarrea. La deshidratación en unas pocas horas puede abatir a un niño.
2. Cambios de presión. Si viajamos con bebés en avión debemos saber que los cambios de presión les pueden provocar molestias, por lo que están contraindicados para recién nacidos, menores de 7 días. Además, no debemos alimentar a los niños con tanta frecuencia como en casa, debido a que existe una distensión abdominal por expansión del gas intestinal.
Los bebés y los niños pequeños son más sensibles a los cambios repentinos de altitud, así como más susceptibles a muchas enfermedades infecciosas.
3. Variaciones de temperatura. Por ello, al organizar un viaje tenemos que pensar específicamente en ellos: elegir adecuadamente el equipaje, llevar algún muñeco o juego que el niño conozca y adecuar la ropa para el viaje, ya que los niños no regulan como los adultos los cambios de temperatura. En muchos países exóticos, las grandes variaciones de temperatura entre el día y la noche son muy frecuentes, circunstancia que también se produce al entrar o salir de locales climatizados. En general, hay que evitar exponer a los niños a circunstancias extremas o extenuantes.
4. Vacunas. En cuanto a las vacunas, es importante que los niños que viajen al extranjero hayan completado la vacunación primaria del Programa de Vacunación Infantil, ya que de lo contrario estarán expuestos al riesgo de las enfermedades prevenibles con éstas.
Algunas vacunas pueden ser administradas en los primeros días de vida (BCG, vacuna contra la poliomielitis oral, hepatitis A y B), pero otras (difteria/tétanos/tos ferina, difteria/tétanos, vacuna de la polio inactivada, Haemophilus influenzae tipo B) no se deben poner antes de 6 semanas de edad, la vacuna de la fiebre amarilla no antes de los 6 meses de edad y otras no producen una protección adecuada hasta pasado los primeros años de edad (fiebre tifoidea, cólera, encefalitis japonesa).
La adecuada pauta de vacunación del niño para un viaje internacional debe de ser realizada con la suficiente antelación, entre 4 y 6 semanas antes del viaje.
Enfermedades más frecuentes de los viajes al extranjero
– El paludismo. Es una de las enfermedades de más fácil contagio en los países tropicales. En niños pequeños constituye una urgencia médica, ya que puede ser rápidamente mortal. Los síntomas iniciales son inespecíficos, pudiendo simular otras enfermedades y en pocas horas después de su aparición, surgir complicaciones que pongan en peligro su vida.
Lo más recomendable es que los padres no lleven a sus bebés, o niños pequeños, a zonas con transmisión de paludismo falciparum, resistente a la cloroquina. Si fuese imprescindible realizar el viaje, es fundamental proteger a los bebés y los niños contra las picaduras de mosquitos y administrarles la profilaxis antipalúdica adecuada.
Los bebés deben estar bajo mosquiteras tratadas con insecticidas para evitar las picaduras de bichos, siempre que sea posible entre el anochecer y el amanecer, siguiendo estrictamente las instrucciones del fabricante sobre el uso de los repelentes de insectos, sin exceder las dosis recomendadas. Los medicamentos adecuados, así como las dosis de los mismos, son de especial importancia en los niños, por ello se debe consultar a Unidades Especializadas en Medicina del Viajero.
En el caso de bebés lactantes, recordar que algunos de los medicamentos que tome la madre pueden pasar a través de la leche materna al niño, en cantidades lo suficientemente pequeñas como para no proteger al niño pero sí para causarle efectos secundarios.
Al regresar se deberá consultar inmediatamente a un médico, si el niño tiene fiebre. Siempre es necesario pensar en la posibilidad de paludismo, siendo fundamental el diagnóstico de laboratorio. En los lactantes, incluso si enferman sin fiebre, debe sospecharse de esta enfermedad.
En caso de ingestión accidental de alguna planta o vegetal, es útil recoger una muestra de la planta para saber cuál es en caso de ser necesario.
– El mal de altura. Es una enfermedad provocada en altitudes de 1.500-3.000m, al disminuir la tolerancia al ejercicio incrementándose la ventilación. A partir de esta altura se produce una hipoxia (falta de oxígeno). Los primeros síntomas suelen aparecer entre las 4 y 8 horas después de haber iniciado un ascenso, por encima de los 3.000 metros, o haber llegado directamente a zonas situadas a más de 2.500 metros. Junto con una cefalea punzante aparecen náuseas, anorexia, astenia, debilidad, irritabilidad, insomnio y diarrea.
Si a esta sintomatología se añade disnea (dificultad respiratoria), apatía, vómitos, vértigos o marcha vacilante, el permanecer en dicha altitud o continuar ascendiendo supone un grave riesgo y la enfermedad puede ser mortal si desarrolla edema cerebral o pulmonar por la altura. Si aparecen síntomas del Mal de Altura hay que interrumpir la ascensión, y bajar hasta una altitud de 1.200 metros. La administración de oxígeno y otros medicamentos ayuda a combatir esta enfermedad, una vez que han aparecido los síntomas.
– La diarrea del viajero también llamada «diarrea del turista», es el problema de salud más frecuente. Alrededor del 40% de los viajeros la experimenta durante, o poco después de su viaje al trópico. La mayoría de las veces la diarrea del viajero es un problema autolimitado, pero un 30-40% de los viajeros debe guardar cama uno o dos días y modificar los planes del viaje. Un 1% debe ser ingresado en un hospital, y el 15% mantiene episodios diarreicos después del viaje.
Suele durar entre 3 y 7 días. La medida básica es la reposición de líquidos y una dieta apropiada: sopas o caldos de arroz/zanahorias, patatas hervidas, pescado blanco o carne de pollo cocido o a la plancha, pan blanco tostado, manzana rallada o asada, yogur desnatado bioactivo.
Consejos para antes y después de viajar al extranjero con niños
1. Consultar al especialista 4 semanas antes del viaje.
2. Informarse de los requisitos sanitarios para entrar en el país.
3. Vacunarse adecuadamente.
4. Tener los medicamentos y documentos a mano.
5. Disponer de un seguro de viaje.
6. Extremar las medidas higiénicas con los alimentos y las bebidas.
7. Los insectos son transmisores de muchas enfermedades. Es prioritario adoptar las medidas necesarias para evitar sus picaduras.
8. Si al regresar presenta algún síntoma, acudir al médico e informarle del viaje.
Vicen Ramón
Asesores: Dr. Rogelio López-Vélez, Jefe de la Unidad de Medicina Tropical y Microbiología Clínica, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid; y, el Dr. José María Bayas, Consultor Senior del Centro de Vacunación Internacional del Hospital Clínic, de Barcelona.
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