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Niños y grasas: encontrar el punto medio

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Está comprobado: a los niños les encantan las comidas «grasientas». Nuggets, hamburguesas, perritos calientes, patatas fritas, etc. La grasa, al igual que las proteínas, los hidratos o las vitaminas, es necesaria para su desarrollo, pero un exceso de alimentos grasos puede ser perjudicial a la larga. ¿Qué podemos hacer para encontrar el punto medio en la ingesta de grasas en la alimentación de los niños?

Consejos para evitar el exceso de grasas en la alimentación infantil

Para evitar llegar al exceso y encontrar ese punto medio, os ofrecemos unos consejos que debemos tener en cuenta para una correcta alimentación en nuestros hijos:

1. El primer paso consiste en evitar el consumo frecuente de grasas. Que su ingesta se convierta en algo ocasional. Las grasas de mala calidad no sólo suponen un problema de cara a la obesidad infantil, sino que también ponen en riesgo la salud cardiovascular tanto de niños (a la larga) como de adultos.

2. Ejercicio físico. Los niños deben moverse y jugar: no es aconsejable que se pasen el día viendo la televisión y que apenas se entretengan con juegos que impliquen actividad. El ejercicio y los juegos no sólo son importantes de cara a su desarrollo físico, sino también para su desarrollo psicológico.

3. Evitar alimentos que desaten la ansiedad del niño. Por ejemplo, si a nuestro hijo le encantan los bollos de chocolate, es mejor que evitemos darle uno a la primera y que tratemos que coma algo antes, y a ser posible, bajo en grasas (un sándwich o bocadillo de queso de untar y jamón cocido con un vaso zumo, por ejemplo) y que después le ofrezcamos el bollo. Así, en lugar de apetecerle dos o tres bollos, sólo querrá uno. Se trata de que no sacie el hambre a base de productos de bollería o excesivamente grasos.

4. Reducir al mínimo la cantidad de grasas diarias en alimentación infantil es peligroso ya que los niños gastan más energías que los adultos. Por lo tanto, son necesarias para poder su correcto desarrollo. Por eso, es recomendable que los padres se preocupen por que sus hijos coman más grasas sanas en forma de pescados y frutos secos y que aliñen los alimentos con aceites vegetales, como el de oliva. Lo que se debe reducir es el consumo de grasas saturadas, especialmente en forma de bollos, galletas, aperitivos fritos y carnes grasas.

5. Planear los menús. Si nos ponemos a cocinar de forma inmediata, es probable que nos decantemos por frituras, ya que son fáciles de preparar y rápidas. Por eso, es aconsejable dedicar un momento cada cierto tiempo para pensar qué comidas vamos a realizar en los próximos días. Así podremos dar prioridad a alimentos sanos y poner distancia entre los días que cocinemos fritos.

Marina Berrio

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