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Leches de crecimiento y adaptadas: el dilema

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La lactosa tiene cada vez peor prensa y esto quizá pueda achacarse al abuso que hemos hecho de los productos lácteos y de sus derivados a lo largo de la historia de nuestras sociedades. Es frecuente escuchar que al niño la leche le da mocos o que le impide descansar con normalidad. Sin embargo conviene saber qué cosas son ciertas y cuáles no en relación a las leches de crecimiento y a las leches adaptadas.

Leche adaptada y leche de crecimiento: dos conceptos

Son leches adaptadas aquellas que se han diseñado para imitar la leche materna y sustituirla cuando, por distintas razones, no se puede dar. Tiene una composición muy concreta y las cantidades que se tienen que administrar al bebé están perfectamente estipuladas en función del peso del niño y otras características de su cuerpo y organismo. El especialista es quien determina cuándo se debe hacer uso de una leche adaptada y en qué cantidad. Aunque lo mejor para el bebé durante sus 6 primeros meses de vida es la leche materna a demanda, como recomienda la OMS, cuando no es posible ofrecérsela, puede ser alimentado con leche adaptada también conocida como leche de fórmula.

Las leches de crecimiento se pueden parecer a priori a las leches adaptadas, pero carecen de egislación, por tanto, su uso no está reglado. Sirven para hacer una transición de una leche adaptada o materna a una leche de vaca, esto es, a una leche entera normal de supermercado. El doctor José Manuel Moreno Villares, experto en nutrición clínica y médico del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, recomienda el empleo de este tipo de leches si aporta una serie nutrientes esenciales que resultan importantes para el correcto desarrollo y crecimiento del bebé.

Leche de crecimiento, ¿sí o no? Menudo dilema

Leche de crecimiento, menudo dilema

Las leches de crecimiento, según el doctor Moreno Villares, «son solo una opción, pero no la única. Son una alternativa a la transición natural de la leche materna o a la de vaca». Moreno asegura que «no es imprescindible dar al niño una leche de crecimiento. En cambio, a veces, esto puede ser lo mejor que tengamos. ¿Cuándo? La leche de crecimiento se suele recomendar a los niños que han sido prematuros o están muy por debajo de su percentil de crecimiento», aquellos que, como dice el doctor «van justos de crecimiento» o aquellos que no comen lo suficiente o no llevan una dieta equilibrada y sana.

«El niño que crece bien y come de todo no tiene por qué utilizar una leche de crecimiento», dice el doctor, que habla de estas leches como «una buena opción que no es imprescindible». Sostiene que son ventajosas en muchos casos, pero que no constituyen la alternativa única. Sí deben usarla hasta aproximadamente los tres años de edad quienes hayan sido prematuros, según las recomendaciones de este doctor. Pero hay que tener en cuenta, como él mismo recuerda, que no se puede generalizar en temas de nutrición porque una dieta es siempre un conjunto de cosas y las leches de crecimiento pueden ser prescindibles, recomendables o imprescindibles en función de cómo coma el niño, cómo le siente lo que coma, cómo se mueva, qué vida lleve…

Leches adaptadas y falsos mitos

El eterno y tan popularizado debate sobre la lactosa se clarifica cuando uno habla con el doctor Moreno Villares. «Son muy pocos los niños que en los primeros años de su vida no toleran la lactosa», confirma. El perfil de quienes no pueden digerir esta propiedad de la leche coincide frecuentemente con el de aquellos pequeños que han tenido alguna infección aguda. De cualquier manera, estas intolerancias suelen ser transitorias. Solo duran algunos meses. Después el niño digiere los lácteos con total normalidad.

A partir de los cinco años, sí se pueden ver algunos intolerantes más y en adultos el colectivo representa un 30 por ciento de la población en España. Es importante destacar, como hace el experto, que no todas las intolerancias son iguales y que todo depende de la cantidad de lactosa que consumamos. Hay ciertas personas que con solo beberse un vasito de leche presentan problemas; otros necesitan mucha más cantidad de lácteos o derivados de estos para encontrarse realmente mal. Lo que deja claro el doctor es que las intolerancias se van generando a lo largo de la vida por razones muy diversas, pero que nada tiene que ver en principio una intolerancia a la lactosa con haberle dado al niño leche materna. Esto quiere decir que la leche adaptada no necesariamente elimina el riesgo de que el bebé vaya a ser intolerante antes o después y que el consumo de leche materna no tiene por qué llevar a una intolerancia.

Nutrientes de una buena leche de crecimiento

Es aquella que contiene:

–   Hierro
–   Aceites Omega 3
–   Menos proteína
–   Menos grasas saturadas (que son las que llamamos «malas»)
–   Más vitaminas
–   Más minerales

Todas estas cosas son imprescindibles en la dieta del niño. Si se pueden introducir en su dieta por otras vías, fantástico. Si no se puede y la economía familiar lo permite, las leches de crecimiento son muy ventajosas. No quiere esto decir que las leches de crecimiento que contengan estas cosas vayan a prevenir enfermedades pero sí podrían garantizar una dieta saludable cuando no se lleva una alimentación equilibrada por la razón que sea. Como dice el doctor «si la dieta del niño es desequilibrada la leche de crecimiento juega un papel más importante».

Leche entera y de crecimiento: cantidades recomendadas y alternativas

La cantidad de leche que un niño toma al día equivale según estimaciones del doctor Moreno Villares a medio litro diario. Las diferencias por tanto de precio entre una leche normal y una de crecimiento son perfectamente asumibles, porque es poquita la leche que se ingiere. Generalmente, según el doctor, la elección de una u otra leche no depende tanto de factores económicos como de modas y creencias. El doctor es tradicional al pensar que la mala prensa que se ha dado a la lactosa tiene que ver con el hecho de que nuestra cultura haya consumido productos lácteos, sobre todo fermentados, desde hace muchos años.

La razón de esta práctica estriba en que hemos vivido cerca de animales que producen leche, lo que quizá al mismo tiempo haya decantado en un abuso de la lactosa. Los abusos no son buenos y como puede pasar con cualquier otro alimento si ingerimos demasiada leche puede sentarnos mal sin que necesariamente seamos intolerantes. La leche es siempre un alimento fácilmente asumible por los niños, pero ni su abuso es bueno ni dejar de darlo descarta potenciales intolerancias.

Los nutrientes de la leche

Los nutrientes de la leche, que son sobre todo el fósforo y el calcio, no solo los encontramos en este alimento sino también en los frutos secos y algunos pescados. El brócoli aporta también una buena cantidad. Así que si el niño no puede tomar leche se puede compensar la carencia de estos minerales por otras vías. Lo que no se puede es prescindir de la leche porque sí. Si el niño necesita un aporte vitamínico superior se recurre a las leches de crecimiento que suplen las carencias que no se pueden solventar por medio de modificaciones en su dieta por razones diversas. «

No se puede dejar de comer fruta y verdura por comer un lácteo», dice Villares, que además añade que hay que «llegar a un equilibro». El consejo definitivo que da el doctor es que se tengan en cuenta las particularidades del niño porque la leche adaptada o de crecimiento puede ser especialmente ventajosa en algunos casos (en otros no). Recomienda asimismo que no se olvide que una dieta es siempre el resultado de combinar muchos factores y que tomar un poco de leche de más no es un problema pero que, durante los primeros años de vida del niño, tomar leche de menos es un riesgo innecesario.

Elisa García
Asesoramiento: José Manuel Moreno Villares, experto en nutrición clínica y médico del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid

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