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Emplean la terapia génica para restaurar el sistema inmunológico de los bebés ′burbuja′

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MADRID, 13 Septiembre

Investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA) han demostrado que un régimen de terapia génica puede restaurar el sistema inmunológico de los bebés ‘burbuja’, que padecen una afección potencialmente mortal que, si no se trata, puede causar la muerte en uno o dos años. Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista ‘Blood’.

En el estudio de 11 años de duración los investigadores fueron capaces de probar dos regímenes de tratamiento en 10 niños con enfermedad de inmunodeficiencia combinada severa (SCID, por sus siglas en inglés) con deficiencia de la enzima adenosina desaminasa (ADA).

Durante el estudio, los expertos refinaron su enfoque para incluir una dosis baja de quimioterapia para ayudar a eliminar muchas de las células madre de la sangre en la médula ósea que no crean una enzima llamada adenosina desaminasa (ADA), lo cual es crítico para la producción y la supervivencia de los glóbulos blancos, según explica el principal autor del estudio, Donald Kohn, profesor de Pediatría, Microbiología, Inmunología y Genética Molecular en la UCLA.

La terapia génica y el régimen de quimioterapia demostraron ser superiores a otros métodos analizados en el estudio, logrando restaurar la función inmune en tres de los seis niños que la recibieron. En el futuro, se estudiará un régimen aún más refinado usando un tipo diferente de sistema de entrega virus, en la siguiente fase del estudio – en el que ya se han inscrito 8 de los 10 pacientes que necesitan.

Los niños nacidos con SCID –una inmunodeficiencia hereditaria, generalmente diagnosticada en los primeros seis meses– son extremadamente vulnerables a las enfermedades infecciosas y no se desarrollan adecuadamente. La diarrea crónica, las infecciones de oído, la neumonía recurrente y las candidiasis orales afectan comúnmente a estos niños.

Actualmente, el único tratamiento para la enfermedad consiste en inyectar a los pacientes, dos veces a la semana, la enzima que necesitan, un proceso de por vida que es muy costoso y, a menudo, no hace que el sistema inmunológico recuperes sus niveles óptimos. Estos pacientes también pueden someterse a trasplantes de médula ósea de hermanos compatibles, pero es raro encontrar esta compatibilidad.

Alrededor del 15 por ciento de todos los pacientes con SCID tienen deficiencia de ADA. Kohn y su equipo utilizaron un sistema de suministro de virus –que habían desarrollado en su laboratorio en la década de 1990– para restaurar el gen que produce la enzima faltante, necesaria para un sistema inmunológico saludable. Hasta la fecha, alrededor de 40 niños con SCID han recibido la terapia génica en ensayos clínicos de todo el mundo.

Dos vectores virales ligeramente diferentes se probaron en el estudio, cada uno modificado para proporcionar genes sanos de ADA en las células de la médula ósea. En el estudio, 4 de los 10 pacientes mantuvieron su terapia de sustitución enzimática durante la terapia génica; no se observaron efectos secundarios, pero sus sistemas inmunológicos no se restablecieron lo suficiente.

En los otros seis pacientes, la terapia enzimática se eliminó y se administró una pequeña dosis de quimioterapia antes de iniciar la terapia génica. De estos pacientes, la mitad consiguió restaurar su sistema inmunológico.

Uno de los pacientes incluidos en los ensayos clínicos del primer estudio fue un niño diagnosticado con ADA-SCID a la edad de 10 meses. El niño sufría múltiples infecciones, neumonías y diarrea persistente, y no conseguía aumentar de peso. Tras recibir el tratamiento de sustitución enzimática durante unos meses no mejoró, y se unió al estudio de terapia génica en el 2008. Hoy en día, el menor, que vive con su familia en Arizona, es un niño saludable de 5 años de edad.

La hermana menor de este paciente, quien también nació con deficiencia de ADA-SCID, fue diagnosticada a la edad de cuatro meses y está inscrita en la segunda fase del estudio. Ella también va bien, comenta Kohn. De hecho, parece que los niños que son diagnosticados y tratados de forma temprana parecen responder mejor a los tratamientos.

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