MADRID, 28 Enero, 2013
La presencia de elementos informáticos en las habitaciones de los niños es «una de las causas» del incremento actual de los casos de episodios de sonambulismo entre los menores, tal y como ha asegurado el vicepresidente de la Asociación Española del Sueño (Asenarco) y coordinador de la unidad de Pediatría de Hospital Quirón Valencia, el doctor Gonzalo Pin.
A su juicio, los niños españoles «se acuestan muy tarde», algo que hace que estén «crónicamente deprimidos de sueño y tengan sueño crónico». El experto descarta que suela haber «una enfermedad de base» que cause estos síntomas, aunque sí reconoce que existe «una carga genética, un alto porcentaje de herencia».
Al respecto, Pin afirma que «el 60 por ciento de los niños que tienen sonambulismo, tiene padres que tuvieron antecedentes». A pesar de que añade que existen otros factores desencadenantes, como «los trastornos respiratorios durante el sueño o el estrés», reconoce que la causa exacta «no se conoce».
El sonambulismo es una parasomnia que se produce, «generalmente, en el primer tercio de la noche, en el paso de un sueño profundo no REM a un sueño más superficial», explica el experto. Lo que le ocurre a la persona que lo padece es que «mientras su cerebro está durmiendo, su cuerpo se despierta», algo que hace que realice «ciertos movimientos sin control cerebral», sostiene.
Su incidencia es mayor en los niños, de los que un seis por ciento de los que tienen entre seis y once años lo padecen. Estos episodios suelen desaparecer «espontáneamente», ya que aproximadamente «un 65 por ciento» deja de sufrirlos transcurridos cinco años desde la primera vez que le ocurrieron, explica.
El tratamiento para ellos se basa fundamentalmente «en la mejora de la higiene del sueño», además de en establecer medidas de seguridad para que no tenga ningún incidente durante los episodios, asegura Pin. No obstante, confirma que existen otras terapias, que no suelen ser necesarias, como «las técnicas conductuales basadas en los despertares precoces y, en algún caso, el tratamiento farmacológico si las consecuencias lo requieren».
NUNCA HAY QUE DESPERTAR A UN SONÁMBULO
Hasta que mejoran en su afectación, los menores pueden sufrir, dependiendo de la frecuencia y la intensidad del episodio, y de si existe enfermedad subyacente, «dificultades de aprendizaje y más irritabilidad». En cualquier caso, «no hay que despertar nunca a un sonámbulo durante los entre 5 y 15 minutos que dura el episodio, hay que observarlo para evitar que se haga daño», indica.
Por su parte, cuando este problema aparece en la adolescencia o en la edad adulta, «lo primero que hay que hacer es tratar la posible enfermedad de base, que puede ser un trastorno respiratorio como la apnea del sueño», expone. Además, una de las posibles causas es el síndrome de las piernas inquietas, el cual hace que se realicen movimientos periódicos de estas extremidades «de manera involuntaria», señala.
El origen puede ser aún peor si estos episodios se producen por primeras vez en un sujeto anciano, ya que las enfermedades que deriven en el sonambulismo pueden ser «las degenerativas del sistema nervioso central», manifiesta Pin. Tras los síntomas del sonambulismo «aparecen los propios de la patología», confirma.
Los pacientes de sonambulismo tienen una frecuencia episódica «muy variable» en la que son capaces de hacer «actividades que el cerebro ha automatizado. Éstos son capaces de «levantarse, abrir la puerta o la ventana y salir por ellas o acceder a la cocina y coger un cuchillo», por lo que las medidas de seguridad también son necesarios para ellos, argumenta.
En cualquier caso, se debe acudir al médico, ya que los tranquilizantes que se suelen automedicar los pacientes «no sirven para nada», mantiene Pin. Lo que sí es beneficioso es la actividad física, «sobre todo a primera hora de la mañana», y la siesta de una duración «de entre 15 y 20 minutos».
Por último, el experto de Asenarco se refiere a dos circunstancias típicas de las parasomnias, como levantarse a comer o hablar en sueños. Respecto a la primera, señala que no es propia exactamente del sonambulismo y que es una patología en sí misma; mientras que hablar cuando se está dormido sí es probable en un sonámbulo, aunque éste «no responde a preguntas y es difícil entenderlo».