MADRID, 17 Mayo
Científicos de la Universidad de Almería (UAL) han detectado restos de fármacos que se suministran al ganado para evitar enfermedades, antibióticos como la tilmicosina o antiparasitarios como el levamisol, en la comida para bebés, según el estudio publicado en la revista ‘Food Chemistry’ y recogido por el ‘Sinc’.
El método que ha utilizado este equipo de científicos ha sido el ‘multiresiduo’ que permite detectar varios medicamentos a la vez en la comida de bebé. Para ello utilizan técnicas cromatográficas, con las que se separan los compuestos, y la espectrometría de masas para identificarlos.
En concreto, la metodología, «precisa, simple y rápida», se ha validado analizando doce alimentos con carne de vaca, cerdo o ave y nueve muestras de leche en polvo. Los datos indican que las concentraciones de medicamentos veterinarios varían de 0,5 a 25,2 microgramos por kilogramos en los primeros y entre 1,2 y 26,2 microgramos por kilogramos en los segundos. No obstante, los expertos aseguran que los resultados serian «más concluyentes» si hubiera un mayor número de muestras.
«En general las concentraciones detectadas han sido muy bajas, lo que por un lado indica que no son cantidades preocupantes pero, por otro, manifiesta la necesidad de hacer controles en estos productos para garantizar la seguridad alimentaria», destaca la catedrática de Química Analítica en la UAL, Antonia Garrido.
MAYORES CONCENTRACIONES EN PRODUCTOS AVÍCOLAS
Asimismo, se han encontrado también trazas de sulfonamidas, macrólidos y otros antibióticos, así como antihelmínticos –contra los gusanos– y fungicidas. En total, cinco medicamentos veterinarios en la leche en polvo y diez en los productos elaborados con carne, especialmente si eran de pollo u otras aves.
Con este estudio se sugiere que estas trazas en la comida de bebés se deben a que pueden haber granjas en los que no hay un control riguroso en la administración de medicamentos a los animales.
Hasta ahora la Comisión Europea ha legislado sobre los niveles permitidos de plaguicidas y otras sustancias en la comida a base de cereales para niños y bebés, pero no en la de origen animal.
Como resultado de la falta de regulación se tiende a aplicar una política de tolerancia cero con los medicamentos veterinarios en los alimentos, ya que pueden causar reacciones alérgicas, resistencia a antibióticos y otros problemas para la salud.