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Anomalías en los pies de los niños

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Los pies deben ser fuertes y resistentes para conseguir una buena propulsión y además, lo bastante flexibles para adaptarse al terreno que pisan. De ahí la importancia de que estén en un buen estado de salud y que no se presenten anomalías en los pies de los niños. Las anomalías más comunes que suelen presentar los niños en sus primeros años de vida son el pie plano, el pie valgo y el pie zambo.

Detectar estas anomalías en los pies de los niños a tiempo es fundamental para que los niños aprendan a andar correctamente y usen un tipo de calzado adecuado que no cause lesiones.

Tipos de anomalías en los pies de los bebés

En el momento de nacer, la exploración pediátrica puede detectar fácilmente tres tipos de anomalías en los pies de los niños congénitas: los pies talovalgos, los metatarsovaros y los equinovaros o pies zambos.

– El talovalgo se manifiesta como una laxitud exagerada de la articulación del pie con la pierna que permite una hiperflexión (con los dedos se llega a tocar la parte anterior de la pierna) y una lateralización del talón hacia afuera, en valgo. No precisa tratamiento pero hay la posibilidad de que desarrolle más adelante pie plano.

– El metatarso varo (colocación de la parte anterior del pie hacia adentro) se corrigen con maniobra manuales, aunque en casos rebeldes hay que utilizar férulas correctoras.

– Los pies equinovaros (pies zambos) requieren tratamiento precoz.

– Dedos de más o de menos. Una malformación que, por la posibilidad de ocasionar problemas con el calzado, conviene solucionar antes de que nuestro bebé comience a andar, es la polidactilia (presencia de un dedo de más). La sindactilia (dedos unidos) sólo ocasiona un problema de estética.

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El pie zambo de los niños

Los pies equinovaros o pie zambo es una anomalía en los pies de los niños que constituye una de las deformidades esqueléticas congénitas más frecuentes, en proporción de 1 a 2 por 1.000 nacimientos. Aparecen con doble presencia en los niños que en las niñas. En un 50 por ciento de los casos es bilateral.

Es una malposición muy fácil de detectar. El pie está girado hacia adentro, con la planta mirando también hacia adentro. El tratamiento ha de ser muy precoz, con movilizaciones la primera semana de vida en la que la reducción manual es posible. A los 10-15 días deben aplicarse, o bien una férulas correctoras que se llevarán las 24 horas del día o yesos correctores.

El tratamiento debe proseguirse durante meses y la observación durante años por la tendencia a presentarse recaídas. En casos en los que se ha iniciado el tratamiento demasiado tarde o en casos muy difíciles, las intervenciones quirúrgicas se hacen necesarias.

El pie plano de los niños

Los pies planos constituyen la anomalía en los pies de los niños adquirida más frecuente. En ella el pie pierde su curva central, el puente, y el talón queda inclinado en valgo, es decir, cae hacia su borde interior. Este defecto impide que el peso del cuerpo caiga sobre un talón bien implantado en el suelo y es la principal causa de dolor al andar.

Durante los primeros 4 años de vida, los pies planos pueden considerarse no anormales, sin precisar tratamiento. Solo cuando el talón aparece con un valgo acentuado estará indicado colocar una cuña interna en el tacón de los zapatos para conseguir que la parte posterior del pie apoye verticalmente. A partir de los 4 años, si no se observa una mejoría, estará indicada una plantilla. Al llegar la pubertad la mayoría de pies planos infantiles se han normalizado. Solo en casos excepcionales está indicada una intervención quirúrgica.

Vigila la postura de los niños

1. Es importante también vigilar la forma de dormir y de sentarse en el suelo. El dormir boca abajo, (posición hoy en día prohibida por la Asociación Española de Pediatras por el peligro de muerte súbita del lactante) era la causa, según se colocaran los pies en rotación interna o en rotación externa, de que durante la deambulación aparecieran también esos hábitos viciosos. La mejor forma de dormir es de lado.

2. Sentarse mal también puede condicionar la posición de los pies. Sentarse con los muslos rotados hacia adentro y las piernas dobladas por las rodillas, separadas a uno y otro lado del cuerpo (en forma de M) conduce a la perpetuación rotatoria de los pies. Por lo tanto, es recomendable corregir estas formas desde el primer momento que el bebé puede sentarse. Una buena postura es en forma de «indio» (con los pies cruzados), postura que permite mantener la espalda erguida.

Teresa Pereda
Asesor: Dr. Joseph Mª Casasa, cirujano pediatra

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