Entre dos y cinco de cada cien niños se ponen malos en cuanto prueban productos tan básicos como la leche, la fruta, el pescado o el huevo. ¿Por qué ocurre esto? Actuar con rapidez en estos casos es fundamental. Una reacción de este tipo podría llegar a tener gravísimas consecuencias en la salud de los niños si no se tratase a tiempo.
¿Alergia a los alimentos o intolerancia?
Es importante no confundir la alergia a un alimento con intolerancia. Aunque en ambos casos se produce una reacción, las causas que provocan este reflejo son diferentes. Por lo general, la intolerancia se produce como consecuencia directa de una intoxicación, de los efectos nocivos que provocan algunos de los componentes de los alimentos (histamina, serotonina…), o de algún defecto en determinadas sustancias propias del proceso de la digestión.
Se conoce con el nombre de alergia a la reacción del organismo contra ciertas sustancias que éste no reconoce como propias. Cuando el cuerpo del niño entra en contacto con una sustancia de estas características se produce una activación directa del sistema inmunológico, el cual produce unos anticuerpos especiales (IgE específicos) que luchan directamente contra el alimento en cuestión. Este tipo de actuaciones del organismo se ponen en funcionamiento en el momento en que se ingiere, inhala o se entra en contacto directo con el producto que provoca la alergia.
Ahora, lo último para superar la alergia a los alimentos es la inmunoterapia oral. En el caso de la alergia a la leche de vaca, ya se puede superar antes del año de edad.
Artículo relacionado:
– Alergias alimentarias: lee las etiquetas
La alergia a los alimentos es hereditaria
Los expertos opinan que estas reacciones suelen estar provocados por desarreglos del sistema de protección que fabrica los anticuerpos. En estos casos, la herencia padres-hijos juega un papel importante. Si varios miembros de la familia padecen algún tipo de alergia a cualquier alimento, lo más probable es que el niño sufra esa misma alteración.
Eso no quiere decir que la alergia aparezca nada más producirse el nacimiento. Todo dependerá del alimento que provoque el trastorno.
Síntomas de la alergia a los alimentos
Hay alimentos con más tendencia a provocar alergias que otros: la leche, el huevo, las frutas, los frutos secos y las legumbres suelen ser algunos de ellos.
Los síntomas que nos indicarán que el niño padece un desarreglo alimenticio serán:
– Trastornos gastrointestinales tales como vómitos, diarreas, dolor de tripa y retortijones.
– Reacciones cutáneas con aparición de urticaria, picor, enrojecimiento e, incluso, eczemas en aquellos niños con dermatitis tópicas.
El especialista, el mejor consejero
En la mayoría de las ocasiones, la solución pasa por retirar definitivamente de la dieta del niño el alimento responsable y someterle a revisiones periódicas (cada seis, siete o doce meses) para comprobar si se ha superado el trastorno o no. El médico nos confirmará el grado de reacción que provoca el alimento en nuestro hijo.
Hay niños que no pueden ni oler un alimento pues rápidamente caen enfermos si lo hacen. Otros, en cambio, sólo padecen la alergia si ingieren el producto de una forma determinada, crudo por ejemplo. Y es que, algunos alérgenos (sustancias que causan la alergia), desaparecen al ser cocinados.
Se puede dar el caso, también, de que nuestro hijo padezca alergia a «pares» de alimentos. La leche y el huevo, sin ir más lejos, suelen ser los más típicos. De esta forma si el niño es alérgico a uno de ellos, lo más usual es que reaccione de la misma forma frente al otro.
Comidas camufladas
Una vez que sepamos que nuestro hijo padece alergia a ciertos alimentos tendremos que tener especial cuidado con las comidas «camufladas». Los tarritos y las comidas ya cocinadas pueden contener sustancias ocultas en su composición que podrían provocar una fuerte reacción en nuestro pequeño. Otra cuestión que no tendremos que olvidar, sobre todo si nuestro hijo ya ha comenzado a andar, es la posibilidad de que el niño coma a escondidas. La única solución, en estos casos, es evitar tener en casa los productos causantes de la alergia, pues siendo tan pequeño será muy difícil que nuestro hijo tome conciencia de su problema.
Consejos para controlar la alergia a los alimentos
– La alergia a los alimentos puede ser un factor que desencadene otro tipo de alergias el día de mañana. Estos niños pueden desarrollar ciertas reacciones frente al polen de las flores, los ácaros, ciertas pieles de animales, las plumas de pájaros…
– Si la alergia a un alimento es muy fuerte, el niño podría llegar a presentar un shock (síndrome producido por una insuficiencia circulatoria aguda). De ahí que sea tan importante el que impidamos que el niño pueda llegar a probarlo.
– En ocasiones, si el niño rechaza una comida en concreto puede ser el primer síntoma de aviso frente a una alergia. Estar atentos a este tipo de reacciones suele ser de gran ayuda en la prevención de las alergias.
– Cuando existen antecedentes familiares, quizá no esté de más hacer unas pruebas a nuestro hijo antes de ofrecerle el alimento que suele provocar la reacción en nuestra familia.
– Comprueba atentamente la composición de los alimentos que le vayas a ofrecer. En el caso de que aparezca la palabra proteína sin más especificaciones en el etiquetado mejor no consumirlo hasta estar completamente seguros del origen de esa sustancia. Podría tratarse de una proteína distinta a la de la leche de vaca pero si no fuese así estaríamos poniendo en peligro la salud de nuestro pequeño.
Cristina Álvarez
También te puede interesar:
– Alergia o asma: consejos para una vuelta al cole segura
– Inmunoterapia en bebés: lo último para tolerar la leche de vaca
– Niños con alergia a la leche