Un sueño reparador es importante en muchos sentidos, desde el descanso hasta otros asuntos como prevención de algunas enfermedades. Para ello es bueno enseñar a los más pequeños de la casa buenos hábitos de sueño tales como irse a la cama temprano si al día siguiente hay que madrugar. Esto último podría ser especialmente beneficioso a la hora de evitar problemas de sobrepeso en la adolescencia.
Así lo revela un estudio de la Universidad Estatal de Ohio en donde se indica que acostarse temprano ayuda a los más pequeños de la casa a prevenir la obesidad al llegar a la edad adolescente. Una prueba más de cómo el acostumbrar a los niños a unos buenos hábitos de sueño tiene importantes efectos en el desarrollo de los menores y en un estilo de vida saludable.
Las ocho horas de sueño, claves
Para comprobar el efecto que tiene el sueño en la prevención de la obesidad, los responsables de este estudio siguieron de cerca la evolución de 177 niños nacidos en 1991. Las madres de estos participantes fueron informando a lo largo de esta investigación sobre la hora a la que mandaban sus hijos a la cama y anualmente monitoreaba su estado de salud.
Las madres de estos niños informaron a qué hora se dormían sus hijos cuando estos tenían cuatro años. La mitad de ellos lo hacía después de las ocho de la noche, pero antes de las nueve. Por su parte un cuarto de estos lo hacía a las ocho o incluso antes y el resto de participantes después de las nueve de la noche.
A la hora de controlar el peso de los participantes cuando cumplieron 15 años, los investigadores apreciaron que quienes se dormían a las ocho de la noche cuando eran más pequeños eran los que menos probabilidades tenían de desarrollar obesidad al llegar a la adolescencia. Es decir, quienes dormían las ocho horas recomendadas por los especialistas en sueño, eran menos propensos a tener sobrepeso.
La probabilidad de obesidad en la adolescencia crecía en los niños que se dormían entre las ocho y nueve de la noche. Mientras que las posibilidades más altas se registraron en los menores que se iban a la cama después de las nueve de la noche cuando eran más pequeños. La tasa de obesidad en esos grupos en la adolescencia, eran, respectivamente, del 10, 16 y 23 por ciento en función de la hora a la que se acostaban estos participantes cuando tenían menos edad.
Consejos para prevenir la obesidad en adolescentes
Además de tener unos buenos hábitos de sueño, hay otros muchos aspectos que se pueden controlar a la hora de prevenir la obesidad al llegar a la adolescencia. Estas son algunas claves que pueden ayudar en la lucha contra el sobrepeso:
1.- Alimentación planificada y equilibrada. Procura evitar excederte con bocadillos, refrescos, dulces, etc. y en cambio aumentar la oferta de frutas, verduras, lácteos, legumbres.
2.- Ejercicio físico regular. Practicar deporte regularmente como pasear a pie o en bicicleta con amigos o familia puede ser una buena manera de estimular la actividad física.
3.- Respeta los horarios de comida. Trata de no comer entre horas alimentos ricos en grasa y azúcares, puesto que estos tienen dos inconvenientes: aportan muchas calorías y pocos nutrientes, además de quitar las ganas de comer alimentos mucho más nutritivos
4.- No olvidar los lácteos. Estos alimentos son muy importantes para que los huesos reciban todo el calcio que necesitan. Si se tiene tendencia al sobrepeso, lo mejor es seleccionar desnatados o semidesnatados.
5.- Hidratos de carbono como principal fuente de energía. Los puedes encontrar en los cereales: arroz, avena, maíz, trigo y sus derivados: harinas y productos elaborados con ellos como pan, pastas, galletas. También están presentes en las legumbres.
6.- Cuidado con la comida rápida. Estos alimentos engordan mucho y alimenta muy poco.
7.- Comer despacio y sin distracciones. A la hora de la comida es importante tener lejos distracciones como la televisión ya que más de dos horas frente a este aparato favorece la obesidad.
8.- Comer con moderación y variedad. Hay que tomar un poco de cada cosa y no mucho de una sola.
9.- Involucrarse toda la familia. Una alimentación sana es buena para todos los miembros de una familia, tengan o no sobrepeso. Además, el hecho de ir todos a una ayuda a que nadie se salte estas prácticas.
10.- Cambios psicológicos. La adolescencia es época de cambios psicológicos importantes que pueden incidir en la actitud hacia la comida, apareciendo rechazo por la imagen corporal y trastornos en la conducta alimentaria, en tal caso lo mejor es consultar a un médico.
Damián Montero
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