El desayuno no solo es la comida más importante del día, en tanto que ofrece los nutrientes necesarios para afrontar la mañana. También supone un hábito saludable que debe fomentarse desde la infancia por sus beneficios nutritivos. Por ello no solo hay que asegurar que se cumpla con esta rutina, también hay que vigilar la calidad de la misma en todas las edades.
Saltarse el desayuno tiene consecuencias para la salud, tal y como indican en el estudio Papel del desayuno y su calidad en la salud de los niños en España. Esta comida debe incluirse en cualquier plan de alimentación saludable ya que permite incorporar nutrientes que son difíciles de consumir en otros momentos, al tiempo que ayuda a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas.
Motivos para desayunar
El consumo de un desayuno saludable se relaciona con una mayor ingesta diaria de nutrientes y un mejor cumplimiento de las recomendaciones nutricionales, asegurando alta calidad en dieta general. En niños y adolescentes, aquellos que cumplen con esta rutina consumen una mayor cantidad de fibra, frutas y verduras, y menos bebidas azucaradas en comparación que el resto.
Los adolescentes que desayunan habitualmente tienen un mayor consumo de vitamina D y folato, contando con niveles más altos de vitaminas C y D en sus niveles sanguíneos. Por otro lado, diversos estudios muestran una relación inversa entre esta comida y la incidencia de sobrepeso/obesidad en la población joven, todo lo contrario que cuando no tiene lugar estas rutinas.
Aquellos adolescentes que desayunaban regularmente presentan mejores indicadores de regulación de glucemia de acuerdo con los niveles de insulina que se han registrado. De esta forma, se aprecia una relación positiva entre esta comida y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Probabilidad que seguía reduciéndose a medida que mayor era la calidad de estas rutinas.
Riesgos de saltarse el desayuno
El desayuno debe formar parte de cualquier dieta saludable ya que así se asegura un consumo diario y proporcional de nutrientes, en especial de algunos alimentos que conforman esta comida. Además, hay que vigilar la calidad de lo que se pone en la mesa, asegurando la presencia de tres grupos alimenticios: lácteos, cereales y frutas, asociándose a un patrón dietético más saludable.
En cualquier caso, no hay un desayuno ideal para todos, este siempre ha de adecuarse a las necesidades personales, a la edad y al nivel de actividad física, teniendo en cuenta factores como alergias y/ intolerancias. Pero lo que es indudable es que la calidad global de la dieta es mayor en los niños y adolescentes que mantienen estas rutinas, presentando una mayor ingesta de varios nutrientes.
En conclusión, el desayuno debe tenerse en consideración en los planes de alimentación saludable de la población, pues permite incorporar alimentos que son difíciles de consumir en otras comidas y puede contribuir a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiometabólicas y a mantener un buen estado de salud general.
Damián Montero
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