Juan Llorca y Melisa Gómez son el chef y la nutricionista que están revolucionando el controvertido tema de alimentación infantil a gracias a libros como Sin dientes y a bocados, Leche con galletas, En boca de todos… y juntos han creado el movimiento #PorUnaEscuelaBienNutrida, donde resuelven muchas dudas y también ofrecen los mejores consejos, trucos y recetas para disfrutar en familia.
Acaban de publicar su último libro, ¡Puaaaaj!, un álbum infantil ilustrado, que incluye un atractivo cuento para los niños, que les ayudará a evitar que las comidas sean el peor momento del día. Y para lograrlo, incluye también las recetas de Juan Llorca, chef con más de 27 de profesión y responsable de Valencia Montessori School, la primera escuela en España con un Chef KMO con el sello Slow Food, para hacer más atractivas las verduras y las legumbres, que son las comidas que menos gustan a los niños.
Melisa Gómez es coautora del libro, dietista-nutricionista, especialista en Nutrición clínica en Pediatría y desde hace 7 años fundadora de Nutrikids, un proyecto para ayudar a las familias a ofrecer una alimentación saludable a sus hijos y con quien hablamos en esta entrevista.
Ideas para evitar que la comida infantil sea una pesadilla
¿Obligar a un niño a comer es inútil?
No solo es inútil, ya que esta acción no nos acercará a nuestro objetivo de que el niño aprenda a comer, sino que además será contraproducente, pudiendo ocasionar una mala relación con la comida y alejándonos aún más de la posibilidad de que nuestro peque disfrute comiendo y sienta que quiere repetir esta acción varias veces al día, todos los días en lugar de que al sentirse forzado o presionado, evite el momento de comer o lo que se relacione a este momento (la trona, el plato, los cubiertos…).
¿A qué se debe esta absoluta desproporción entre la cantidad de comida que un niño necesita y la que su madre cree que debe ingerir?
No creo que haya una sola respuesta para esto sino diversas hipótesis. Puede que se deba a que en generaciones pasadas se mantuvo la idea de que los peques no sabrían comer por sí mismos y habría que trazar un plan y unos horarios rígidos (cada 3 horas, por ejemplo) para que comiesen y, aunque en ese momento pudiesen no querer o no tener apetito suficiente, habría que insistirles porque necesitarían comer una determinada cantidad (generalmente mucho o lo que cada adulto considerase) varias veces al día para crecer fuerte. Puede que se deba también a que algunos alimentos se han ganado un lugar más prominente que otros y se suele insistir a los peques para que los acepten, aunque tal vez con pequeñas cantidades tengan suficiente para cubrir sus demandas. Todo esto va quedando en desuso con las recomendaciones más recientes de alimentar a demanda y de manera respetuosa a los niñas y niñas.
¿Cómo debe ser la Navidad para los niños a nivel nutricional para que sea saludable?
Debe ser igual que para los adultos o para el resto de la familia, basarse en comidas de calidad, acompañadas preferiblemente de agua y manteniendo la práctica de actividad física. Esto sería además una recomendación que se extendería al resto del año.En lo referente a las comidas, priorizar los alimentos de origen vegetal, cuando sea posible, ofreciendo frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva virgen extra, cereales integrales.. En caso de ofrecer lácteos, preferirlos en su forma natural sin azúcares añadidos y en caso de ofrecer proteínas animales, preferir los pescados y carnes blancas por encima de las carnes rojas.
¿Por qué los niños suelen rechazar las verduras? ¿Qué hacer para que no cojan manía al color verde de los alimentos?
Porque solemos nacer con marcada predilección hacía los alimentos más calóricos… las características de las verduras pueden hacerlas poco apetecibles para los niños: su aporte calórico suele ser bajo por lo que no suelen tener un sabor tan atractivo como algunas frutas (pensemos en un pepino o un calabacín en comparación a una sandía o un melón), su textura puede ser muy variable, su elevado aporte de fibra puede hacerlas más difíciles de masticar, etc. Pero si mantenemos la oferta de este grupo de alimentos y los presentamos de distintas formas podremos encontrar alguna que les guste más y nos ayude a mantenerlas en sus platos.
¿Qué podemos hacer para evitar que los niños rechacen ciertos alimentos y coman de todo?
Una de las primeras recomendaciones que se podrían dar para lograr una alimentación más saludable sería rebajar esta expectativa de que «coman de todo».
Tal vez no coman de todo y esto no represente ningún problema, a muchos adultos no les gustan algunas frutas o verduras y sin embargo esto no les impide practicar una alimentación saludable. Será recomendable que exista cierta variedad, especialmente porque solemos recomendar el comer alimentos de temporada y esto nos llevará a variar los alimentos presentes en la dieta, pero qué tanta variedad será flexible según cada persona, por lo que no podremos evitar directamente que existan rechazos porque puede que alguna característica del alimento que ofrecemos no guste o apetezca a nuestro peque en un momento concreto, pero podremos favorecer que en muchos casos, ese rechazo no sea perenne si mantenemos la oferta de ese alimento en un ambiente relajado y seguimos modelando la dieta que nos gustaría que practicasen. Entendiendo que tal vez no les guste nunca algún alimento en concreto, igual que a muchos adultos.
¿Cómo podemos averiguar si nuestro hijo come lo suficiente?
Por una parte, valorando la salud de forma global y observando si, de acuerdo con el carácter de cada peque, se mantienen activos, juegan, se desarrollan con normalidad. Si van creciendo (ganando peso y talla) acorde a lo esperado… A nivel nutricional, si a lo largo del día suele aceptar alimentos de casi todos los grupos: lácteos (que se pueden sustituir con alimentos ricos en calcio), proteínas tanto de origen vegetal como animal, carbohidratos que suelen ser los más aceptados (como el pan, la pasta, el arroz, las patatas…), frutas y verduras (pueden pasar por etapas en las que no acepten apenas verduras, pero coman muchas frutas y esto podría considerarse adecuado igualmente) y grasas (aceite de oliva, aguacate, aceitunas…).
¿Qué cantidades de comida son las más razonables según la edad de los niños?
La que a cada niño le apetezca comer y esto es algo que a las familias suele costarles mucho. Es cierto que existen algunas recomendaciones generales pero más allá de fijarse una cantidad concreta, la recomendación es ofrecer pequeñas porciones de cada grupo de alimentos (para lo que se pueden utilizar estrategias como el plato saludable) y permitir al niño decidir la cantidad que come de cada alimento ofrecido. Si se lo come todo, podemos ofrecer más y si no quiere más, respetaremos este deseo y ofreceremos nuevamente alguna opción más tarde.
¿Cómo pasar a la alimentación complementaria? ¿Alimentos triturados o aplastados?
Dependerá de cada familia, no hay una fórmula única para todos, aunque con la evidencia que tenemos a día de hoy se anime a todos a respetar el apetito del niño y permitirle regular las cantidades que ingiere, indistintamente según el método que se utilice (triturados o BLW), y que antes de los 12 meses, preferiblemente antes de los 10-11 meses, se prueben semisólidos como frutas en trozos o alimentos blandos.
¿Cómo fomentar que los niños coman solos?
Dándoles la oportunidad, la mayoría querrá hacerlo y experimentar las texturas, olores y sabores que se les ofrecen, pero para esto habría que permitirles tocar, oler, probar y no limpiarles constantemente o evitar que toquen la comida por no ensuciarse, entendemos que no siempre será posible, pero animamos a las familias a aprovechar cada oportunidad que tengan para hacer de las comidas un momento de aprendizaje y disfrute.
¿Qué es imprescindible para que los niños establezcan una relación sana con la comida?
Tener en cuenta que no se debe forzar, insistir, presionar (lo que también podría ser animar, felicitar, etc.), ni chantajear a los niños para que coman por encima de su señal de hambre.
Que debemos evitar la presencia de distractores a la hora de comer (tales como tabletas, smartphones, televisión, etc.) ya que esto podría limitar la posibilidad de vivir el momento de comer de forma consciente.Evitar también las estrategias de premios o castigos (tipo «si no comes luego no iremos al parque» o «si te lo comes todo, luego compraremos helado»), así como el etiquetar al peque o juzgarle por sus acciones («es que come fatal», «está muy pesad@ con la comida…»). Aunque existen algunas recomendaciones más, lo importante será respetar el apetito de cada peque y buscar la forma de acompañarlo y brindarle lo necesario sin agobiarle ni hacerle sentir que debe acallar lo que su cuerpo le indica para complacernos o para lograr un determinado fin (evitar un castigo, conseguir un premio, terminar con una situación incómoda, entre otras).
¿Qué deben saber los padres para evitar la obesidad infantil?
La obesidad infantil comprendida como enfermedad se origina por una serie de factores de diversa etiología que no siempre podrán prevenirse. Un estilo de vida saludable podría contribuir a evitar su aparición o progresión.
Marisol Nuevo Espín
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