Un buen hábito de comida es importante por muchos motivos. No sólo hay que cuidar lo que se pone en la mesa para vigilar el peso de los miembros de la familia, hay algunos alimentos que pueden influir en el estado de ánimo. De hecho, la alimentación juega un papel muy importante en la presencia y lucha contra la depresión. Un trastorno que no entiende de edades y que puede afectar tanto a niños como adultos.
Por ello, la Universidad de Harvard ofrece una serie de consejos para que las familias vigilen lo que ponen encima de la mesa y tengan en cuenta que no solo vigilan su peso, sino que también su estado de ánimo puede depender de aquello que comen. Al fin y al cabo, dice el refrán que somos lo que comemos.
Un círculo del que es difícil salir
¿Qué es primero, la dieta deficitaria o la depresión? Hay quien piensa que primero viene el bajón emocional y luego una mala comida rica en azúcares y otros alimentos como comida basura. En la imagen de muchos está la persona devorando tarros de helado tras una ruptura o del niño alegre ante un huevo de chocolate que le ha dado el padre para tratar de animarlo.
Sin embargo, este texto expone que tras analizar los hábitos alimenticios de las personas, estos investigadores determinaron que la dieta se ha convertido en un factor de riesgo que puede dar lugar a una depresión. Los expertos encontraron que aquellos que cuidaban lo que ponían en la mesa, reducían significativamente la posibilidad de desarrollar este trastorno a largo plazo.
«Una dieta con presencia de frutas, verduras, granos enteros, pescado, aceite de oliva, productos lácteos bajos en grasa y antioxidantes y una baja ingesta de alimentos de origen animal se asoció con un menor riesgo de depresión. Un menú caracterizado por un alto consumo de carne roja o procesada, granos refinados, dulces, productos lácteos altos en grasa, mantequilla, patatas fritas y salsa alta en grasa, y un bajo consumo de frutas y verduras se asocia con un mayor riesgo de depresión», explica la doctora Eva Selhub, dedicada a estudiar la relación entre mente y cuerpo.
Qué incluye una buena dieta
Desde Harvard se aconseja también acudir a un nutricionista para establecer una buena dieta con la que prevenir que estos síntomas se agudicen. Por otro lado, también es aconsejable cuidar lo que se pone en la mesa con el fin de evitarlos. Estos son algunos consejos para ello:
– Desayuno, respétalo. La comida más importante del día asegura un buen arranque y evita que se termine picando entre horas.
– Comer sin televisión. Las distracciones a la hora de comer son nocivas, no se mastica bien, se engulle en lugar de aprovechar la comida.
– Frutas y verduras. Cinco piezas de fruta y verduras deben estar presentes en cada dieta diaria. Siempre es mejor postre una pieza de fruta del tiempo que un producto refinado.
– Reduce las grasas saturadas. La comida basura mientras más lejos, mejor. Al igual con la bollería industrial y otros productos altos en grasa.
-Ejercicio. Ninguna dieta está completa sin la práctica de ejercicio regular, aunque no se pueda masticar, la actividad física debe estar presente en el menú.
Damián Montero
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