La obesidad se ha convertido en una de las grandes epidemias de la actualidad. La vida sedentaria cada vez más común en las nuevas generaciones y una alimentación deficitaria está provocando que los casos de sobrepeso sean cada vez más comunes. No es de extrañar entonces que muchos padres se preocupen por controlar la talla de sus hijos para evitar que sufran los problemas derivados de esta situación.
En este punto, hay que destacar la influencia que tiene el entorno en la obesidad. El ambiente es un factor que hay que tener en cuenta a la hora de prevenir este problema en los hogares tal y como indica Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine y en el que se explica cómo en algunos casos el sobrepeso puede ser «contagioso» dada la importancia del medio en el que se desarrolla el niño.
Influencia social
Si bien la obesidad no se contagia como otras enfermedades, a través del aire o del contacto directo, esta se transmite a través del entorno social en donde se desarrolla el niño. Para determinar este resultado, dicho estudio se centró en los casos de 1.300 padres que habitaban en distintas bases militares, ambientes cerrados y con influencia del exterior.
Tras analizar las situaciones de un total de 12 bases repartidas a lo largo de todo el país, los investigadores observaron que aquellas familias destinadas a lugares con alto índice de obesidad, tenían una mayor posibilidad de aumentar su Índice de Masa Corporal, IMC, pasado un tiempo viviendo en este entorno. Otra prueba de cómo el ambiente se relacionaba con los casos de sobrepeso eran aquellas familias que hacían vida fuera de estas zonas.
Las familias que optaban por vivir en las poblaciones cercanas a las bases militares, habitualmente, presentaban menos casos de obesidad aunque en estos lugares de trabajo sí hubiera casos de sobrepeso. En estas circunstancias, los hogares tenían mayor independencia a la hora de elegir el menú y de convivir con sus propias normas.
Los investigadores también destacaron, que los amigos y el estilo de vida de los mismos, influye en la obesidad. Aquellos individuos con compañeros que elijan el sedentarismo a la inactividad, terminan copiando estas prácticas y finalmente adaptándolos en su hogar. En última instancia son los hijos quienes ven estas rutinas como lo normal en su día a día.
Prevención de la obesidad
La obesidad no solo se puede controlar vigilando el entorno en el que se desarrolla el niño, también cuidando el estilo de vida del mismo puede mantenerse a ralla este problema de salud:
– Desayunar a diario. No desayunar supone arrastrar hambre durante toda la mañana y una mayor probabilidad de terminar picoteando entre horas.
– Evitar bollería industrial y chucherías. Ambos productos contienen un alto grado de compuestos azúcar y grasas saturadas en el caso de la bollería.
– 5 comidas al día. Desayuno, comida de media mañana, almuerzo, merienda y cena. Cumplir con estas 5 comidas al día asegura que no pase hambre y recurrir al picoteo entre horas para saciarse.
– Ejercicio. No solo la dieta influye en la obesidad, el menú saludable debe complementarse con actividad diaria y una vida alejada del sedentarismo.
Damián Montero
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