Cada vez surgen más actividades y programas para niños relacionados con el mundo de la cocina y la nutrición. Pero, a los niños, ¿por qué les gusta cocinar? ¿Qué beneficios tiene hacerlo para su salud? Los niños que aprenden a cocinar no solo comen un 80% más de verduras, sino que adquieren unos hábitos culinarios saludables que adoptan también en la edad adulta.
Cocinar les enseña a comer mejor
La mejor manera de conseguir que los niños coman de todo y sientan curiosidad por probar nuevos alimentos, es enseñarles el gusto por la comida sana y variada, y los alimentos de temporada. Estas bases no solo les enseñarán a hacer la compra, sino que también aprenderán el valor de los alimentos, su composición nutricional y sus beneficios para el organismo.
Contar con conocimientos culinarios también les permitirá organizarse mejor y ahorrar en la cesta de la compra cuando sean mayores. En concreto, lo que dicen las cifras de un reciente estudio realizado por Acierto.com es que los niños que comparten rutinas culinarias con sus padres mantienen una dieta más variada y sana, y comen casi un 80% más de verduras, un 30% más de pollo y consumen una tercera parte de calorías.
Gracias a esta información adquieren patrones alimentarios más saludables que mantener en el futuro, algo indispensable hoy en día si tenemos en cuenta las tasas de obesidad infantil no dejan de aumentar a un ritmo vertiginoso.
Somos lo que comemos
Comer bien garantiza una buena salud. Ya lo decía Hipócrates: «que tu comida sea tu medicina y tu medicina tu alimento». Y es que las personas que se alimentan correctamente tienen menos probabilidades de contraer ciertas enfermedades e incluso son más deportistas, ya que quien cuida su alimentación, generalmente también realiza actividad física de manera regular.
Un índice de masa corporal alto da lugar a desarrollar obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares y otros problemas de salud que pueden comprometer el bienestar general de la persona tanto en la niñez como en la edad adulta.
Los beneficios de aprender cocina
A parte de los beneficios saludables de aprender nutrición, aprender a cocinar, a utilizar cada instrumento de menaje y a manejar los tiempos de cocción, fritura y horneado desarrolla otros beneficios. Y es que aprender a cocinar requiere concentración, trabajo en equipo, paciencia, esfuerzo y también responsabilidad como la que se desprende de la necesidad de ayudar en las tareas de la casa, limpiando y dejando la cocina a punto para la próxima vez.
Asimismo, aprender a cocinar también resulta entretenido y creativo, y en los niños favorece el desarrollo de sus destrezas psicomotoras y habilidades matemáticas como contar y medir -o distribuir el dinero de la compra-, así como la alfabetización -si leen las recetas con nosotros-. También les brinda la oportunidad de trabajar la memoria y les enseña a ser metódicos.
A ponerse las pilas: escuelas de cocina y cocinillas caseros
Si quieres contagiarle a tu hijo la pasión por la cocina, existen varias opciones: hacerlo en casa o apuntarle a una escuela de cocina específica. Respecto a estas últimas, el mercado ofrece un amplio abanico de centros especializados, sobre todo en las grandes capitales.
Si finalmente optas por hacerlo en casa, no olvides tomar las medidas de seguridad necesarias. Ten en cuenta que la mayoría de accidentes infantiles se producen en el ámbito del hogar. Adapta las labores a su edad y no les dejes utilizar los cuchillos ni utensilios más peligrosos. Puedes plantearlo como un juego, con zonas prohibidas o similares que les resten «puntos», sobre todo si tu peque es muy competitivo. Eso sí, incúlcales siempre las normas de seguridad antes, y evita hacerlo sobre la marcha. Las reglas del juego han de quedar claras.
Actividades en la cocina por edades
De 4 a 6 años: pueden cascar huevos y batirlos, aplastar patatas cocidas o alimentos similares con el tenedor, distribuir la harina o la mantequilla por un molde, ensartar los trocitos de carne o fruta en una brocheta, decorar dulces, o moler con el mortero.
De 6 a 8: pueden pesar alimentos, exprimir cítricos, rallar pan, estirar masas, hacer figuritas, usar las tijeras, recoger los utensilios, guardarlos y secarlos.
Más adelante: también pueden emplatar, cortar con supervisión, usar manga pastelera, etcétera.
Y de forma más lúdica, cada vez que vayamos a un restaurante, una opción es dejar que los niños disfruten de la carta. Así podrán identificar el nombre de cada plato con sus ingredientes, preparación y emplatatado. Lejos de pedir siempre el menú infantil, pueden innovar con otras presentaciones y degustaciones que distan de parecerse a lo que están acostumbrados en casa.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Acierto.com y Kitchen Academy Escuelas de cocina
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