La dieta cetogénica no sólo no es peligrosa, sino que además es beneficiosa para la salud, si se realiza correctamente. Sin embargo, es un tipo de dieta que genera una gran confusión. Sus detractores afirman que seguir esta alimentación puede ocasionar problemas en los riñones e hígado, mientras que para sus adeptos es la panacea para gozar de una mejor salud.
¿Qué es la dieta cetogénica?
La cetosis no es algo nuevo, es un proceso metabólico natural que ha existido desde siempre. La dieta cetógenica es aquella que genera la llamada cetosis: un estado metabólico que, para funcionar, el cuerpo limita el uso de la glucosa y comienza a depender de cuerpos cetónicos y ácidos grasos.
Cuando hacemos un ayuno intermitente o realizamos una dieta muy baja en carbohidratos, el cuerpo no puede tirar tanto de la glucosa y busca energía en otras fuentes. Es en este momento cuando entramos en cetosis, que es el proceso por el cual nuestro hígado, con reservas de glucógeno bajas, empieza a producir más ácidos grasos y, al poco tiempo, cuerpos cetónicos. Al entrar en estado de cetosis, nuestro organismo comienza a utilizar las reservas de grasa como fuente principal de energía consiguiendo una pérdida rápida de grasa. Para que esto suceda, debe existir un déficit calórico porque si no, no se logrará perder peso, aunque sí se tendrá otro tipo de beneficios.
Mitos y verdades de la dieta cetogénica
Es muy importante desterrar mitos e identificar aspectos de riesgo asociados a la dieta cetogénica:
1. La pérdida de peso es muy rápida. El fundamento de la dieta cetogénica es que «funciona» porque se restringe el aporte de glucosa para promover el uso de ácidos grasos como fuente de energía. «Cuando se habla de cetosis nutricional siempre se hace referencia a una alimentación en la que se restringen considerablemente los carbohidratos. De esta forma, se pierde grasa corporal muy rápidamente sin perder masa muscular. Esta dieta, además, es muy saciante por lo que tendremos menos apetito, nos aportará una mayor claridad mental y aumentará la sensibilidad a la insulina, entre otros beneficios.
2. Clave diferenciar entre cetosis y cetoacidosis. La cetosis es un estado metabólico normal del cuerpo donde se producen cuerpos cetónicos para alimentar distintos tejidos y, sobre todo, al cerebro. Es un estado totalmente normal y natural. A lo largo de la historia, este proceso nos ha permitido vivir en periodos en los que escaseaba la comida o que no se podía comer y así se reducía el consumo de glucosa. El problema llega cuando hablamos de personas que no pueden producir insulina, especialmente diabéticos tipo I, ya que su organismo podría no ser capaz de regular el nivel de cuerpos cetónicos y se produciría una elevación de estos cuerpos en sangre. Esto es la llamada cetoacidosis, que sí es peligrosa, pero que no debemos confundir con la cetosis.
3. No sólo está recomendada para perder peso. Aunque la dieta cetogénica es muy conocida como mecanismo para eliminar grasa, lo más importante es que sirve, incluso, para personas que no necesitan o no quieren perder peso. Esta dieta ayuda a generar una flexibilidad metabólica y hace que el cuerpo sea capaz de tolerar los carbohidratos y las grasas. Son numerosos los estudios que relacionan esta flexibilidad metabólica con salud, menos riesgo de contraer enfermedades y menor riesgo de problemas de obesidad.
Uno de los mayores beneficios de la cetosis es que se reeduca al cuerpo para que sea un gran quemador de grasa.
Cuando se está en reposo, se consume entre el 60-70% de grasa y un 40-30% de carbohidratos. Durante el proceso de cetosis, se eleva el consumo de grasa, incluso estando en reposo. Si además se realiza actividad física moderada el consumo es mayor.
4. Las grasas: no todas son malas y no todas engordan. Esta dieta es un ejemplo de ello. Dieta basada en la reducción del consumo de hidratos de carbono y basada en el consumo de estas grasas beneficiosas. Existen estudios que demuestran que las grasas saludables son beneficiosas para la salud y su consumo, previene de otras. Por ello, este tipo de dieta, junto con la dieta paleolítica por ejemplo, se ha popularizado.
5. Una dieta cetogenética no es capaz de hacernos perder peso por sí sola. Hace falta una tercera particularidad: que sea hipocalórica. Esto significa que se debe aportar menos calorías de las que realmente se necesitan, de manera que el déficit se equilibre recurriendo a las propias reservas de grasa. Es necesario un equilibrio y por ello, se debe realizar con control. Es importante asegurar el equilibrio óptimo en el consumo de calorías, proteínas, grasas y carbohidratos, ya que si excedemos el consumo de las tres primeras, podemos no obtener los resultados deseados.
6. Se necesita control experto. La espectacularidad de resultados de las dietas cetogénicas necesitan de un estrecho control por parte de un equipo profesional que haga un seguimiento permanente, asegurando que se siguen ciertas pautas, regulando también la duración, ya que no se recomienda mantenerlas durante mucho tiempo. Es importante valorar las circunstancias personales, enfermedades, hábitos y estilo de vida de cada persona y a partir de ese momento, poder preparar un plan de alimentación personalizado con asesoramiento.
7. ¿Se puede hacer esta dieta y no perder peso? Mal realizada puede producir desórdenes en nuestro cuerpo. Se puede llegar a pensar que en esta dieta si comemos poco exigiremos más de nuestras reservas de grasa y, por tanto, adelgazaremos más en menos tiempo. Gran error, porque en este caso nuestro cuerpo puede identificar que estamos ante una situación de ayuno prolongado y, en previsión de que se alargue aún más en el tiempo, ralentice el metabolismo para racionar las reservas energéticas de las que disponemos por más tiempo. Más simple: no perdemos peso.
8. El consumo de sales minerales añadido debe estar asegurado. Cuando realizamos una dieta cetógenica, los depósitos de glucógeno almacenados comienzan a vaciarse, y con ellos el líquido corporal que estos acumulan. Con esta pérdida de líquido, perdemos sales minerales que hay que reponer, ya que si no, podemos vernos aún ingiriendo agua, en un estado de deshidratación. El consumo de un hipertónico es clave en la dieta cetogénica.
Marina Berrio
Asesoramiento: Equipo de epertos del método Lev.
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