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Comidas de madrugada, un riesgo para la salud

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Picar por la noche no es una buena idea en ningún caso.

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Son varias las necesidades básicas que deben cubrirse en una persona: dormir, beber, ir al servicio y comer. Pero, ¿todas deben ser saciadas en el momento en el que se sientan? La respuesta es no, al menos en lo que a ingerir alimentos se refiere ya que llevarse algo a la boca a deshoras puede tener consecuencias para la salud, algo que ya se sabía en lo que a picar entre horas se refiere y que ahora vuelve a advertirse con el estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Esta investigación, publicada en la revista Experimental Physiology habla sobre los efectos que puede tener comer durante la noche. Una actividad que hay que eliminar en los más pequeños que desvelados durante la noche acuden a la nevera para comer algo y que puede tener, a la larga, consecuencias para la salud. Porque lo mejor siempre es cumplir con cinco comidas al día y evitar la introducción de alimentos a deshoras.

Aumento de la grasa en sangre

Para analizar el efecto de las comidas realizadas tras el inicio de un periodo de descanso, los investigadores se centraron en un grupo de roedores a los que suministraron alimentos justo después de que estos se durmieran. El estudio analizó el nivel de grasa en sangre de estos animales antes y después de iniciar esta rutina habitual en ellas.

Los investigadores encontraron que el nivel de grasa en los roedores se disparó de manera considerable después de iniciar el periodo en el que suministraban comida después de un momento de descanso. Además, los resultados mostraron que en el organismo se creaba un hábito que hacía que este reclamase alimentos a esta hora como una costumbre más.

Trasladando el resultado al organismo humano, el primer efecto claro de comer tras iniciar un periodo de descanso es el inicio de una nueva digestión que dificulta el descanso. Algo que puede afectar al rendimiento escolar en los más pequeños al no cumplir con las horas de sueño recomendadas por los especialistas. El segundo, como se ha dicho, es la creación de un mal hábito.

Comer a estas horas varios días hace entender al organismo que a esa hora debe ingerir alimentos, por lo que comenzará a sentir hambre de forma habitual llegada la noche. Esto deriva en una alteración del reloj biológico y además supone un aporte calórico extra que conlleva un sobrepeso y a la larga, mayor riesgo de padecer enfermedades coronarias y otras afecciones relacionadas como diabetes tipo 2.

Enseñar horarios

Los horarios en las comidas son muy importantes y hay que inculcarlos en los más pequeños para evitar alteraciones en sus organismos. Estas son algunas normas que deben quedar claras a la hora de sentarse en la mesa:

– Cinco comidas al día. Bien repartidas, las ingestas de alimentos sacian cualquier apetito: desayuno, comida a media mañana, almuerzo, merienda y cena, estas han de ser las comidas que cada persona en el hogar hagan.

– Evitar comer entre horas. Las cantidades de comida en cada una de estas ingestas de comida han de ser las correctas, se ha de saciar el apetito, sin pasarse. De esta forma no habrá necesidad de llevarse algo a la boca cuando no toca.

– Aguantar el apetito. Si se siente algo de hambre y no falta mucho para comer, es mejor aguantar el tirón y esperar.

– La importancia del desayuno. No la llaman comida más importante del día por nada, aprovecharla y cargar las pilas en este momento asegurará que el hambre desaparezca a lo largo del día.

Damián Montero

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