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Comer con prisas: la era del ‘ya picaré algo’

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A muchas personas les resulta realmente imposible, por motivos diversos, disponer del tiempo suficiente para hacer una comida tranquila y detenida, como sería de desear. ¿Estamos por tanto condenados a no alimentarnos sanamente?

¡De ningún modo! Que no podamos conseguir lo óptimo no implica que seamos incapaces de lograr algo bueno. Decía Gregorio Marañón: «La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa». Estas son algunas pistas para cuando tengamos que comer con rapidez, que no con prisas.

La importancia de un buen desayuno

Si siempre es capital resaltar la importancia del desayuno en una nutrición sana, lo es mucho más cuando se prevé que el almuerzo va a ser rápido. Es absolutamente indispensable que esta primera comida sea una de las principales en cuanto al aporte calórico y a la variedad de los nutrientes que la integran. Habrá quien alegue que a primera hora del día «no le entra nada».

Pero lo bueno solo se consigue adquiriendo hábitos por repetición de actos: hay que acostumbrar a nuestra cabeza y a nuestro sistema digestivo a superar esa falta de atractivo ante el desayuno. Nos sorprenderá lo que conseguimos tras no mucho tiempo.

Otra de las razones, más bien excusas, fundamentales para no desayunar: esto se soluciona con algo tan asequible como levantarse quince minutos antes. Esos pocos minutos son una de las mejores inversiones en salud a medio y largo plazo que podemos realizar.

Y, puestos ya a ello, ¿qué debería tener un desayuno completo, máxime en previsión de un almuerzo ligero? Lo recomendable es que, además del café o infusión, tomemos un lácteo, cereales (muesli, tostada), y fruta o zumo natural (preferiblemente la primera). A medida que nos vayamos acostumbrando a desayunar ‘fuerte’ podemos ir completándolo con proteína en forma de queso, tortilla, atún, jamón, etc.

Prohibido saltarse la comida de media mañana: en ese momento hay que tomar alguna pieza de fruta que sea fácil de llevar y de comer (pera, manzana, ciruela, plátano) o un puñado de frutos secos (nueces, avellanas, almendras) -recuerda que es más recomendable tomarlos crudos y en una cantidad moderada-.

La comida, aunque sea rápida, puede ser sana

El almuerzo puede y debe estar planificado. Un error bastante habitual es engañarnos con el «ya picaré algo». Se puede hacer una comida rápida y sana a la vez. Para ello bastará con haber preparado con antelación el contenido de lo que vamos a llevar en el tupper.

Hay alimentos que admiten multitud de combinaciones, que pueden haber sido cocinados antes y que son altamente saludables: ensaladas de legumbres, de arroz o pasta; pan de pita o sándwich integral con distintos rellenos; y salteados de verduras.ara cenar conviene que intentemos elegir alimentos que pueden perder algunas de sus propiedades organolépticas al ser preparados y por ello son más complicados de comer fuera de casa. Me refiero a algunas ensaladas, carnes y pescados, todos ellos fundamentales en nuestra dieta mediterránea.

¡Y atención! Los días no laborables hay que defender a capa y espada la irrenunciable necesidad de realizar la comida de mediodía en casa, con la requerida serenidad y, si se tiene la posibilidad, en familia.

Pedro J. Toranzos. Licenciado en Farmacia, diplomado en Dietética y Nutrición,máster en Dietética.

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