El verano está lleno de placeres, muchos de ellos para el paladar, y la mayoría cargados de contraindicaciones para la forma física. Aperitivos que se convierten en almuerzos, cafés que derivan en tapeo, actividades que retrasan la hora de comer incitándonos a picar snacks poco saludables… Sobrevivir sin añadir kilos de más a estos maravillosos momentos es posible, si prestamos atención a estos errores.
En ocasiones, no nos explicamos por qué estamos engordando si tomamos ensaladas, productos light, mucha fruta o verdura… y sin embargo, no reparamos en otros ingredientes con los que acompañamos todos los hábitos «aparentemente saludables» y hacemos sacrificios como no cenar. Y es que la vida relajada y social del verano es para disfrutarla, pero si quieres mantener tu línea ten en cuenta estos consejos.
5 errores que nos hacen engordar en verano
1. Confundir sed con hambre: es típico que en verano, debido a la deshidratación por el calor, confundamos la sensación de hambre con la sed. De hecho, las estadísticas dicen que esto le ocurre con facilidad a más del 30% de las personas, pero ¿cómo diferenciarlo? Es muy sencillo: «bebe un vaso grande de agua y espera cinco minutos, si la sensación vuelve escoge un snack saludable como las nueces. La mayoría de las veces de trata de una mezcla de ambas sensaciones», afirma el nutricionista Alejandro Cánovas.
2. Barra libre de fruta: calmar la sensación de hambre comiendo fruta fresca es muy recomendable, pero sin olvidar que contiene azucares, por lo que no se recomienda comer más de 4 o 5 piezas al día, aunque depende de la condición y ejercicio físico de cada persona. «Lo ideal es consumir cuatro piezas: dos en el desayuno, una a media mañana y otra después de comer», apunta Alejandro. Una excelente manera de tomar vitaminas en verano son los smoothies porque además de frutas podemos incluir verduras, semillas y otros súper alimentos en función de los intereses, patologías (colesterol, problemas digestivos, hipertensión…) o condición física (ricos en proteínas para los deportistas).
3. Refrescos light: se piden bastante en verano como bebida social porque su aporte de calorías es bastante más reducido, pero hay que dejar de pensar que por tomarlas nos estamos cuidando ya que «no hacen una contribución nutricional positiva al organismo». Según el nutricionista Alejandro Cánovas, «es mucho más beneficioso inclinarse por bebidas como el zumo de tomate, que tiene muy pocas calorías y aporta nutrientes».
Renunciar a las cañas es otro de los problemas al que nos enfrentamos en verano por el temor a engordar. En contra de lo que muchos pueden pensar, no es necesario renunciar a la cerveza fresquita, de hecho, muchas investigaciones han demostrado que el consumo de cerveza sin alcohol tiene numerosos beneficios, entre ellos el de estimular la producción de colesterol bueno, que previene la formación de depósitos de grasa en las arterias y disminuye el riesgo de padecer infarto en corazón y cerebro. Además contiene antioxidantes que frenan el envejecimiento y deterioro de las células del organismo.
4. Saltarse la cena: haber picado algo a media tarde no debería implicar saltarse una comida principal como es la cena, «aunque sí hay que adaptarla, reduciendo proporcionalmente el grupo de alimentos que se haya tomado durante el picoteo», explica el nutricionista.
5. Ensaladas con pocas calorías: «si lleva lechuga no engorda», y no siempre es así. Y es que llamar ensalada a cualquier comida que incluya lechuga no reduce automáticamente su aporte calórico. Según Cánovas, «debemos tener cuidado con ingredientes como el queso de cabra, el exceso de frutos secos, los crutones de pan o las salsas, ya que convierten las ensaladas en platos hipercalóricos».
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Alejandro Cánovas, nutricionista del hotel Barceló Montecastillo
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