Si hay un alimento que los más pequeños intentan evitar a toda costa, esas son las verduras. Una batalla común es aquella en la que los padres intentan hacer que sus hijos coman estos platos. Pero, ¿por qué estas situaciones son tan repetidas? La ciencia ha dado una explicación al respecto y la saliva sería la respuesta a una de las preguntas más repetidas en todos los hogares. Eso sí, esto no quiere decir que sea imposible empezar a integrarlas en su dieta habitual.
Y es que tal y como indica el estudio publicado en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry un caso evidente de cómo se puede superar esta situación está en los adultos. ¿Por qué ellos sí pueden comer verduras sin ningún tipo de problema? Este estudio también tiene respuesta a esta pregunta y a otras más.
Desagradables, explicación científica
Según se indica en este trabajo las bacterias activas en la saliva pueden producir algunos compuestos sulfurosos que tienen un olor desagradable al entrar en contacto con las verduras. Por este motivo los niños odian este tipo de alimentos. Si bien estas siguen presentes en los adultos, no se produce el mismo efecto ya que se han acostumbrado y pueden comerlas sin que la sensibilidad les haga pasar una mala experiencia sensorial.
Para alcanzar estas conclusiones se analizó la situación de un total de 98 familias con niños de entre seis y ocho años. En concreto se quiso analizar qué sucedía con el trisulfuro de dimentilo, compuesto químico que llevan verduras como el brócoli. La investigación demostró que los menores cuya saliva produce una gran cantidad de este elemento, eran quienes más eludían comer estos alimentos por culpa del olor mencionado.
Los autores de este trabajo aseguran que cuando los niños comen se producen en su boca altos niveles de gases volátiles que son similares a las flatulencias o al olor de los animales en descomposición, así como sabores extraños similares al azufre. Si bien el elemento mencionado está presente en los adultos sí toleran el sabor de estas comidas ya que se han acostumbrado al mismo con el paso de los años.
Comer verduras
Estos son algunos consejos que brindan desde la Asociación Española de Pediatría y atención primaria para animar al consumo de verduras:
– El ejemplo es importante, los padres deben predicar con el ejemplo. Si se quiere que un hijo coma verduras, lo primero que deben hacer los adultos es consumirla ellos mismos
– Evitar la sobrecocción. Este es el principal error cometido por los padres, la sobreprotección afecta sobre todo a las verduras crucíferas (repollo, coles de Bruselas, coliflor, etc.). Al cocer mucho tiempo, se generan moléculas con azufre que huelen mal. Y su textura se vuelve demasiado blanda.
– Hay que fomentar el picoteo vegetal. Existen muchas opciones de picoteo y entremeses vegetales.
– Incluir a los hijos en las labores de cocina, bajo supervisión. Se les puede animar a hacer tareas sencillas y seguras. Si la apariencia de un plato es amable y colorista, va a ser del agrado de los más pequeños de la casa.
– Buscar aliados. Se puede combinar las verduras con los platos preferidos de su hijo: mezclados con pasta, en lasaña, entre los panes de una hamburguesa, en un crepe, en croquetas, en una tortilla de maíz. Las posibilidades son múltiples.
– Explicar a los hijos las ventajas de comer verduras. Los niños son esponjas y aprenden con rapidez que las verduras contienen vitaminas y minerales.
Damián Montero
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