El curso ha comenzado, toca ponerse las pilas y dar lo mejor para tener éxito en el año escolar para que cuando este concluya, no haya que pensar en otra cosa que el descanso (sin olvidarnos de mantener ciertas actividades de repaso). Pero para conseguir esta misión se precisan fuerzas, unas pilas que no solo se recargan en la cama durante la noche, sino en la mesa durante las distintas comidas del día.
Nadie puede negar la influencia de una buena alimentación en el éxito o el fracaso del alumno en el curso escolar. Hay que cuidar qué se come y cuándo se hace. Porque no solo se trata de vigilar los alimentos que se ponen en la mesa, sino la distribución de los mismos a lo largo del día. Estos son algunos consejos de la Asociación Española de Pediatría.
El comienzo del día
Para empezar la jornada nada mejor que un buen desayuno. La primera comida del día es muy importante y no hay que saltársela por muchas prisas que se lleven. En la mesa deben estar presentes tres grupos alimenticios básicos lácteos, pan o cereales y fruta. Estos productos darán al niño las primeras proteínas y energías para afrontar las horas de colegio hasta la hora del bocadillo del recreo.
Tampoco se debe olvidar este descanso en el colegio. El recreo debe ser aprovechado para recargar pilas en forma de bocadillo. El pan es la base de estos ‘menús’ y una importante fuente de hidratos de carbono. Está en la base de la pirámide nutricional, por lo que se recomienda incluirlo en nuestra dieta a diario, sobre todo, cuando está elaborado con el cereal completo.
Se deben evitar acompañar estos bocadillos con bebidas azucaradas como zumos con exceso de este ingrediente u otras bebidas carbonatadas. Lo mejor es una botella de agua para beber algo mientras se come. También puede acompañarse esta comida con una pequeña pieza de fruta, pero recordando el escaso tiempo que tienen los niños para este descanso y que una gran comida puede iniciar una digestión que impida atender correctamente en las horas posteriores.
El almuerzo
Tras finalizar la escuela los niños llegan a casa y afrontan la segunda comida más importante del día. En estos momentos los alumnos llegan con hambre, por lo que pueden sentarse en la mesa y devorar todo rápidamente. Los padres deben asegurarse de que coman despacio y no finiquiten el menú en cinco minutos. La televisión está prohibida también durante estos momentos.
Los nutricionistas de la AEP recomiendan recordar una dieta equilibrada en la que se incluyan estos grupos alimenticios vegetales, féculas (arroz, patatas o pasta) o el pan y carne y pescado. El mejor postre es una pieza de fruta o medio vaso de zumo natural para que con su vitamina C, se asimile el hierro de forma más eficiente. Cabe destacar que las frutas en almíbar nunca pueden sustituir a las otras de forma habitual ya que su alto contenido en azúcar pueden influir negativamente.
Cenas y meriendas
Entre el almuerzo y la cena se presenta la merienda, una comida que a menudo es obviada pero que es imprescindible. Con ella los niños recargan pilas en una tarde que habitualmente no está exenta de obligaciones debido a las extraescolares y a las tareas que deben realizarse. Por ello no se debe perder esta costumbre en el hogar y velar porque los niños cumplan.
El menú de la merienda ha de ser variado y nunca ofrecer lo mismo. Los alimentos excesivamente calóricos y ricos en grasa deben limitarse. En la mesa deben introducirse grupos alimenticios de la familia de las frutas, los cereales y los lácteos. Un bocadillo, un tazón de cereales o un vaso de leche con frutas suelen ser unas opciones bastante recomendables para estos momentos.
Con la cena se cierra la jornada de comidas. Este menú ha de ser liviano, que no falto de nutrientes. En la mesa deben presentarse alimentos ligeros para evitar digestiones pesadas que alteren los horarios del sueño en los más pequeños. Una sopa caliente en invierno o una fresca ensalada mientras se mantiene el calor, o conforme se acerque el verano so buenas opciones. También hay que tratar de incluir huevos o pescado o carne, con un poco de verdura como guarnición.
Damián Montero
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