Una creencia habitual es pensar que cuando alguien está triste, tomar algo dulce lo ayudará a salir del bache. Pero como muchas leyendas urbanas, esta teoría es falsa. Así lo ha demostrado el estudio publicado en la revista Nature en donde se ha demostrado que lejos de echar un cable para superar estas situaciones, el abuso del azúcar ayuda a todo lo contrario.
Esta investigación ha demostrado que existe una vinculación entre el abuso del azúcar y la depresión. Una prueba de que en estas situaciones concederse estas licencias alimenticias no ayuda, sino que empeora el estado de ánimo. Unos efectos a los que hay que sumar los archiconocidos como la mayor posibilidad de desarrollar diabetes y problemas de sobrepeso.
Personas más depresivas
Esta investigación analizó a un total de 8.000 participantes en un estudio longitudinal en donde debían contestar a una encuesta periódica que comenzó en el año 1983 y terminó en el 2013, 30 años después. Los sujetos fueron cuestionados por la cantidad de azúcar que consumían habitualmente y sometidos a pruebas con el fin de determinar su nivel de salud y encontrar problemas como depresión o ansiedad.
Los resultados indicaron que aquellas personas que consumían unos 67 gramos al día de azúcar presentaban un 23% más de posibilidades de desarrollar depresión o ansiedad a lo largo de su vida. La relevancia de este estudio puede presentar un cambio de paradigma ya que habitualmente se creía que estos problemas eran los que derivaban en el consumo de productos dulces.
En el caso de los padres, ver a los más pequeños desanimados a veces suele tratar de arreglarse concediéndoles caprichos en forma de golosinas y otros tipos de dulces. Este estudio podría significar que los problemas se generan precisamente por el consumo de artículos excesivamente azucarados ya que los participantes mostraron los mismos síntomas a pesar de comer con regularidad estos productos.
Anika Knüppel, directora principal de esta investigación, sostiene que estos resultados a día de hoy no son concluyentes y que se precisarán nuevos estudios para profundizar en este campo. Eso sí, sugiere a las familias reducir el consumo de azúcar y prevenir los excesos ante la cantidad derivados de estos comportamientos como la diabetes, las caries o la obesidad, y que sí han sido demostrados.
Cuidados en la depresión
Cuando un familiar sufre los efectos de la depresión hay que entender que atraviesa una dura situación en la que los dulces poco pueden ayudar. Debe ser un profesional quien determine el tratamiento más efectivo en estos casos. En casa se puede ayudar de la siguiente forma:
– Entender cómo funciona la depresión y que las reacciones y los cambios que se producen no son por voluntad de la persona, sino efectos de la depresión.
– No reforzar sus quejas ni los pensamientos negativos, no prestar demasiada atención a las conductas depresivas para no alimentar su visión negativa de las cosas.
– Controlar los enfados. Al ver que la persona no ha respondido como se esperaba o no ha hecho algo que debía, procura hay que mantener la calma y evitar enfados ya que estos sólo aumenta la sensación de inutilidad de la persona haciéndole sentir peor.
– Proponer actividades pero ten en cuenta que la persona deprimida no estará muy dispuesta, con lo que han de ser ideas que no requieran mucho esfuerzo, se recomienda empezar por pequeñas cosas.
– Reforzar los pequeños cambios cualquier cosa, como una sonrisa, tomar la iniciativa en algo, arreglarse, etc, de esta manera se generan emociones positivas y propiciamos que se repita en el futuro.
Damián Montero
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