A partir del momento en que nuestros hijos comienzan a dar sus primeros pasos, esos piececitos que ahora nos parecen tan pequeños tendrán que soportar todo el peso de su cuerpo. Precisamente por ello, será fundamental intentar corregir posibles trastornos con antelación, sobre todo, si deseamos que el niño no sufra molestas deformaciones el día de mañana.
Una revisión con el pediatra a tiempo
El primer paso para prevenir posibles patologías será consultar con el pediatra del niño. Una revisión podría ponernos sobre la pista de cualquier problema que se nos haya pasado por alto hasta ahora. En cualquier caso, no debemos alarmarnos en exceso si el médico de nuestro pequeño nos indica que existe una deformación postural. Este tipo de trastornos suelen resultar mucho más fáciles de corregir que los de carácter muscular, óseo o tendinoso.
Las deformaciones posturales tienen su origen en los últimos meses de embarazo. En este periodo los bebés se ven obligados a adoptar «incómodas» posturas que pueden llegar a afectar al correcto estado de sus pies.
Una de las soluciones más habituales a la que suelen recurrir los traumatólogos son las plantillas.
También las escayolas y los ejercicios de recuperación se presentan como algunas de las opciones más utilizadas. Sólo en los casos más complicados los especialistas son partidarios de los aparatos ortopédicos y de las operaciones.
El calzado ideal para los niños
Pero, ¿cuál es el calzado ideal a estas edades? Pues, sencillamente, aquel que proteja la pie de nuestro pequeño sin deformar la marcha natural del niño; que facilita sus primeros pasos, permitiendo las variaciones de tamaño; que respeta la circulación sanguínea… En definitiva, aquel que es cómodo.
Debemos tener en cuenta que el pie de un niño no es exactamente igual que el de un adulto. Muy al contrario. Es más, tendrán que pasar aproximadamente 18 años antes de que los tiernos cartílagos del bebé se transformen en los veintiséis huesos que forman el pie de un adulto. Esta fragilidad hace que los pies del niño sean tremendamente sensibles ante el calzado poco idóneo.
Sus pequeños dedos: adaptación a la horma de sus zapatos
A la hora de adquirir unos zapatos para los niños, es necesario prestar especial atención al talón, a la longitud y a la anchura. El calzado debe tener la forma natural del pie, sobrepasando 6 mm su anchura y 12 mm la longitud. Sólo así estaremos completamente seguros de que permite el juego de dedos del niño.
El material, por su lado, no ha de ser rígido. En estos casos, la piel es la mejor aliada pues es lo suficientemente flexible como para no comprimir los piececitos. A partir de los dos años, además, son aconsejables las suelas de cuero o goma de escaso grosor (entre 4 y 5 mm) y con refuerzo en la punta para compensar el desgaste.
Cuestión de tacón
Asimismo, es importante que la suela tenga un poco de tacón (entre 6 y 9 mm), sobre todo si nuestro hijo hace tiempo que comenzó a dar sus primeros pasos. De este modo, se facilita el juego de articulación del pie. El tacón debe ser normal, procurando evitar los de prolongación interna (tacón de Thomas). No son necesarias almohadillas en sus plantillas.
Tipos de zapatos para los niños
En cuanto al tipo de zapato es fundamental que elijamos aquel que mantenga bien sujeto el pie del niño. No son muy recomendables las botas pues obstaculizan la flexión de la articulación del tobillo, así como tampoco es aconsejable abusar de las zapatillas deportes. Utilizarlas de vez en cuando no es perjudicial pero sí pueden llegar a serlo si se usan demasiadas horas a lo largo del día.
Entre los todos los sistemas de cierre, elige el velcro, los cordones o las hebillas.
Este tipo de ataduras, son las más cómodas a la hora de poner y quitar los zapatos. Una tarea, que probablemente tendremos que realizar varias veces al día.
NIÑAS
Zapato inglés. Son ideales por la forma en que sujetan el pie del niño.
Zapato tipo «Merceditas». Al igual que el anterior modelo se trata de un calzado muy adecuado al sujetar correctamente el pie del pequeño.
Zapato tipo «Bailarina». Obligan al niño a «sujetar» el zapato con la punta de los pies. Precisamente por ello, son poco recomendables para su uso diario.
NIÑOS
Deportivas. Las deportivas son como su nombre indica un tipo de calzado exclusivamente diseñado para realizar deporte. Su uso indiscriminado y continuo no se encuentra recomendado por los traumatólogos infantiles.
Zapato de cordones. Son los más adecuados para los niños. Su sistema de sujección les permite sentirse cómodos en todo momento.
Consejos para elegir los zapatos a su medida
1. Zapatos de puntera ancha. Elige zapatos anchos en la punta frente a los más estrechos que encontraremos en el mercado. De esta forma podremos estar seguros de que los pies del niño no se encuentran demasiado apretados.
2. Los primeros zapatos deben permitir una cierta libertad de movimientos. Para asegurarnos que sea así conviene que nos decantemos por sistemas de cierres como las hebillas, los cordones o cualquier otro abrochado alto sobre el empeine.
3. Mejor zapatos con suela antideslizante. Son útiles para ayudar a nuestro hijo a mantener el equilibrio cuando comience a ponerse de pie. De otro modo, terminaría cayéndose constantemente.
4. Comprueba las tinturas de los zapatos. Si no fuesen de buena calidad (la composición aparece en el etiquetado) podrían provocar una alergia al niño.
5. Las costuras de excesivo grosor o defectuosas pueden dañar la delicada piel de los pequeños. Introduzcamos nuestros dedos en el interior del calzado comprobando los remates antes de adquirir unos zapatos nuevos para el niño.·
6. Las suelas rígidas son las más aconsejables para la marcha sobre terrenos pedregosos, duros o de asfalto.P ara caminar sobre hierba o tierra blanda es mejor que calcemos al niño con unos zapatos de suela blanda.
Súper consejo para los pies de tu hijo
Procura que el niño ande descalzo una buena parte del día en casa. Los calcetines antideslizantes son ideales en estos casos. Tampoco debemos renunciar a los paseos por la playa siempre que sea posible. El primer objetivo de nuestro hijo será aprender a mantener el equilibrio y qué mejor que sus propios pies como soporte. Una vez que haya comenzado a «controlar» un poco más su cuerpo podremos ir ampliando las horas en que tenga que estar calzado.
Holgura adecuada en los zapatos
En tiendas especializadas en calzado infantil suelen tener a disposición del cliente un medidor para controlar la longitud del pie del niño. Pero, estemos atentos. También es importante medir bien la anchura de ambos pies. Aunque los zapatos no le queden pequeños puede que al niño le aprieten. Así, vigilaremos que exista la holgura adecuada por todos los lados.
¿Pies planos?
Por lo general, la mayoría de los padres primerizos suelen pensar que los pies de sus hijos son planos. En realidad, las plantas de los niños más pequeños ofrecen dicha sensación sencillamente porque existe una almohadilla de grasa bajo el arco óseo. Con el paso del tiempo y con la «marcha» esa grasa se va perdiendo hasta que el pie termina por adquirir su forma definitiva.El auténtico pie plano no es posible detectarlo hasta el año y medio o dos años de vida, cuando nuestro hijo lleve varios meses caminando sin que su puente se haya formado.
Marisol Nuevo Espín
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