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Ya quiere vestirse solo: a los 3 años podrá vestirse y desvestirse a su ritmo

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Normalmente, es una cuestión de iniciativa propia. A partir de los dos años, lo más probable es que nuestro hijo/a ya quiera empezar a vestirse solo y comience a quitarse o ponerse la camiseta y los calcetines él/ella solo. Este será su primer paso dentro de otros muchos que le llevarán a la total independencia. De hecho, alrededor de los tres años ya será capaz de vestirse y desvestirse «a su ritmo».

Fomentar esta nueva autonomía de vestirse y desvestirse a su ritmo es muy importante. No sólo madurará sino que, además, desarrollará campos tan fundamentales como la coordinación o la motricidad.

Javier, de 5 años, es capaz de abrocharse los botones de la camisa, pero no quiere nunca ponerse los zapatos él solo. Para convencerle, su madre ideó una pequeña estrategia:

– Mira, Javier, ¿te gustaría que te enseñara a hacer nudos y lazos?
– Mamá, no sé hacerlo, es muy difícil.
– Bueno, ya lo sé, pero lo vamos a pasar muy bien haciendo nudos en esta cuerda que he encontrado. ¡Mira como lo hago! ¡Esto es un nudo! Te voy a dejar la cuerda colgada del pomo del armario y vas probando, ¿vale? Avísame cuando te salga uno.

Javier se queda mirando y cuando sale su madre empieza a hacer y deshacer nudos. Al cabo de un rato:

– Mamá, ya me salen los nudos.
– ¿Quieres probar en tus zapatos a hacer un buen par de nudos? Yo te pongo uno y tú el otro, ¿vale?
– ¡Si, mamá! ¡Qué fácil! ¡Déjame a mí solo! ¡Papá, mira, ya sé hacer nudos!…
– …Ahora, Javier, en estas cintas del pelo de tu hermana, que cuelgo en las puertas de los armarios, vamos a hacer lazos. Primero hacemos lo que ya sabes, un nudo, y ahora ponemos una orejita de un ratón, la rodeamos con una cuerda y le sacamos la otra orejita por aquí. Tiramos y… ¡magia potagia! ¡ya está!

Gracias a la paciencia y la imaginación de su madre, Javier ha aprendido a hacer algo que le resultaba muy complicado. Los resultados no se hicieron esperar. Al día siguiente no apareció descalzo como era habitual. Tenía sus zapatos puestos y exhibía unos nudos y unos lazos grandiosos de los que se sentía especialmente orgullosos.

Evita hacerlo por ellos: así no serás un freno para tus hijos

A partir de los dos o tres años los niños se adentran en una edad en la que reclaman más independencia y autonomía. Se encuentran en el periodo sensitivo del aprendizaje: son capaces de realizar nuevas actividades, de salvar pequeñas dificultades que antes se les resistían… Precisamente por ello, debemos evitar ser un freno para nuestro hijo.

Si el niño desea vestirse él mismo, conviene primero que le enseñemos a hacerlo explicándole los «paraqués» de las cosas y luego que nos armemos de paciencia. Los primeros días tardará horas. Después, con el paso del tiempo, lo hará mucho más rápido e, incluso, irá adquiriendo nuevas habilidades. Esos botones que tanto se le resistían al principio dejarán de hacerlo a base de práctica. Los calcetines, por su lado, serán una «prueba superada» en cuando le indiquemos unas cuantas veces cuál es la posición correcta del talón o utilicemos algunos trucos imaginativos.

Los padres debemos motivarles siempre en positivo

Frases como ¡no, que tardas mucho! O ¡no, que tú no sabes! Son un obstáculo en el aprendizaje de los niños. El pequeño que quiere aprender y se lo impiden termina creyendo que es incapaz de hacer las cosas por sí mismo. Este fracaso suele conducirle a la pereza y la vaguería: «Si mamá lo hace… ¿Para que lo voy a hacer yo?». «Yo no lo gago porque siempre me sale mal…»

Y es que, cada vez que ayudamos a nuestro hijo haciendo lo que él perfectamente podría realizar estamos deteniendo o desviando su desarrollo.

Lo hacemos con la mejor de nuestras intenciones, es verdad, pero estamos impidiendo su progreso. Por eso, sobre todo a estas edades, nuestro papel no debe ser el de padres controladores sino el de padres estimulantes y positivos.

Un plan de acción para que ganen en autonomía

Para potenciar la autonomía de nuestro hijo serán necesarias grandes dosis de imaginación, paciencia y entusiasmo. Podemos comenzar, por ejemplo, por marcarnos pequeños objetivos: Que se ponga y se quite él solo la camiseta interior que se responsabilice de buscar, ponerse y quitarse los calcetines a diario… Todo ello, primero bajo nuestra supervisión y luego él solo. ¿Que alguna vez se pone los calcetines al revés? Pues no pasa nada. Ahí estamos nosotros para reírnos de la gracia e indicarles cariñosamente dónde tienen que colocarse exactamente los talones o qué zapatilla corresponde a cada pie en concreto.

En cualquier caso, para que nuestro hijo mejore en autonomía personal es fundamental que nosotros, sus padres, estemos de acuerdo de tal horma que al mínimo logro que consiga el niño por medio de nuestra estrategia se lo alabemos para que siga adelante y alcance así, todos los objetivos que nos hemos marcado.

Lo que puede hacer para vestirse por edades

A partir de los dos años el niño entra en un periodo sensitivo ideal para aprender ciertas cosas con un mínimo esfuerzo:

– Ponerse calcetines, pijama y camiseta (2 años).
– Vestirse solo: ponerse la camisa y los pantalones o el vestido (3 años).
– Abotonarse los pantalones, el vestido… (4 años).
– Aprender a hacerse nudos y lazos en los zapatos (5 años).

¿Qué me pongo? La ropa adecuada

Pero si nuestra actitud es importante en este periodo sensitivo del niño también lo es el que adquiramos la ropa más acorde con las habilidades de nuestro hijo.

Así, cuando compremos nuevas prendas procuraremos huir de las cremalleras encajadas y los botones pequeños.

En estos casos, es mejor decantarse por los vestiditos y pantalones con tirantes, elásticos o uniones de velcro.

Habrá ocasiones en que a pesar de todos estos trucos, nuestro hijo, por capricho o cansancio, se negará a vestirse solo. Entonces tendremos que recurrir además, a las clásicas pero efectivas «mañas de mamá» que ya utilizaban nuestra abuelas. Por ejemplo:

Si a nuestro hijo no le gusta ponerse las zapatillas, por ejemplo, porque es incapaz de distinguir cuál es la derecha y cuál es la izquierda le dibujaremos una cara en la plantilla de su zapato. Una mitad de la cara la marcaremos en el pie derecho y la otra mitad en el izquierdo de tal forma que cuando las dos zapatillas estén juntas y en la posición correcta formen un solo rostro. De esta forma tan divertida, ¿quién se negaría a calzarse solito?

Consejos para facilitar que nuestros hijos se vistan solos

1. Dale tiempo suficiente. Procuremos reservar siempre un tiempo «extra» para que nuestro pequeño pueda vestirse tranquilamente él solo. De este modo no iremos nunca con prisas y no nos irritará su lentitud. Si tenemos previsto comenzar a habituarle a que se vista solo, elijamos un mes o una semana en la que realmente podamos contar con el tiempo necesario para que el niño se arregle por su cuenta. Al principio puede que necesite hasta media hora y «esos lujos» no nos lo podríamos permitir un día de «cole».

2. Al principio, algo de ayuda. Si tenemos que ayudarle a ponerse la camiseta hagamos que nuestra colaboración sea divertida: jugando con él al «cucú-tras-tras», por ejemplo, le motivaremos mucho más que metiéndole prisa o criticando su torpeza.

3. Doblar y colocar en su sitio. Aprender a vestirse y desvestirse solo no es un proceso que acabe al finalizar la jornada y tras haberse quitado absolutamente toda la ropa. El niño debe habituarse, además, a colocar adecuadamente las prendas que estén limpias y a dejar en el cesto de la ropa aquella que esté sucia.

4. Empezar con el pijama. Una de las prendas que menos cuesta poner y quitar a los niños pequeños es el pijama. La ausencia de botones y cremalleras lo convierten en la prenda ideal con la que iniciar un «plan de acción».

5. Compra ropa fácil. Cuando compremos ropa para nuestro hijo escogeremos aquella que tenga grandes botones o tiras de velcro. El que nuestro hijo deba aprender a vestirse él solo no quiere decir que le pongamos demasiados impedimentos a la hora de hacerlo.

6. Elogia sus logros. Para que nuestro hijo mejore en autonomía personal, debemos alabar y valorar cada pequeño logro que consiga. Así, en su afán por agradar a papá y mamá, no dudará en esforzarse todo lo que pueda a diario.

Un buen método para que el niño aprenda rápido a vestirse solo es apilar su ropa sobre la cama en el orden en que se la tenga que poner. Primero, los calcetines, luego la ropa interior, después la camiseta y por último los pantalones. De este modo, no sólo tardará mucho menos sino que, además, se aprenderá más fácilmente la disposición que debe seguir.

Marisol Nuevo Espín

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