La reacción de los padres a los comportamientos de los hijos tiene mucho que decir a la hora de educar. Un ejemplo es no pausar una mala conducta en los niños, lo que le indica a los más pequeños no hay problema en ello. Al mismo tiempo, un refuerzo positivo en buenas acciones hace que los menores quieran repetir estas prácticas para recibir el mismo trato.
Tanto las negativas como las positivas, las consecuencias pueden emplearse a la hora de educar a los hijos. Estas respuestas a los comportamientos indicarán a los más pequeños cómo entienden los padres estas conductas y hará que sea más o menos probable que se repitan estas actuaciones.
Reacciones a los comportamientos
¿Cómo deben reaccionar los padres a los comportamientos? ¿Qué tipo de consecuencias debe haber a las actitudes de los hijos? Desde el Departamento de Salud y Recursos Humanos de los Estados Unidos se dan los siguientes consejos sobre cómo hay que reaccionar ante las conductas:
– Consecuencias positivas. Demuestran a los hijos que ha hecho algo que algo que merece elogio y que se espera se repita. Las consecuencias positivas incluyen recompensas, elogios y atención. No se debe abusar de ellas ya que pueden derivar en que el niño repita estas actitudes sólo por el premio y no porque haya interiorizado esta forma de ser.
– Consecuencias negativas. Indican a los hijos que han hecho algo que no es del agrado de los padres. Es menos probable que los niños repitan ese comportamiento si se aplica una consecuencia negativa. Entre el repertorio se encuentra el ignorar actitudes, distraer al niño, quitarle privilegios y aplicar castigos.
– Consecuencias naturales. Se trata de aquellas causadas por algo que se ha hecho. Si se le dice advierte a un hijo que juegue con cuidado con un juguete, pero él lo sigue golpeando, el artículo se puede romper. En este caso, el niño habrá experimentado el resultado más probable de tratar así sus pertenencias. Hay que saber dónde está el límite y evitar que el pequeño pueda estar en peligro como por ejemplo que ande sin cuidado junto a un borde y termine cayendo y haciéndose daño.
Ignorar y distraer
Otras consecuencias de los comportamientos pueden ser el ignorar o distraer a los niños para reorientar sus actitudes:
– Ignorar. Retirar la atención de los niños puede ayudar a reducir el mal comportamiento de su hijo. Al atenderlos durante un berrinche, se recompensa de forma indirecta la mala conducta y aumentar las probabilidades de que se repita.
– Distraer. Esta consecuencia busca reorientar la atención de los más pequeños a otros asuntos, puede ser utilizada en momentos en los que los niños se muestran nerviosos. También sirven para cortar las malas conductas antes de que estas aparezcan, como por ejemplo ante el mínimo síntoma de un berrinche, invitarlo a jugar en algo divertido.
Damián Montero
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