Los niños de temperamento fuerte, intensos, muy sensibles y movidos, a menudo, suelen complicar bastante la crianza. Padres e hijos entran en una espiral de incomprensión y desesperación que eleva considerablemente los niveles de estrés de la familia.
La psicóloga Úrsula Perona es madre de tres hijos, entre ellos, de una niña de alta demanda. Estos niños no padecen ningún trastorno ni tienen patología alguna, solo son niños de alta demanda, un término poco conocido que describe a niños que reúnen unas determinadas características de personalidad.
Acaba de publicar Hijos de alta demanda. Manual para padres (Toromítico), un libro basado en su propia experiencia y trabajo profesional, escrito desde calor humano de la maternidad y el entendimiento psicológico, que resulta muy esclarecedor para padres en la misma situación.
Cómo entender y disfrutar de un hijo de alta demanda
¿La alta demanda es un problema psicológico o de comportamiento? ¿En qué consiste?
Ni una cosa ni la otra. Es un término descriptivo que simplemente hace referencia a los niños de temperamento fuerte. Nos permite entender cómo se relacionan con el mundo y a qué obedecen las necesidades tan elevadas que tienen. Las personas nacemos con unos rasgos de personalidad que vienen determinados por la genética, y que con los años y a través de la interacción con el ambiente, se van puliendo y evolucionando.
¿Qué características presentan los niños de alta demanda y cómo podemos identificarles?
Hay varios rasgos que comparten casi todos los niños de alta demanda:
– Un elevado nivel de actividad: duermen poco, son muy movidos…
– Poca ritmicidad para el sueño, lactancia… (son imprevisibles)
– Se adaptan regular a los cambios.
– Necesitan atención constante por parte del adulto, no saben estar solos, conciliar el sueño o jugar sin el acompañamiento de los padres.
– Tienen reacciones muy intensas: fuertes rabietas, enfados…
– Son muy sensibles.
– Tienen muy claro cuáles son sus necesidades, y las expresan con contundencia.
– Necesitan mucho contacto físico.
– Tienen tendencia emocional a mostrarse disgustados o insatisfechos, aunque suelen ser muy alegres y vitales.
¿Un niño de alta demanda nace o se hace? ¿Influye de alguna manera la educación recibida por parte de sus padres?
Sin duda, un niño de alta demanda nace. Pero cómo evolucione su personalidad dependerá mucho del entorno en el que se eduque. Los niños de alta demanda necesitan iguales dosis de amor y comprensión, y límites claros y bien definidos, pues su fuerte temperamento puede acarrear problemas de conducta.
¿Por qué los niños de alta demanda son habitualmente tildados de malcriados y consentidos?
Porque desde fuera es difícil comprender un temperamento así. Solemos atribuir erróneamente cualquier comportamiento del niño a los padres, fruto de una mezcla de desconocimiento y poca empatía. Hay niños fáciles, complacientes, más tranquilos… y hay otros niños más complicados, igualmente maravillosos, pero cuya crianza se complica muchísimo más.
¿Cómo explicaría a los padres lo que ocurre en la mente de estos niños para que puedan entenderles mejor?
Llevo más de quince años trabajando con niños y familias, y observo mucha falsa expectativa, mucha creencia errónea en torno a la crianza. Eso genera frustración, exigencia y descontento. No disfrutamos de nuestros hijos porque tal vez no cumplen con lo que creemos que es normativo (pero que en realidad se aleja significativamente de nuestra naturaleza). A esos padres les diría que se tomen el tiempo de conocer la personalidad de sus hijos: genuina, única y maravillosa, y que trabajen para convertirse en los padres que ese hijo necesita, no en el que pensaban que iban a ser. Ese es el verdadero reto de la crianza: aceptar a esas personitas que la vida nos ha puesto en el camino para educar y acompañar, y adaptarnos a ellas. Y ¡ojo! No digo que sea fácil. Tal vez su personalidad choca frontalmente con la nuestra, tal vez hay aspectos suyos que nos complican la crianza y nos despiertan emociones encontradas. No es fácil, pero tomando conciencia, se avanza en el camino de la crianza consciente.
La hipersensibilidad es una de sus características, ¿hacia qué cosas o personas se muestran más sensibles y por qué?
Son niños que experimentan muy intensamente sus emociones, tanto las que provienen de su mundo interior como todo lo que sucede a su alrededor. Empáticos, compasivos, de buen corazón… Pero ser muy sensible puede convertirse en un regalo envenenado, porque la emociones te desbordan con facilidad. Además, en niños pequeños, con un repertorio de expresión emocional tan reducido, solo saben expresarlas con conductas «negativas»: llorar, pegar, rabietas… Con la maduración y el debido acompañamiento esa sensibilidad puede convertirse en un don maravilloso.
Debido a sus características, a menudo complican la crianza, ¿qué consejos daría a los padres para enfrentarse a este tipo de comportamiento?
Que aprendan a ser los padres que sus hijos necesitan. Que acepten su personalidad, y se formen para acompañarlos de manera que desarrollen todo su potencial. Los maestros, por ejemplo, estudian varios años para poder educar a nuestros hijos. Nosotros, como padres, necesitamos también formarnos y aprender en este mundo en el que la crianza se ha vuelto cada vez más compleja.
¿Cuáles son las necesidades reales de los niños de alta demanda?
Lo resumiré en un par de frases. «Un niño solo pide lo que necesita. Y toda demanda de atención, es una demanda de amor».
¿Cómo debe ser la educación de un hijo de alta demanda? ¿Qué tipo de padres necesitan estos niños?
Necesitan padres pacientes, disponibles emocionalmente, que aprendan a delegar porque esta crianza es realmente agotadora. Padres respetuosos con sus necesidades, que no les juzguen y entiendan que esa es su personalidad.
¿Cómo manejar la mala conducta de los niños de alta demanda y educarles para afrontar su adolescencia?
Es importante encontrar el equilibro entre darles el cariño y atención que necesitan, y poner límites de manera adecuada. Acompañarlos emocionalmente, en un clima de confianza y buena comunicación, sentará las bases para atravesar la adolescencia sin grandes problemas.
Marisol Nuevo Espín
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