El camino que debe seguir una persona desde su infancia hasta que consigue un trabajo, y prospera en él, es muy largo. Sin embargo, en cada una de las etapas que se han de seguir ha de ponerse la correspondiente piedra para sentar una buena base de cara al futuro. La mejor noticia es que, según la ciencia, la familia puede aportar mucho a que este recorrido sea satisfactorio.
Según el estudio publicado en la revista Pediatrics, la conexión familiar en el hogar es uno de los ingredientes fundamentales para hacer que el niño prospere a largo plazo. Una conclusión alcanzada después de analizar la situación de más de 37.000 niños de entre 11 a 13 años, que fueron parte de una encuesta en donde se quiso analizar su nivel de bienestar.
¿Cómo hacer que los niños tengan éxito?
El mencionado estudio indicó que la clave para el éxito a largo plazo era una buena conexión familiar. Y, ¿qué es lo que compone esta relación tan sana? Los responsables de este trabajo determinaron «ingredientes» tales como el cuidado de los pequeños, el apoyo a los hijos, crear un entorno seguro y garantizar el respeto, así como la participación en la toma de decisiones.
O lo que es lo mismo, la conexión familiar fuerte se traduce en que los niños se sientan seguros y cuidados en el hogar, atendidos desde el respeto y el apoyo. Esto garantiza que sean capaces de aprender cuáles son sus fortalezas, al mismo tiempo que percatarse de sus debilidades para, de esta manera, construir su identidad y saber cuál es la mejor manera de aprovechar sus características para prosperar.
En cuanto a las características de las familias que presentaron un mayor nivel de conexión: se tratan de hogares con la presencia de ambos padres y en donde la economía no era un problema habitual para estos hogares. Detalles que se relacionan con lo ya narrado: la presencia de un entorno que haga que los hijos se sientan seguros y protegidos.
¿Cómo crear un entorno seguro en los niños?
Para crear un entorno en el que los niños se sientan seguros, un contexto afectivo debe ser la clave. Estos son algunos consejos para poder construirlo que ofrecen desde el equipo de Aldeas Infantiles:
– La afectividad expresa, que es la capacidad para expresar el afecto al niño, adolescente o joven, y hacerlo desde el ajuste emocional y sensorial a la persona con la que están trabajando.
– La capacidad para crear vínculos afectivos positivos y mantener la conciencia sobre los vínculos afectivos ya creados.
– El cuidado consciente de la planificación y desarrollo de todas las fases de cualquier proceso de intervención, con especial atención a las fases de inicio y cierre.
– La mirada consciente y respetuosa a la persona con la que se trabaja, especialmente cuando son niños, adolescentes y jóvenes con una historia de daño personal, así como el respeto a los vínculos afectivos con sus familias.
– El abordaje de los conflictos desde la disciplina positiva sin recurrir a ninguna forma de violencia.
Damián Montero
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