Ser padre es una de las etapas más bonitas por las que puede pasar una persona. Traer una vida al mundo y acompañarla de la mano para convertirla en algo de provecho es una experiencia que marca. De hecho, pasar tiempo junto a los hijos es una de las actividades que más llenan el alma de cada individuo, estrechar el vínculo paterno filial es algo simplemente maravilloso.
Pero este vínculo no solo supone pasa un tiempo divertido entre padres e hijos. Estas horas invertidas junto a los más pequeños de la casa también son muy beneficiosas para ellos ya que favorece su desarrollo personal tal y como se destacó en la conferencia «¿Por qué los niños no vienen con manual de instrucciones» celebrada en el Centro Médico San Juan de Dios de Barakaldo.
Transmisión de valores: pasar tiempo con los niños
Durante esta conferencia, la psicóloga Marta G. Lacabex expuso que la vida de un niño es un camino que no está definido. Un proceso que tiene que tomar forma y es aquí en donde entran en acción los padres, quienes tienen la labor de pasar tanto tiempo como les sea posible para ayudar a que los más pequeños puedan tener una luz para encontrar cómo seguir este camino.
La transmisión de buenos valores y saber cuáles son sus necesidades específicas es muy importante. Cada niño es diferente, tal y como señaló el pediatra Isaac Contreras durante esta conferencia. Este especialista indicó que en función de las características del niño, unos factores ayudarán y otros no. Saber detectar las características de menor, ayuda a que los progenitores tengan más fácil guiar a sus hijos por este camino.
En este sentido, Lacabex señaló que «cada niño, como persona que es, es único e irrepetible. Los factores que influyen en sus vidas son múltiples: personalidad, entorno familiar, social. Aunque nos cueste aceptarlo, no todos estos factores están bajo nuestro control». La psicóloga señaló que aunque los padres ayuden, también tienen que saber que no pueden asegurar un camino sin dificultades a sus hijos.
Enseñales a hacerlo, no lo hagas por ellos
En este punto, Lacabez distinguió entre ayudar a un niño, y suplantarlo en sus tareas. Los padres deben acompañar a sus hijos en todas aquellas actividades que tengan que realizar solos, pero nunca solventárselas. «Es mejor darles una caña para que aprendan a pescar durante toda su vida que unos peces para que coman un día solo», señaló la psicóloga.
Lacabez señala que darles la caña para pescar también supone trabajar porque toleren los fracasos. Enseñarles que no siempre se puede ganar y que habrá ocasiones en las que no consigan sus resultados. Esto no significa que los padres enseñen a sus hijos a resignarse ante los reveses de la vida, sino todo lo contrario, es instruirlos en el arte de la persistencia y el trabajo constante, en la solución de fallos.
Damián Montero
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