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Slow parenting, cuando las prisas no son buenas en educación

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«Vísteme despacio que tengo prisa», «las prisas nunca fueron buenas». Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo ir con celeridad, deriva en malas consecuencias. Por el contrario, tomarse las cosas con calma, pero sin pausa, siempre es mejor. Detenerse a ver la situación y planificar cuál puede ser la mejor forma de abordarlo es un consejo que debe aplicarse a cualquier contexto de esta vida.

Por supuesto, en la crianza de un hijo también se puede aplicar este consejo. Una técnica que se conoce como slow parenting y que puede contribuir a mejorar la educación de los más pequeños. Una técnica en la que el aburrimiento tiene presencia para sacar lo mejor de los más pequeños y en donde el no hacer nada en ocasiones puede tener el mejor de los resultados.

Slow parenting

¿Qué es lo que defiende exactamente el slow parenting? Esta es una filosofía de crianza de los hijos cree que ir más deprisa no es siempre lo mejor para las personas. Que las personas y los niños necesitan menos actividades programadas y más tiempo en la naturaleza, menos entretenimiento y más paz interior.

Para los educadores que invitan a apostar por el slow parenting la palabra «lento», no significa hacer las cosas a una velocidad de tortuga, tal y como indican desde el Hospital Sant Joan de Déu. Esta palabra se refiere respetar la velocidad adecuada de desarrollo. Esto implica calidad por encima de cantidad, y unas conexiones humanas reales y significativas, que nos invitan a estar presentes en cada momento.

Carrie Contey, cofundadora de Slow Family Living, explica que el slow parenting pretende que cuando los miembros de una familia deben «ser activos para hacer espacio a la familia. Como todas nuestras actividades, es necesario marcar este propósito en un calendario». De esta forma se apuesta por crear momentos de actividad y de relax para los más pequeños.

Practicar el slow parenting

Una vez entendido qué es el slow parenting, ¿cómo aplicarlo en el día a día? Vinyet Duran, divulgadora de este método, da los siguientes apuntes:

– La vida de una familia se hace, en buena parte, alrededor de la mesa. Siempre que sea posible, es bueno desayunar, comer y cenar tranquilamente, charlando, y sin distracciones como televisiones de por medio.

– Tomarse un descanso vacacional en un lugar tranquilo y que potencie la creatividad de tus hijos. Es importante el contacto frecuente con la naturaleza, es el mejor antídoto contra el estrés, e invita al relax.

– Buscar cada día un rato para hacer cosas divertidas juntos, reír y relajarse. Jugar a juegos sencillos, sin pantallas, los de siempre.

– Apagar los móviles o dejarlos de lado; los ratos para los niños son sólo para ellos.

– Procurar que en el calendario familiar todos los miembros tengan suficiente tiempo de inactividad para descansar.

Damián Montero

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