De forma errónea se cree que la depresión es un problema de adultos, que durante la infancia no se puede padecer este trastorno que sume a las personas en un estado de tristeza continuo. Sin embargo, este pensamiento es falso, y los más pequeños de la casa también atraviesan por estos episodios. A menudo sin ser apreciados por los padres en sus primeros momentos.
Como en todo problema, la detección temprana de los síntomas favorece un tratamiento efectivo. ¿Cuáles son las señales que deben poner en alerta a los padres? ¿Qué aspectos cambian en el día a día de los más pequeños y son indicativo de que algo malo les ocurre? Estas preguntas son las que contesta el estudio publicado en JAMA Psychiatry y que revela a los progenitores las pistas para detectar una posible depresión en sus hijos.
Ansiedad e irritabilidad
Esta investigación se compuso por un estudio longitudinal realizado a lo largo de 4 años (abril de 2007 a marzo de 2011). La muestra la compuso un grupo de descendientes de padres que habían atravesado episodios de depresión. Un total de 337 familias, en donde 315 madres y 22 padres, habían experimentado al menos 2 de este trastorno.
El rango de edad de los niños participantes en este estudio estuvo entre los 9 y los 17 años que conviven con sus padres. Los resultados indicaron que 20 niños desarrollaron depresión mayor hacia los 14 años, época de adolescencia y de mayor trancision. Para detectar este trastorno se requirió que los menores tuvieran al menos cinco síntomas, incluyendo un estado de ánimo persistente, irritabilidad y pérdida de interés en las actividades normales.
Entre los síntomas más relacionados con los primeros pasos de la depresión, los investigadores encontraron que la irritabilidad, el miedo y la ansiedad fueron las señales más comunes al comienzo. Estos resultados pueden servir de ayuda para comenzar con el tratamiento de este trastorno incluso antes de que comience.
Otros síntomas de depresión
Desde el National Institute of Mental Health se resaltan los siguientes síntonas de depresión en niños. Un menor con este trastorno puede fingir estar enfermo, negarse a ir a la escuela, aferrarse a un padre, o preocuparse de que uno de sus padres pueda morir. Los de mayor edad pueden estar de mal humor, se parte de problemas en la escuela como peleas, mantener una actitud negativa y sentirse incomprendidos.
Antes de la pubertad, los niños y las niñas tienen las mismas probabilidades de sufrir trastornos de depresión. Sin embargo, a los 15 años, las mujeres tienen el doble de probabilidad que los hombres de haber padecido un episodio de depresión grave.23
La depresión en los adolescentes se presenta en un momento de grandes cambios personales, cuando hombres y mujeres están definiendo una identidad distinta a la de sus padres, lidiando con asuntos de género y su sexualidad emergente, y tomando decisiones por primera vez en sus vidas. La depresión en la adolescencia a menudo coexiste con otros trastornos tales como ansiedad, comportamiento perturbador, trastornos alimenticios, o comienzo de ingesta de alcohol.
Damián Montero
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