Las nuevas tecnologías lo han cambiado todo. No solo las comunicaciones o las formas de ocio, sino incluso el currículum de los padres. Ahora, todo progenitor debe dominar destrezas digitales para poder educar bien a sus hijos, quienes nacen rodeados de dispositivos con conexión a internet que abre las puertas de un mundo en línea que cuenta con numerosos riesgos que hay que prevenir.
Para hacer frente a esta situación, Harvard propone a los padres una serie de claves para poder ser un buen padre de un nativo digital. Varios consejos para asegurar que los más pequeños de la casa aprovechan al máximo el potencial de las nuevas tecnologías y las empleen de manera responsable. Una forma de acompañar a sus hijos al igual que en cualquier otro asunto.
Ser padre en la era digital
Los niños de hoy crecen en un entorno repleto de tecnologías que pueden ser muy útiles si se emplean de manera correcta. Para conseguirlo la Universidad de Harvard propone estos consejos a los padres de estos hijos:
– Tratar a las nuevas tecnologías como cualquier otro elemento en la vida de los hijos. Los padres también deben querer saber lo que sus hijos hacen en línea, al igual que se interesan por su actividad en clase o con sus amigos. Y al igual que hay reglas sobre el comportamiento en la escuela y con sus compañeros, también debe tener normas sobre la vida en la red.
– Establecer límites y animar a hacer otras actividades. Se recomienda imponer límites razonables que no coarten el uso de las nuevas tecnologías pero que tampoco se traduzcan en un abuso. También es importante que los niños descansen de vez en cuando de las nuevas tecnologías y aprendan a vivir en el mundo real que los rodea
– Las familias que juegan juntas aprenden juntas. Los padres deben acompañar a sus hijos a la hora de usar las nuevas tecnologías. En lugar de utilizar los medios como niñera, hay que emplearlos como una forma de divertirse y aprender juntos.
– Ser un buen modelo a seguir. Si el padre pasa todo el día conectado a su teléfono, tablet, ordenador todo el tiempo, el mensaje que se envía al niño no es el mejor.
– Mostrar el valor de la comunicación cara a cara. La interacción personal en el mundo físico es crucial para las relaciones y la salud mental. Las nuevas tecnologías pueden ayudar para mantener contacto con parientes lejanos, pero en casa siempre mejor cara a cara.
– Crear zonas y momentos sin tecnología. Algunas veces, la tecnología puede interferir con actividades cotidianas como estudiar, dormir o comer. Por ello, lugares como el dormitorio o la sala donde se estudia deben estar libres de estas tecnologías salvo que sean imprescindibles para buscar información.
– No usar la tecnología como un «chupete emocional». Si el niño tiene una rabieta, hay que calmarlo hablando y nunca dándole un dispositivo con conexión a internet para calmarlo. De esta forma se evitará que cada vez que el pequeño quiera acceder a contenidos en línea monte el numerito.
– Informarse sobre el contenido recomendado. Los padres deben estar al tanto de los materiales que pueden manejar sus hijos y nunca permitir que instalen aplicaciones sin informarse antes sobre el contenido de las mismas.
– Enseñar a ser un buen «ciudadano digital» y a ser responsables. El tiempo en línea no debe dejar de lado las actividades y relaciones offline. En su uso de plataformas como chats y redes sociales, han de ser amables y educados. Nunca utilizar el anonimato para insultar a otros y por supuesto recordar la privacidad.
– Los niños cometerán errores. Al igual que cuando se aprende a andar, montar en bicicleta o cualquier otro campo, aquí también caerán y los padres deben animar a volver a intentarlo.
Damián Montero
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