A Rebecca Rolland le encanta escribir cuentos e historias con su hija. Esta psicóloga ha dedicado su vida a trabajar con el lenguaje y actualmente es especialista en patologías del lenguaje oral y escrito en el departamento de Neurología del Hospital Infantil de Boston y también es profesora de Harvard.
Está convencida de que la mejor manera de ayudar a nuestros hijos a ganar autoconfianza es hablando porque la ciencia lo ha demostrado y pretende acabar con el «no me cuenta nada», que es la típica queja de algunos padres cuando se lamentan de que no tienen comunicación con sus hijos. La manera de hablarles y de escucharles desde que son pequeños es la clave para que El arte de hablar con los niños (Diana) sea una realidad al alcance de todos.
¿Cuál es la importancia de utilizar un lenguaje claro y sencillo al hablar con los niños?
Un lenguaje claro y sencillo permite que los niños procesen y entiendan lo que estamos diciendo y que puedan hacer preguntas en lugar de confundirse o perderse, cosa que puede ocurrir si hacemos preguntas muy complicadas. A veces, pensamos que los niños pueden entender cosas más complejas de las que realmente pueden entender o a veces somos demasiado abstractos. Cosas que parecen muy básicas, por ejemplo «limpia tu habitación». Se lo decimos y no lo hacen. Y nosotros nos enfadamos. Quizá no saben exactamente qué es una habitación limpia. «¿Qué es lo que quieres que haga? «¿Yo, como sé que mi habitación está limpia?» Utilizando un lenguaje más directo, más sencillo y más concreto, les ayudamos a entender lo que estamos diciendo y también les permitimos que hagan preguntas para aclarar sus dudas.
¿Cómo podemos adaptar nuestro lenguaje al nivel de comprensión del niño sin subestimarlo ni hablarle por encima?
Esto tiene que ver con la relación bidireccional entre tú y el niño. Si puedes darte cuenta verdaderamente de cómo responde tu hijo o tu hija a lo que estás diciendo, esto permite ayudarles en su desarrollo, pero sin abrumarles. Por ejemplo, a lo mejor nuestro hijo o nuestra hija nos dice: «no sé qué es la guerra». Porque a lo mejor te ha oído decir guerra y no sabe lo que es. Y entonces te pones a dar una explicación muy compleja sobre lo que es la guerra, las batallas, las estrategias, pero a lo mejor puedes empezar de una forma más sencilla y permitir que el niño haga preguntas, por ejemplo, de algo muy sencillo, y continua tratando de averiguar qué te parece esto o qué crees que ocurre, etcétera. Puede ayudar mucho dar explicaciones sencillas y hacer preguntas.
¿Qué técnicas podemos utilizar para fomentar una comunicación fértil con los niños?
Yo he adoptado un método que se llama el «ABC». «A» significa adaptativo, es decir, conocer y responder al temperamento, a la personalidad y al humor del niño y elegir el mejor momento y el mejor contexto para las conversaciones. Por ejemplo, podemos ir de paseo con ellos; a lo mejor les gusta más hablar mientras estamos paseando o en el coche, o sea, adaptarnos a la situación.La «B» tiene que ver con la bidireccionalidad, y se trata de buscar un equilibro entre la cantidad que hablamos nosotros, los adultos, y la cantidad que hablan los niños. No tiene por qué ser igual, pero sí que trataremos de buscar un equilibrio lo más amplio posible entre las aportaciones de adultos y niños.La «C» significa centradas en la criatura. Esto tiene que ver con tener conversaciones sobre lo que los niños tienen en la cabeza para saber qué les interesa o qué les preocupa. A veces, algo les llama la atención. Si seguimos tirando del hilo, vamos a encontrar que el niño se va a motivar, va a hacer preguntas y vamos a estar más alineados.
¿Cómo podemos manejar situaciones en las que el niño se muestra tímido o retraído al hablar?
Creo que algo que se debe recalcar es que los niños cambian mucho en cuanto a la comodidad que sienten a la hora de hablar. Depende mucho de la situación. A veces, por ejemplo, los niños parecen muy tímidos cuando están con un grupo de personas a las que no conocen. Debemos reconocer que cada niño es diferente. Podemos tener niños que son más tímidos cuando están con personas nuevas y hay otros niños que no tienen ninguna timidez, pero lo que tenemos que decir a los niños es que no tienen que encajar en un modelo.
No tenemos que decirles lo cómodos que tienen que estar cuando están con otras personas.
Con los niños a los que les cuesta más, podemos recalcar el hecho de buscar grupos más pequeños para empezar a hablar con ellos o pensar en estrategias que les resulten atractivas. Y estas estrategias pueden variar en función del niño. A lo mejor con algunos puede ser bueno: «voy a hablar con un amigo» o a lo mejor «voy a decirle un par de frases a un adulto que no conozco» o «voy a pedirle a un niño que no conozco a que juegue conmigo». Se trata de establecer pequeños objetivos. Eso, si nuestra idea es que el niño sea menos tímido o retraído.
¿Cuál es la importancia de escuchar activamente a los niños y responder a sus preguntas e inquietudes para fomentar su curiosidad?
La escucha activa es la base de toda nuestra comunicación con los niños. No podemos tener esta bidireccionalidad si no nos centramos en nuestra propia escucha activa y en cómo enseñar a los niños a hacerlo. La razón es que no podemos saber en qué está pensando un niño si no prestamos atención a lo que dice. Y, bueno, nos sorprenderíamos muchas veces.Muchas veces los adultos creemos saber lo que está pensando el niño y, en realidad, el niño está pensando algo totalmente diferente. Si no dedicamos el tiempo a averiguar qué es lo que están pensando, vamos a perdernos qué les interesa o qué les molesta o les perturba. Por ejemplo, un niño va a una fiesta de cumpleaños. Damos por supuesto que esto les apetece mucho y que les apetece ver regalos y celebrar. Pero a lo mejor el niño, por lo que sea, se siente mal, siente malestar. Entonces, con una escucha activa, tratando de entender cómo se siente, podemos ayudarles y responder a esa emoción. Eso le va a hacer que se sienta más bienvenido y más seguro en la comunicación, y también les va a ayudar a tener mayor conciencia de sí mismos si quieren cambiar esos sentimientos en un momento dado.
¿Cómo podemos utilizar el lenguaje no verbal para complementar nuestro mensaje y comunicarnos mejor con los niños?
Esto es importantísimo para niños de cualquier edad. No estamos hablando sólo de palabras, sino que estamos considerando la conversación como algo que incluye nuestro lenguaje corporal, el tocar, el silencio, etc. Estas cosas son muy importantes para los niños, sobre todo para los más pequeños, pero también para los de todas las edades. Podemos, a lo mejor, sentarnos a leer con ellos o podemos rodearlos con nuestro brazo si se sienten mal.
Son estos pequeños momentos los que permiten a los niños sentirse amados, confiados y bienvenidos dentro de una familia y dentro de la sociedad.
Esto es muy importante y, en muchas ocasiones, nos entramos demasiado en nuestras palabras, pero no prestamos atención a otras cosas que mostramos en nuestras conversaciones.Un pequeño consejo: aprovechar algunos momentos del día y dejar de lado toda la tecnología tanto para el niño como para nosotros; silenciar las notificaciones, sentarnos con los niños y simplemente estar juntos. De esta forma conseguiremos muchísima más información y oportunidades para conectar de una manera mucho más profunda.
¿Cómo podemos crear un clima de confianza para que los niños quieran contarnos sus cosas y reavivar una conversación?
Esto tiene que ver con sentar las bases, los cimientos. Para mí, conversar con los niños es como construir un edificio. Lo primero es construir los cimientos, es decir, establecer un tono en las casas, en las clases, en las guarderías, etc. Crear un ambiente en el que todo el mundo pueda compartir lo que siente sin que se avergüence por ello. Esto también tiene que ocurrir en las escuelas. En algunas escuelas los niños sienten vergüenza por equivocarse. Sin embargo, en otras escuelas, no es que se enorgullezcan, pero escuchan a sus profesores decirles que quieren que aprendan y que quieren que aprendan también de sus errores.
Cada vez que cometen un error, se habla de él.
Ese principio se puede llevar a las familias y se puede establecer un tono en el que cometer errores está bien: «vamos a hablar sobre ello y vamos a colaborar como familia». De esta forma, mostramos a nuestro hijo que estamos en el mismo equipo, que deseamos ayudarle con los problemas a los que se va a enfrentar y, además, también de cara al futuro, nos van a poder contar pequeñas cosas que ocurren en su día a día así como cosas mucho más importantes.
¿Qué estrategias podemos utilizar para ayudar a los niños a desarrollar habilidades de comunicación efectiva?
Lo primero sería enseñarles a escuchar, pero ¿cómo se hace? Hay varias formas. En primer lugar, hay que enseñar a los niños a sentarse, dejarles terminar y preguntarles cómo se sienten. Por ejemplo: «¿me puedes explicar esto un poco más?», «esto no lo he entendido muy bien», «esto no lo tengo muy claro», «¿era esto lo que querías decir?» Estas son algunas estrategias iniciales de escucha activa y además permiten que el niño tenga estrategias también de cara a resolver conflictos. Cosas como «creo que esta parte de tu argumento no me parece muy bien, ¿me lo puedes explicar un poco más? ¿de dónde lo has sacado?». De esta forma les estamos enseñando a discrepar de forma respetuosa y a tratar bien a una persona aunque no estén de acuerdo con ella. Más adelante, esto también les ayudará en la vida adulta.
¿Cómo podemos enseñar a los niños a expresar sus emociones y sentimientos de manera adecuada?
Todo empieza por mostrarles un modelo. Muchas veces pensamos que los niños no prestan atención a las conversaciones de los adultos, pero oyen y escuchan como nosotros hablamos de nuestras emociones y de las de otros. Empieza enfatizando el hecho de que no siempre tenemos que tener una actitud positiva o ser felices, que la experiencia humana tiene una gran variedad de emociones y que está bien sentirlas todas y está bien hablar de ellas. Por ejemplo, de una forma que sea entendible para los niños, les puedes contar que un día te sientes decepcionado o triste. Y también explicarle cómo lo superas. Entonces, cuando el niño se sienta así, va a decir: «esto está bien, porque mi padre o mi madre también se ha sentido así e intenta superarlo». Creo que de esta forma se traslada un mensaje muy importante: si se sienten así, es normal y pueden hablar de ello. Si eso lo podemos establecer como una dinámica cultural dentro de la familia, vamos a tener mucha menos tendencia a ocultar las emociones.
¿De qué manera podemos utilizar el arte y la creatividad para fomentar una comunicación más lúdica y significativa con los niños?
Este tema me toca muy de cerca porque yo escribo poesía y ficción. Me gusta escribir historias y cuentos con mi hija. De hecho, colaboramos en algunos relatos. Creo que lo más importante en este sentido es que los niños tienen un montón de ideas lúdicas y creativas que tenemos que desvelar y fomentar.
No tenemos que hacer que los niños sean lúdicos, sino simplemente fomentar esa creatividad que llevan dentro.
¿Y cómo se hace? Buscando tiempo para sentarnos con ellos y tener nuestros materiales artísticos a mano. Te sorprendería ver que con simplemente teniendo cerca post-its o cuadernos podemos crear momentos de creatividad de forma mucho más fácil. Entonces, crear un espacio para esa creatividad en nuestra vida diaria es de gran ayuda. Y también utilizar nuestro tiempo juntos para jugar de forma creativa y hablar de lo que estamos haciendo de una forma divertida y colaborativa. Esto también fomenta la creatividad en estos pequeños momentos.Podemos, por ejemplo, empezar dibujando o algo en un post-it y decirle a nuestro hijo: «venga, añádele algo más al post-it». Vamos a empezar con una línea y a lo mejor acabamos dibujando un edificio. Este trabajo colaborativo te va a permitir ver en tan sólo unos minutos qué tipo de colaboración tenéis y cómo se va a replicar en otros aspectos de la vida.
Marisol Nuevo Espín
Te puede interesar:
– El refuerzo positivo y los elogios
– La escucha activa: ¿qué significa el gesto de ponerse a la altura de los niños