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El «payaso de la clase», ¿qué hay detrás de ese comportamiento?

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La búsqueda de protagonismo puede hacer que muchos niños se conviertan en payaso

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Cuando hay risas a todos nos gusta participar. Pasar un buen rato en este ambiente lanzando carcajadas al aire es algo que a nadie le gusta eludir, por ello una persona que sea capaz de conseguir hacer reír al resto es alguien muy bien valorado. Pero, ¿dónde está el límite entre aquel que busca divertir a quienes los rodean y los que quieren buscar protagonismo?

Un ejemplo de esta última clase de personas son los «payasos de la clase«, niños que siempre buscan hacer reír a sus compañeros a cualquier precio, aunque esto suponga dejarse en ridículo. Una búsqueda de protagonismo a partir de estas bromas que encierra un comportamiento con el que se trata de ser aceptado en el círculo o simplemente dar rienda suelta a su nervioso.

Reclamando la atención de los demás

Los expertos de la Fundación Understood, dedicada a las dificultades de aprendizaje y atención, explican que un ejemplo claro de «payasos de la clase» que reclaman miradas son, en ocasiones, los niños con Trastorno de Déficit de Atención, TDAH. Estos menores encuentran una forma de convertirse en el centro de su grupo a través de comentarios divertidos y otras bromas.

Al mismo tiempo, ser el «payaso de la clase» también puede ser una forma de ocultar estos trastornos. Estos niños pueden desviar la atención de sus compañeros con comportamientos como los siguientes:

– Usar calcetines muy llamativos u otras prendas que destaquen.

– Responder siempre con una broma si le hacen una pregunta y no mantener conversaciones serias

– Entrar las habitaciones donde están sus compañeros de forma estruendosa y con algún chascarrillo escuchado en televisión.

– No tener problema en dejarse en ridículo con tal de conseguir hacer reír a los compañeros.

Cómo ayudar a los niños que solo quieren llamar la atención

Los padres pueden ayudar a sus hijos a superar estas actitudes y a dejar de necesitar tantas atenciones para sentirse realizados. Estos son alguno consejos para este fin:

– Elogiar la gracia, pero poniendo límites. Ser gracioso no es algo malo, sin embargo hay que marcar límites para evitar que esta actitud se convierta en algo malo.

– Potenciar otras habilidades. Ser el payaso de la clase en ocasiones es la única forma que encuentran los niños de encajar y encontrar un lugar en el grupo. Potenciando otras habilidades, los menores podrán encontrar otras formas de encajar con el resto.

– Hablar con los profesores. Quizás el niño sólo se comporte así en el colegio, por lo que hablar con el personal docente puede arrojar algo de luz al asunto y poner en conocimiento de los padres actitudes que estos desconocían.

– Reforzar su autoestima. El niño a quien no le importe quedar en ridículo con tal de ser el centro de atención arrastra un grave problema de autoestima. Reforzar la idea de que valen tanto o más que el resto puede ayudarles a sentirse bien con ellos mismos.

Damián Montero

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