Si cuando llegas a casa de trabajar, ves todo el salón desordenado, y crees que te va a dar algo, ¡tranquila! es el momento de educar a tus hijos en el orden. ¿Cómo? Paso a paso. Hay que aprovechar sus momentos sensitivos para encuentren la necesaria motivación para colocar cada cosa en su lugar.
Ordenar no es lo mismo que recoger. Recoger es meter todas las cosas a lo bruto al final del día en un par de baúles o cajones sin un método lógico. Ordenar es buscar un lugar correspondiente para cada cosa. Y esto es precisamente la idea que debemos transmitir a los niños desde los dos años de edad y hasta los 10. Cuando cada cosa tiene su lugar y se coloca en él después de haberla usado, cuando quereremos volver a buscarla, la encontraremos.
Seguro que te suena la siguiente situación: «la madre de la pequeña Marta, se desespera de nuevo. Le ha explicado muchas veces que las cosas deben estar ordenadas, que después de jugar hay que colocar los juguetes en su sitio. Pero parece que no se entera. Su habitación está de nuevo manga por hombro. «¡Ordena tu cuarto ahora mismo!», le dice enfadada y gritando«. Pero, ¿ha intentado educarla en el orden a través del juego y actos repetitivos?
Cómo relacionar el orden de las cosas con su lugar correspondiente
Enseñar a ordenar con lógica es lo que mejor funciona a la hora de trasladar esta idea a los niños. El sistema de la lógica es el que mejor entienden ellos y luego el que mejor recuerdan. ¿Por qué? A los niños les encantan las repeticiones y esta es la clave para educar en el orden a los niños. Igual que se esconden casi siempre en el mismo sitio cuando jugamos al escondite o nos piden muchas veces que les leamos el mismo cuento, las repeticiones para educar en el orden, también les gustan. Aquí tienes algunos ejemplos para enseñar a tus hijos a ser ordenados:
1. Juguetes. Cada tipo de juguetes tiene su sitio: todos coches en un baúl rojo; las construcciones en sus botes; los cacharritos de la cocina en un baúl amarillo…
2. Ropa. A estas edades, podemos ordenar su ropa ayudados por ellos. Ellos pueden opinar y nosotros guiar y enseñar. Así serán conscientes de que su ropa también tiene un orden lógico. Primero, colgamos los pantalones, al lado las camisas, después los vestidos y las faldas. En una balda las camisetas, en la otra los jerseys, etc..
3. Colores. Por ejemplo, los lápices. Es bueno que se acostumbren a meterlos en la caja, ordenados por colores. Disfrutarán con ello.
4. Libros. Ordenar con ellos la estantería siguiendo un orden lógico es de gran ayuda para futuras consultan. Conviene enseñarles a colocar los libros según tamaño, colección, etc., y que sean ellos los que decidan cómo hacerlo, según la edad, es decir, más abajo o arriba de la entantería según el uso que le vayan a dar.
5. Lectura de cuentos. Tamibén podemos enseñarles la lógica del orden y el sentido que tiene tener las cosas ordenadas a través de cuentos leídos o inventados, donde podamos hacerles ver el valor del orden.
6. Cadenas de sucesos. Son muy eficaces con los niños pequeños, las acciones repetitivas, constantes y sistemáticas, con un orden prefijado, como por ejemplo, antes de acostarse: recoger y ordenar la habitación, los juegos, los libros… bañarse; ropa sucia: en el cesto; cenar, lavarse los dientes, leer o que le lean, dar un beso a papá y a mamá, rezar y apagar las luces.
7. Horario. Desde que son bebés, se puede intentar dar cierta regularidad a los horarios de comida, a las horas de sueño, a los paseos, necesidades fisiológicas, etc. Tener un orden en el horario le proporciona seguridad: saben qué viene después. Crea rutinas y las rutinas, hábitos.
Consejos para motivar a los niños a ordenar
– Alaba siempre a tu hijo. Hazle ver que os sentís orgullosos de que sea cada vez más ordenado. ¡Juega y ríe con él! Pero sin dejar de exigir en el orden.
– No te obsesiones por el orden hasta tal punto que te produzca ansiedad y que estés continuamente persiguiendo a tu hijo. Basta con dedicar un tiempo, por ejemplo, antes o después del baño de la tarde.
– Si de pequeño le enseñas a ordenar el cuarto, de mayor sabrá organizar su vida.» Recuerda que también tu hijo te debe ver que también tienes tus cosas ordenadas.
– No se llama orden cuando le recoges tú las cosas, o cuando se recogen las cosas al azar para quitarlas de la vista, sin colocarlas en el sitio que corresponde a cada uno.
– Es bueno pedir a tu hijo que te ayude a ordenar o recoger en casa: la cocina, el lavaplatos, el cuarto de baño, los almohadones de los sillones etc..
Cada vez que tu hijo por propia iniciativa haya ordenado (o al menos intentado) sus juguetes, los libros, los colores, le podremos un pegatina de color en la frente, o bien, en una cartulina de papel. Al final de la semana haremos recuento. Si consideramos que ha ordenado más veces que menos, podrá recibir un pequeño premio: un postre, una actividad etc…
Marisol Nuevo Espín
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