El sueño en los niños es fundamental, y sobre todo en sus primeros años de vida. Los niños de hasta cuatro años necesitan dormir siesta y, más aún, descansar por la noche. Algo que puede verse alterado si tiene malos sueños, muy comunes en niños de hasta cuatro años. ¿Qué se debe hacer, y qué no, cuando nuestro hijo tiene terrores nocturnos o pesadillas?
Lo más importante para que nuestro hijo descanse por la noche es, tal y como explica el doctor Víctor Soto, coordinador del Grupo de Trabajo de Trastornos del Sueño de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica, el mantenimiento de una rutina a la hora de dormir: que nuestro pequeño se acueste, se levante y se eche la siesta todos los días a la misma hora. También influye, por ejemplo, si el niño ha hecho ejercicio (o jugado corriendo, por ejemplo) antes de acostarse: esto le activará y le hará más difícil dormir y descansar.
Pero, ¿qué pasa si mi hijo se despierta en mitad de la noche con pesadillas? ¿Y si tiene terrores nocturnos? Lo primero que hay que tener en cuenta aquí es que no son lo mismo: mientras que las pesadillas provocan que tu hijo se despierte por la noche con miedo, durante los terrores nocturnos el pequeño sigue dormido y al día siguiente no recuerda absolutamente nada.
Los terrores nocturnos de los niños
Los terrores nocturnos son muy frecuentes en niños de entre tres y cuatro años y se van pasando con el tiempo. Lo que no hay que hacer nunca en estos casos es alarmarse ya que, aunque parezca que el niño lo está pasando muy mal, lo cierto es que sigue dormido.
Estos terrores nocturnos, que se suelen dar al principio de la noche, son «un sueño que se expresa», es decir, cuando dormimos el cerebro sigue funcionando pero nuestro cuerpo está parado; lo que ocurre durante los terrores nocturnos es que el cuerpo «vive lo que está soñando«. «Es como un contenido de sueño muy terrorífico y parece que el niño lo está pasando muy mal, pero está dormido», explica el pediatra.
Por ello, en estas ocasiones tan sólo hay que actuar como si se tratara de un sonámbulo: acuéstale tranquilamente y que siga dormido. No lo despiertes (se desorientará) ni, al día siguiente, le digas nada: no se acordará y esto puede generar angustia.
Las pesadillas y despertares nocturnos de los niños
Ahora bien, si tu hijo se despierta en mitad de la noche, va a tu cama y te dice que tiene miedo porque hay un mounstruo, ahí sí estamos hablando de que una pesadilla le ha despertado, por lo que al día siguiente el pequeño será capaz de recordar el episodio.
En estas ocasiones, las madres tendemos a pensar que lo mejor es que nuestro hijo se acueste con nosotros o nosotras en su cama, pero esto es lo último que se debe hacer. Según explica el doctor, si te acuestas con él acabarás creándole una dependencia hacia ti: «cada vez que el niño tenga una pesadilla, te vas a tener que meter en su cama para que se le pase», asegura el pediatra, al tiempo que añade que esto sería romperle el hábito de sueño adecuado.
Si tu hijo ya sabe dormir solo, después de la pesadilla tiene que dormirse solo otra vez. Por ello, en estos casos lo importante es acompañarle y tranquilizarle, pero siempre dejar que se duerma él solo en su cama.
Las pesadillas son algo muy frecuente en niños de tres o cuatro años, por lo que hay que tomárselas con normalidad y sólo estar atentas: si ves que tu hijo se despierta varias veces en la noche durante varios días, habría que ir al especialista, pues esto no es común. Asimismo, es bueno evitar factores estresantes (juegos de saltos o carreras, películas de miedo, etc.) antes de que se acueste, pues esto propicia la aparición de pesadillas y la falta de descanso.
Ángela R. Bonachera