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Cómo organizar el tiempo de los niños al salir de clase

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Cuando los niños regresan del colegio, empieza el bullicio de todas las tardes con sus juegos, meriendas, baños y cenas. Como niños que son, se mueren de ganas por llegar a casa y dedicarse a sus juegos favoritos, es su forma de descansar. Sin embargo, al salir de clase, organizar el tiempo de los niños de tres a seis años es esencial para que se adapte poco a poco a un horario que le permita distribuir su tiempo de la mejor manera, tanto para él como para nosotros.

Consejos para organizar el tiempo de los niños al salir de clase

1.  Regula los horarios de sueño. La mejor manera es que el niño asocie al sueño una serie de actos rutinarios. Por ejemplo: ponerse el pijama, leer un cuento, un beso y apagar las luces. Y, sobre todo, que tenga claro que en ese momento toca dormir y no jugar.

2.  Motívale para cumplir con sus deberes por las tardes. Tenemos que ser conscientes de que a los niños de entre 3 y 6 años les va a ser muy difícil seguir un horario, porque para empezar, es bastante probable que todavía no sepa leer las horas y que su noción del tiempo sea bastante inmadura.

3.  Compatibliza su horario con el tuyo. El horario que pensemos para nuestro hijo también tiene que ser pensado para nosotros: probablemente tengamos que ayudarle con los deberes, el baño u otras actividades, por lo que hemos de compatibilizar su horario con el nuestro.

4.  Realiza la misma rutina para el baño y la cena a diario. Es probable que se resista a bañarse o a irse a dormir, ya que preferirá jugar. Podemos hacerle ver que si se baña cuando se lo pidamos, después va a tener mucho tiempo libre para sus juegos, y si se va pronto a la cama, podrá dormir más. Es recomendable que le mostremos las ventajas de funcionar con cierto orden.

5.  Crea hábitos con los horarios. Para que el niño vaya asentando hábitos, es importante que realice sus tareas y actividades a la misma hora y en el mismo sitio. Es bueno, por ejemplo, que asocien que todos los días, después de la merienda, toca hacer deberes. Y también es importante que estas costumbres se mantengan en verano, para que no les afecte el desorden al empezar el curso.

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Tiempo para hacer los deberes del colegio

A partir de los cuatro años, el niño comienza su etapa preescolar. Esto supone para él un cambio considerable, ya que pasa a someterse a un horario y orden académico, aunque todavía no lleva una disciplina de estudiante. Sobre todo, comienza ya a trabajar; y es ahora cuando podemos empezar a educarles en el trabajo y lo que significa. Para ello, es bueno que se acostumbre a hacer deberes todos los días.

Cuando hablamos de hacer deberes, hay que puntualizar: no se trata de amargar la vida al niño ni de tenerlo atado a la silla durante toda la tarde, sino, simplemente, de que se vaya acostumbrando a asumir responsabilidades y trabajar un poco todos los días. De nuevo la motivación vuelve a ser necesaria, hablando con él y haciéndole ver que ya es mayor y por lo tanto, tiene que empezar a hacer cosas de mayor, como es trabajar un poquito todos los días. Cuanto antes afiancen este hábito, mejor les irá en el futuro como estudiantes.

Las tareas que les podemos mandar en ese tiempo serán muy sencillas y lúdicas, de modo que no generemos un rechazo hacia ellas. Si se le motiva de la forma adecuada, ese tiempo que dedican a «sus deberes» puede convertirse en algo relajante e incluso entretenido. Hay que añadir que en esta etapa tenemos que estar con él para que realice sus pequeñas responsabilidades, ya que el pequeño no tiene noción del tiempo: se quedaría horas en la bañera jugando con sus barcos de juguete, tardaría mucho en merendar y se iría lo más tarde posible a dormir. Por eso los padres tenemos que llevar el control del tiempo y ayudarle cuando haga falta.

Si no le ponen deberes en el colegio, podemos comprarle algunos cuadernos de actividades para niños que encontraremos en cualquier librería o papelería. Se trata de cuadernillos de carácter lúdico que ayudan a desarrollar la inteligencia, y con los que pueden entretenerse coloreando, poniendo pegatinas, etc. Así, además de fomentar su ingenio, asumirán poco a poco el hábito de sentarse a trabajar con «papel y lápices».

Tiempo para jugar al salir de clase

Jugando, el niño se recrea en su mundo y desarrolla su imaginación, algo tan necesario para él como ir aprendiendo a realizar tareas que le enseñen a desenvolverse por sí mismo. Por eso, hemos de respetar su tiempo de «ocio», incluso ser partícipes de sus juegos.

La televisión, mejor no

Para los padres, es una tentación dejarle con la televisión puesta para tenerlo quieto y callado mientras nos dedicamos a nuestras cosas, pero no es una buena solución. La televisión exige moderación en su uso cuando hablamos de niños pequeños, ya que los contenidos con los que se pueden encontrar no sean del todo adecuados para ellos, además de hacerles perder el tiempo en lugar de fomentar otros puntos importantes para su desarrollo.

Por este motivo, es preferible que los padres hagamos un esfuerzo por proponer formas activas de entretenimiento (no pasivas, como es la televisión) al pequeño. Éstas pueden ser muy variadas, como dejarle con materiales variados para manualidades (arcilla, plastilina, cartones, etc.), proponerle que nos haga dibujos, facilitarle cuentos para que se recree tanto en las historias como en las ilustraciones, o simplemente, dejarle con sus juguetes favoritos. Con sus hermanos, además, tendrá la diversión asegurada. Y la televisión, mejor dejarla para momentos concretos como algún rato durante el fin de semana y bajo nuestra supervisión.

Conchita Requero
Asesor: Pablo Garrido Gil. Licenciado en Filología Clásica, Master y asesor del IEEE.

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